No soy piloto, pero acabo de volar un helicóptero sobre California

Las nuevas tecnologías, unos cuantos iPads y un rápido tutorial pueden ayudar a cualquiera a actuar como un comandante. Tratar con el control del tráfico aéreo es otra cosa

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Mark Groden, CEO de la compañía Skyryse (Ryan Young/The New York Times)
Mark Groden, CEO de la compañía Skyryse (Ryan Young/The New York Times)

Hace poco, en una tarde de miércoles, volé en helicóptero sobre el condado de Ventura, al norte de Los Ángeles.

Despegué de un pequeño aeropuerto, ascendí a unos 3.000 metros y viré bruscamente hacia las colinas ubicadas a lo largo del este de Camarillo. Siguiendo un canal que serpenteaba por los huertos de naranjos, aceleré a través del valle, antes de dar un rodeo y regresar al aeropuerto. Dejé el helicóptero en vuelo estacionario y aterricé suavemente al final de una pista de concreto.

El vuelo fue corto pero extraordinario. Sobre todo porque no soy un piloto.

El helicóptero estaba equipado con una nueva tecnología que fue desarrollada para simplificar y automatizar la operación de los aviones de pasajeros. Volé usando dos iPad y un control instalado en la cabina. Podía despegar, girar, acelerar, ascender, descender, flotar y aterrizar con un toque de la pantalla o un giro del mando, como sucede cuando se vuela en el espacio digital de un videojuego.

El sistema, llamado FlightOS, ofrece un vistazo al futuro de los vuelos. Skyryse, la empresa emergente del sur de California que diseñó FlightOS, dijo que estaba trabajando con los principales fabricantes de aviones para implementar esa tecnología en todo, desde helicópteros hasta pequeños jets. Otras empresas como Sikorsky, la célebre marca de helicópteros que es una subsidiaria de Lockheed Martin, están diseñando una tecnología similar.

Vuelo de prueba del reportero Cade Metz piloteando el helicóptero
Vuelo de prueba del reportero Cade Metz piloteando el helicóptero

Algunos fabricantes dicen que, a la larga, eliminarán al piloto de la cabina, y automatizarán por completo sus aviones mientras implementan muchas de las mismas técnicas que han sido desarrolladas para los vehículos autónomos. Pero esos autos todavía están muy lejos de la realidad cotidiana, al igual que los aviones autónomos. La mayoría de los expertos cree que los sistemas automatizados requerirán la supervisión de los pilotos durante los próximos años, tal vez por una década o más.

Skyryse, una empresa de 50 personas que ha sido respaldada por un financiamiento de 250 millones de dólares, pasó años desarrollando y probando un sistema que pudiera volar por sí solo, utilizando cámaras, radares y otros sensores para rastrear y responder a los alrededores de una aeronave en vuelo. Muchos expertos creen que este tipo de sistema se puede perfeccionar con más facilidad que la tecnología de los vehículos autónomos, porque hay menos tráfico y otras actividades en las rutas aéreas. Sin embargo, la compañía se ha dado cuenta de que es poco probable que, a corto plazo, los reguladores aprueben los vuelos autónomos.

En cambio, Skyryse y empresas similares están presionando para que se establezca un compromiso. “Podemos construir un avión autónomo y volarlo”, dijo Mark Groden, director ejecutivo de Skyryse. “Pero un ser humano aún debe ser el máximo responsable de la toma de decisiones”.

Con el respaldo de miles de millones de dólares en fondos, varias empresas emergentes están construyendo lo que comúnmente se denomina como “autos voladores”. Al igual que los helicópteros, estos vehículos pueden despegar y aterrizar sin pista. A diferencia de los aviones actuales, son completamente eléctricos. Muchos creen que estas naves pueden proporcionar una forma más rápida, económica y ecológica de desplazarse por las zonas urbanas.

Dos iPads con el sistema de vuelo (Ryan Young/The New York Times)
Dos iPads con el sistema de vuelo (Ryan Young/The New York Times)

No obstante, esto requerirá muchos más pilotos que los 360.000 que vuelan en la actualidad. Un estudio de McKinsey estima que el número podría ascender a 590.000 durante la próxima década, a medida que se desplieguen nuevos tipos de aviones en las ciudades estadounidenses.

Aunque algunos fabricantes de autos voladores dicen que sus productos volarán sin pilotos, la mayoría de los expertos creen que es poco probable que los reguladores aprueben el vuelo autónomo antes del final de la década, cuando menos.

“Tenemos muchos de los componentes básicos necesarios para automatizar los vuelos”, dijo Ian Villa, director de producto de la compañía de aviones eléctricos Whisper Aero y exdirector de estrategia del proyecto de aviones eléctricos de Uber. “La verdadera pregunta es si eso realmente puede salir al mercado”.

Groden espera responder a esa necesidad con FlightOS, un sistema diseñado para una amplia variedad de aviones incluidos helicópteros, jets y autos voladores. Esta tecnología, que costará a los fabricantes decenas de miles de dólares, se integrará en aviones multimillonarios.

El prototipo original de Skyryse Flight OS system
El prototipo original de Skyryse Flight OS system

Al agregar la automatización a la operación de estos aviones, Groden y su compañía pueden expandir el grupo de pilotos disponibles. Si volar es más fácil y seguro, los principiantes pueden aprender las habilidades con mucha más rapidez. Y si un sistema como FlightOS se usa de manera generalizada, los pilotos experimentados pronto podrían dominar los nuevos tipos de aeronaves. Pero incluso esa posibilidad no ha recibido la aprobación de los reguladores todavía y es posible que eso no suceda sino hasta dentro de varios años.

No soy aficionado a los videojuegos, y mucho menos un piloto. Pero aprendí los conceptos básicos del sistema Skyryse en unos 15 minutos mientras estaba sentado en un hangar en el aeropuerto de Camarillo. Después de otros 15 minutos, estaba sentado en el asiento del piloto de un elegante helicóptero negro.

Volar un helicóptero de 1130 kilogramos desde un iPad fue estimulante, divertido y un poco estresante. Durante un vuelo de 30 minutos, mi mayor problema fue el fuerte resplandor del sol del sur de California en el iPad y, en otras ocasiones, el reflejo en mis anteojos.

Sin embargo, mientras volaba siempre tuve a un piloto con licencia a mi lado. Me guio durante el vuelo y, en general, me mantuvo bajo control. En un momento, giré hacia el este y doblé el mando con demasiada confianza. El piloto se acercó, agarró el control y corrigió el rumbo.

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La nueva tecnología requiere más de 15 minutos de entrenamiento. Aunque podía girar, zigzaguear y ascender, no podía manejar la comunicación por radio con los controladores de tráfico aéreo durante el despegue y el aterrizaje, y necesité ayuda para establecer un rumbo a través del valle. Aprender esas tareas puede, en última instancia, ser más intimidante y más difícil que pilotear el avión.

Aún se necesita a alguien con capacitación en los protocolos de comunicación, y que sepa determinar la velocidad y la elevación para volar, y dónde no es seguro operar el sistema”, dijo Jessica Rajkowski, directora de inteligencia artificial y sistemas autónomos de Mitre, una organización sin fines de lucro que administra un centro de investigación y desarrollo para la Administración Federal de Aviación.

El viaje en helicóptero fue un recordatorio de que la inteligencia artificial está en pleno desarrollo. Incluso las tecnologías más avanzadas, desde los chatbots hasta la robótica, funcionan mejor con los humanos, no sucede lo mismo cuando los suplantan.

Skyryse espera mejorar su tecnología en los próximos años, automatizando aún más la operación de las aeronaves de manera que se reduzca la dependencia de los controladores de tráfico aéreo y la experiencia de pilotaje. El objetivo no es el vuelo autónomo. Gracias, en gran medida, a las enormes exigencias regulatorias que enfrenta esta tecnología, el objetivo es que cualquiera pueda convertirse en piloto.

“Hoy en día, cualquiera puede conducir un automóvil”, afirmó Igor Cherepinsky, director de innovaciones de Sikorsky. “¿Y si cualquier persona pudiera volar un avión?”.

© The New York Times 2021