El Centro de Bioética de Venezuela alertó sobre “grandes riesgos” para quienes participen en las pruebas de las vacunas cubanas contra el COVID-19

El organismo sostiene que la infraestructura tecnológica del país isleño “se encuentra obsoleta y no existe información confiable sobre los resultados de las fases de prueba 1 y 2″

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Vista de un cartel sobre la vacuna Soberana II contra el COVID-19, junto a una bandera cubana en el Instituto Finlay, en La Habana (Cuba). EFE/ Yamil Lage/Archivo
Vista de un cartel sobre la vacuna Soberana II contra el COVID-19, junto a una bandera cubana en el Instituto Finlay, en La Habana (Cuba). EFE/ Yamil Lage/Archivo

El Centro Nacional de Bioética de Venezuela (CENABI) advirtió sobre los “grandes riesgos” a los que se enfrentan quienes participen en las pruebas de las vacunas cubanas contra el coronavirus. A través de un comunicado, indicó que respalda el pronunciamiento de la Academia Nacional de Medicina, en el que cuestionóla aplicación experimental a nuestra población, de dos ‘candidatos a vacuna’ contra el COVID-19, denominados Soberana 02 y Abdala, elaborados en Cuba”.

“La infraestructura tecnológica de ese país se encuentra actualmente obsoleta y no existe información confiable sobre los resultados de las fases de prueba 1 y 2, que demuestren la capacidad inmunogénica del producto. La fase 3 a la que se pretende incorporar a nuestro país, busca evaluar la eficacia y seguridad del producto y supone la administración de placebo (un sustituto inerte del ‘candidato a vacuna’) en cerca de la mitad de las personas incluidas en el estudio”, afirma el CENABI.

Luego advirtió que la población que participa en estos estudios “se enfrenta a grandes riesgos e incertidumbres, como: si el producto es efectivo, si le causará algún daño, si le correspondió el placebo, por lo que participar deber ser un acto voluntario y libre y el sujeto debe dar su autorización, firmando un documento de Consentimiento Informado”.

El dictador Nicolás Maduro se vacunó con la rusa Sputnik V (Reuters)
El dictador Nicolás Maduro se vacunó con la rusa Sputnik V (Reuters)

Por otra parte, sigue el texto, “debe existir un protocolo de investigación que contenga el basamento científico del producto, los procedimientos y estrategias que se utilizarán para su planificación y el compromiso de atención y reparación ante posibles daños que sufran los participantes”.

El CENABI subraya que la población venezolana “sometida, desinformada, con un sistema de salud colapsado y con pocas perspectivas de recibir otra forma de vacunas de eficacia reconocida, es extremadamente vulnerable y difícilmente asumirá el riesgo de negarse a participar de este ensayo”.

Por último, afirmó que “el repunte que está experimentando la enfermedad por COVID-19 en una población en emergencia humanitaria compleja, no da cabida a ensayos de productos que no cuentan con una sólida base científica, como ocurre con estos ‘candidatos a vacuna’, el carvativir, el dióxido de cloro y otros productos impuestos por autoridades gubernamentales”.

Este es más bien el momento de llegar a acuerdos entre todos los sectores políticos y los científicos expertos en el área, para acceder a un número suficiente de vacunas de probada eficacia y seguridad, que logren frenar la difusión de este peligroso virus y la mortalidad y el daño que está ocasionando al sufrido pueblo venezolano”, concluyó.

El comunicado del Centro de Bioética de Venezuela
El comunicado del Centro de Bioética de Venezuela

La advertencia de la Academia de Medicina de Venezuela

La Academia de Medicina de Venezuela mostró su preocupación al anuncio del dictador Nicolás Maduro de la llegada de 60.000 dosis de Cuba para una fase de ensayos clínicos contra el coronavirus, ya que las pruebas de candidatos a vacunas en las que participe el país deben garantizar el respeto a criterios éticos y científicos, alertó en un comunicado.

En abril comenzarán las pruebas experimentales de Soberana 02 y Abdala, las candidatas a vacunas producidas en Cuba. “Las vacunas son productos cuya seguridad y eficacia han sido demostradas en pruebas de fase 3 generalmente conducidas en voluntarios humanos en el país de origen de la vacuna. Los candidatos a vacunas son productos experimentales con seguridad y eficacia a determinar”, dijo la academia.

En una alocución televisada, el dictador chavista anunció que 30.000 unidades de cada una de estas vacunas llegarán al país para ser aplicadas en la tercera y última fase de ensayos, tal como ocurrió con la rusa Sputnik V, que escogió a Venezuela como el primer país de América para sus estudios.

Los candidatos a vacunas Soberana 02 y Abdala son productos experimentales que apenas han comenzado a evaluarse en Cuba. Lo poco que se sabe es por noticias periodísticas emanadas de la isla. Dichos productos, aunque se basan en el mismo concepto que se ha usado en otras vacunas exitosas contra la COVID (inducción de inmunidad contra la proteína de la superficie del virus), utilizan metodologías antiguas que no han sido probadas en el caso de la COVID-19″, advirtió la Academia de Medicina de Venezuela.

Venezolanos con barbijo en Caracas (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)
Venezolanos con barbijo en Caracas (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

Las pruebas experimentales de Soberana 02 y Abdala comenzaron a probarse en marzo en Cuba en cerca de 44.000 voluntarios cada producto. Las experimentaciones de la fase 3 durarían hasta mediados de junio en la isla caribeña.

“Este tipo de prueba de fase 3 requiere que cerca de la mitad de los voluntarios reciba la vacuna y la otra mitad reciba una inyección placebo, para así poder concluir que la vacuna es segura y efectiva. Aunque dichos productos están listados en la base de datos de la Organización Mundial de la Salud, la información es incompleta o no accesible. Por ejemplo, no se conocen los resultados de la fase 1-2 que nos dirían si los productos son capaces de inducir en humanos un nivel y calidad de anticuerpos que pueda conferir protección contra el virus”, explicó la organización.

En un comunicado previo, la Academia de Medicina recalcó que es de “especial importancia” asegurar “que la ciudadanía no confunda el acceso a una vacuna de reconocida seguridad y eficacia, con participar como voluntario en una fase experimental de un candidato a vacuna”.

“La conducción en paralelo de ambas actividades puede crear confusión y poner en peligro la efectividad de un Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19”, subrayaron.

La Academia dijo que la dictadura chavista “en vez de participar en pruebas de productos experimentales con características desconocidas”, debe proveer al país de vacunas reconocidas por su seguridad y eficacia.

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