¿Se puede tomar alcohol después de vacunarse contra el COVID-19?

La duda se renueva a medida que avanzan en el mundo las campañas de vacunación. ¿Es posible que ingerir bebidas alcohólicas disminuya la respuesta inmune y la eficacia de las diferentes formulaciones? Qué se sabe hasta el momento

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"Dado que el organismo puede tardar semanas en generar niveles protectores de anticuerpos después de la vacuna contra el COVID, cualquier cosa que interfiera en la respuesta inmune sería motivo de preocupación" (Shutterstock)
"Dado que el organismo puede tardar semanas en generar niveles protectores de anticuerpos después de la vacuna contra el COVID, cualquier cosa que interfiera en la respuesta inmune sería motivo de preocupación" (Shutterstock)

En tiempos en que la mayoría de la población mundial espera ser inmunizada contra el nuevo coronavirus o acaba de serlo, muchos son los interrogantes que se desprenden respecto a los efectos esperables de las vacunas y lo que se puede o no hacer luego de recibir una dosis.

La llamada eficacia de las formulaciones y la respuesta inmune que el organismo desarrolle podría verse alterada si, por ejemplo, la persona consume alcohol luego de la inoculación.

Pero ¿cuánto alcohol? ¿Cuánto tiempo después de la vacuna? Las dudas de la mayoría de la población la ciencia las responde casi en tiempo real, dado el tiempo récord en que fueron desarrolladas las vacunas que están siendo administradas.

Una reciente publicación en The New York Times asegura que no hay pruebas de que tomar una o dos copas de alcohol pueda reducir la eficacia de ninguna de las actuales vacunas contra el COVID-19 que se administran en los Estados Unidos; estas son las de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson. “Algunos estudios han descubierto incluso que, a largo plazo, el consumo de cantidades pequeñas o moderadas de alcohol podría beneficiar al sistema inmunitario al reducir la inflamación”, destacó el artículo.

En otro orden, los expertos afirman que el consumo excesivo de alcohol, especialmente a largo plazo, puede suprimir el sistema inmunitario e interferir potencialmente en la respuesta de la vacuna. Y aclararon que “dado que el organismo puede tardar semanas en generar niveles protectores de anticuerpos contra el nuevo coronavirus después de la inyección contra el COVID, cualquier cosa que interfiera en la respuesta inmune sería motivo de preocupación”.

Ilhem Messaoudi es directora del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de California, y destacó que “si alguien realmente es un bebedor moderado, no hay riesgo de tomar una copa en el momento de la vacuna”. La especialista, que realizó investigaciones sobre los efectos del alcohol en la respuesta inmune sostuvo que “hay que ser muy consciente de lo que significa realmente beber con moderación. Es peligroso beber grandes cantidades de alcohol porque los efectos en todos los sistemas biológicos, incluido el sistema inmunitario, son bastante graves y se producen con bastante rapidez una vez que se sale de esa zona moderada”.

En diciembre, la viceprimera ministra de la Federación Rusa recomendó bajar el consumo tanto de bebidas alcohólicas como de fármacos dentro de los primeros 42 días después de la primera dosis (Reuters)
En diciembre, la viceprimera ministra de la Federación Rusa recomendó bajar el consumo tanto de bebidas alcohólicas como de fármacos dentro de los primeros 42 días después de la primera dosis (Reuters)

Por consumo moderado de alcohol se entiende generalmente como no más de dos bebidas al día para los hombres y un máximo de una bebida al día para las mujeres, mientras que el consumo excesivo se define como cuatro o más bebidas en cualquier día para los hombres y tres o más bebidas para las mujeres. Y se debe tener en cuenta que una bebida “estándar” se considera 148 mililitros de vino, 44 mililitros de licores destilados o 355 mililitros de cerveza.

Algunas de las primeras preocupaciones sobre el alcohol y la vacuna contra el nuevo coronavirus comenzaron a circular después de que una funcionaria de salud rusa advirtió en diciembre que la gente debía evitar el alcohol durante dos semanas antes de vacunarse y abstenerse durante otros 42 días después. Según un informe de la agencia Reuters, la funcionaria afirmaba que el alcohol podía dificultar la capacidad del organismo para desarrollar inmunidad contra el nuevo coronavirus. Su advertencia provocó una fuerte reacción en Rusia, que tiene una de las tasas de consumo de alcohol más altas del mundo.

En este contexto, Alexander Ginzburg, director del NITSEM Gamaleya, había explicado que no se referían a la prohibición total del alcohol durante la vacunación: “Sólo estamos hablando de una limitación razonable de consumo hasta que el cuerpo haya formado su respuesta inmune a la infección de coronavirus. Y esto es cierto no sólo para Sputnik V, sino también para cualquier otra vacuna. Es importante comprender que el consumo excesivo de alcohol puede reducir significativamente la inmunidad y, por lo tanto, reducir la eficacia de la vacunación o hacer que no tenga ningún sentido”.

Del mismo modo, no se recomienda tomar medicamentos que supriman el sistema inmunológico en un plazo de 42 días mientras se establece la inmunidad al coronavirus. Todas estas son recomendaciones estándar para la vacunación a fin de lograr la máxima eficacia. Sin embargo, los médicos recomiendan no beber alcohol durante 3 días después de cada inyección”, enfatizó Ginzburg.

Los ensayos clínicos de las vacunas que actualmente están aprobadas para su uso por la FDA no analizaron específicamente si el alcohol tenía algún impacto en la eficacia de las vacunas (Efe)
Los ensayos clínicos de las vacunas que actualmente están aprobadas para su uso por la FDA no analizaron específicamente si el alcohol tenía algún impacto en la eficacia de las vacunas (Efe)

En los Estados Unidos, en tanto, algunos expertos afirman haber escuchado preocupaciones similares sobre si es seguro beber cerca del momento de la vacunación. “Hemos recibido muchas preguntas de nuestros pacientes sobre esto”, dijo Angela Hewlett, profesora asociada de enfermedades infecciosas que dirige el equipo para la enfermedad infecciosa COVID en el Centro Médico de la Universidad de Nebraska. “Es comprensible que las personas que reciben estas vacunas quieran asegurarse de que están haciendo todo lo correcto para maximizar su respuesta inmunitaria”.

Los ensayos clínicos de las vacunas que actualmente están aprobadas para su uso por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés) no analizaron específicamente si el alcohol tenía algún impacto en la eficacia de las vacunas. “Es posible que haya más información al respecto en el futuro -aseguró Hewlett-. Pero por ahora, la mayor parte de lo que se sabe proviene de investigaciones anteriores, incluidos los estudios que examinaron cómo el alcohol afecta al sistema inmunitario en los seres humanos y si dificulta la respuesta inmune en animales que recibieron otras vacunas”.

Algo que queda claro a partir de los estudios es que el consumo excesivo de alcohol deteriora la respuesta inmune y aumenta la susceptibilidad a las infecciones bacterianas y víricas. Impide que las células inmunitarias se desplacen a los focos de infección y lleven a cabo sus funciones, como destruir los virus, las bacterias y las células infectadas; facilita que los agentes patógenos invadan sus células, y causa una serie de otros problemas.

De hecho, en abril de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había sugerido que “el consumo de alcohol compromete el sistema inmunológico del cuerpo y aumenta el riesgo de resultados adversos para la salud”. En un informe de la oficina regional de la OMS para Europa advirtieron que “las personas deben minimizar su consumo de alcohol en cualquier momento, y particularmente durante la pandemia de COVID-19”.

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