
El intento de conciliación judicial entre el ministro del Interior de Colombia Armando Benedetti y cinco congresistas acusadas de injuria y calumnia concluyó sin acuerdo, en medio de un ambiente marcado por acusaciones de violencia de género y debates sobre la libertad de expresión.
La audiencia, celebrada el lunes 25 de agosto en el despacho del magistrado Marco Antonio Rueda, no logró acercar posiciones entre las partes, lo que deja abierto el proceso judicial y mantiene la tensión política en el Congreso.
El encuentro, convocado por la Sala de Instrucción, tenía como objetivo explorar la posibilidad de una retractación por parte de las representantes Lina Garrido, Catherine Juvinao, Katherine Miranda, Julia Miranda y Marelen Castillo, quienes han señalado públicamente a Benedetti por presuntos actos de violencia de género.
Ante la falta de acuerdo, la indagación judicial continuará, mientras las congresistas reiteraron su negativa a retractarse y defendieron su derecho a cuestionar a funcionarios públicos.
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Medios de comunicación registraron la decisión de las congresistas.
Gloria Miranda expuso que “todas decidimos reiterar y no conciliar, porque seguimos pensando que el gobierno que equivocó al nombrar un interlocutor del Congreso a una persona cuestionada, con investigaciones, con denuncias por maltrato a la mujer y que así lo ha confesado públicamente”.
La representante Catherine Juvinao también aprovechó el espacio mediático para acentuar su opinión.
“Rechazamos categóricamente que el señor Armando Benedetti esté instrumentalizando la justicia para acosar, hostigar e intimidar a las mujeres congresistas que estamos elevando nuestra voz”.
Acusaciones de violencia de género y defensa de la libertad de expresión
La denuncia presentada por Benedetti se fundamenta en declaraciones de las congresistas que, según el ministro, afectan su honra y reputación.
Las representantes, por su parte, sostienen que sus pronunciamientos forman parte de su labor de control político y de la defensa de los derechos de las mujeres.
En la misma línea, Marelen Castillo afirmó que no existe motivo para retractarse de sus declaraciones. “No hay nada de qué retractarnos. Lo que dice la carta es la realidad. Nosotras tenemos derecho a la libre expresión. Nos expresamos frente a lo que no estamos de acuerdo, no nos retractamos, velamos por los derechos de las mujeres“, manifestó la representante, subrayando la importancia de la libertad de expresión en el ejercicio parlamentario.
Por su parte, Armando Benedetti defendió su decisión de acudir a la Corte Suprema de Justicia, argumentando que busca ejercer su derecho de defensa ante lo que considera acusaciones infundadas.
“Me tratan de agresor de mujeres y no hay ningún hecho para que digan eso, no hay ningún argumento, no hay ninguna prueba, no hay ninguna imagen, no existe nada de eso, solamente caracterizaciones que me han hecho enemigos y ellas lo repiten”, declaró el ministro, rechazando las imputaciones en su contra.
Origen del conflicto y antecedentes políticos
El trasfondo de este enfrentamiento se remonta a la instalación del Congreso el 20 de Julio, cuando Lina María Garrido, representante del partido Cambio Radical, utilizó su derecho a réplica para responder al extenso discurso del presidente Gustavo Petro.
Durante su intervención, Garrido lanzó críticas directas tanto al mandatario como a Benedetti, lo que generó una ola de reacciones en redes sociales y en el ámbito político.
El ministro, en respuesta, publicó un mensaje en la red social X en el que descalificó a la congresista y defendió la gestión del Gobierno, lo que intensificó la controversia.
La confrontación escaló cuando Garrido acusó públicamente a Benedetti de ser “drogadicto y agresor de mujeres”, y mencionó un supuesto incidente en un hotel de Madrid, España, en el que el ministro habría agredido a su esposa.
Aunque la pareja de Benedetti negó posteriormente estos hechos, el señalamiento sirvió de base para la denuncia penal por injuria y calumnia presentada por el ministro.
La disputa se trasladó a las redes sociales, donde ambos intercambiaron mensajes y la representante responsabilizó al presidente Petro de cualquier consecuencia derivada de su postura crítica.

El episodio en Madrid, al que hizo referencia Garrido, se relaciona con denuncias previas sobre un presunto altercado entre Benedetti y su esposa, Adelina Guerrero Covo.
Según testimonios, el ministro habría incurrido en agresiones verbales y físicas, aunque su pareja desmintió tales acusaciones.
Este incidente, aunque no confirmado judicialmente, ha sido utilizado por las congresistas para sustentar sus cuestionamientos y por Benedetti como argumento para defender su honor ante la justicia.
En medio de este clima de confrontación, la representante Garrido, tras la fallida conciliación, reiteró su desafío al ministro y advirtió sobre las posibles consecuencias de su postura, en un contexto donde la polarización política y la defensa de los derechos de las mujeres continúan marcando la agenda legislativa.
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