Cuáles son los peligros detrás de pelar a nuestros perros

El corte de pelo a nuestros mejores amigos no los alivia del calor. Las advertencias detrás de esta práctica

Compartir
Compartir articulo
El corte de pelo puede ser lindo estéticamente pero conlleva peligros (Shutterstock)
El corte de pelo puede ser lindo estéticamente pero conlleva peligros (Shutterstock)

Se observa a menudo, sobre todo en los barrios en cierta época del año, como una verdadera epidemia de perros con el pelo cortado, prolijito, al ras, con la cabeza dejada a su largo natural y la cola como un pompón.

Así aparecen, como en un desfile de modelos perrunos del vecindario en cuestión, como por arte de magia y de la noche a la mañana, un verdadero ejército de cortes “leoncito”, “tigrecito”, “pompón” y otros de increíbles e indescifrables nombres y aspectos.

Lo llamativo del caso es que los dueños de estos perros sometidos a peluquería forzosa no son, en general, gente de muchos recursos y sofisticada educación, que lo harían por snobismo o moda.

El corte de pelo a nuestros mejores amigos no los alivia del calor (Shutterstock)
El corte de pelo a nuestros mejores amigos no los alivia del calor (Shutterstock)

Se trata de gente de recursos escasos en la creencia de que le están haciendo un bien al perro, lo “asesinan” a mansalva pelándolo.

La primera reacción luego del corte es de vergüenza como quién ha sido desnudado en público.

En términos generales se cumple que la gente de recursos medianos o escasos es la que realiza los mayores esfuerzos para atender la vida de sus mascotas.

Se puede ver en estos días un verdadero ejército de cortes “leoncito”, “tigrecito”, “pompón” y otros de increíbles e indescifrables nombres y aspectos (Foto: Shutterstock)
Se puede ver en estos días un verdadero ejército de cortes “leoncito”, “tigrecito”, “pompón” y otros de increíbles e indescifrables nombres y aspectos (Foto: Shutterstock)

Salvo por indicación médica los perros no necesitan y no les hace bien que se les corte el pelo en ninguna época del año.

La gran mayoría de los perros tiene dos tipos de pelo: uno largo y firme, exterior, que llamamos pelo verdadero, y otro corto y laxo, interior, muy fino y tenue, que llamamos lanugo, lanilla, jarre o felpa.

La primera capa de pelo, cae lacia a dos aguas o por lo menos tiende a ello, siendo una excelente protección y aislamiento contra las inclemencias del tiempo, sobre todo la lluvia. Esta capa es entonces un aislante de la humedad.

Salvo por indicación médica los perros no necesitan y no les hace bien que se les corte el pelo en ninguna época del año (Shutterstock)
Salvo por indicación médica los perros no necesitan y no les hace bien que se les corte el pelo en ninguna época del año (Shutterstock)

El pelo de ella es prácticamente permanente, no está sometido a mudas estacionales, o sea que no se cae sino que sufre un reemplazo constante, paulatino e imperceptible.

La segunda capa de pelo, genera una excelente aislación térmica, y está sometida a lo que llamamos muda estacional, el perro la pierde antes del verano pues durante él no la necesita.

No todas las razas tienen esta capa , por ello se dice que algunas de ellas no pierden el pelo, tal es el caso del caniche.

O sea que el perro tiene un impermeable aislante por encima y un abrigado suéter por debajo que se saca o se pone según la necesidad.

Frente a este panorama queda claro que el perro pierde el pelo ( y tal vez no las mañas) en una estación del año, sobre todo en aquellos lugares con marcadas diferencias estacionales.

Teñir a un perro puede conllevar graves daños para su salud (Shutterstock)
Teñir a un perro puede conllevar graves daños para su salud (Shutterstock)

Otra cosa muy cierta es que el perro regula su situación térmica de manera muy diferente al hombre y a otros animales.

El perro no transpira visiblemente como nosotros, pues sólo tiene glándulas sudoríparas en la palma de las manos y en la planta de los pies, de tal forma que su regulación térmica está dada mayormente por la evaporación por la boca (el babeo) y el jadeo.

De esta forma, cuando frente a una determinada temperatura ambiente un ser humano aún no ha comenzado a transpirar o lo hace incipientemente los perros, en ese mismo ambiente, ya están jadeando y babeando.

Frente a esta situación, parece, con esa tendencia a medir todo con nuestra propia vara que los hombres tenemos, que el perro está desfalleciente de calor (porque nosotros jadeamos muy tardíamente).

El perro tiene calor, es cierto, pero no tanto como la humanización de la situación lo sugiere.

No todas las razas tienen esta capa , por ello se dice que algunas de ellas no pierden el pelo, tal es el caso del caniche (Foto: Shutterstock)
No todas las razas tienen esta capa , por ello se dice que algunas de ellas no pierden el pelo, tal es el caso del caniche (Foto: Shutterstock)

Por ello nos conmovemos de esta situación y lo despojamos, sin saberlo, de toda la protección aislante que la naturaleza le brindó.

Es como si a un beduino, experimentado hombre del calor y del desierto, le quitáramos las ropas con las que aísla todo su cuerpo.

Al perro le arrancamos el suéter y el impermeable, pagamos buena plata por ello y como consecuencia sufre peor el calor porque lo privamos de su aislante natural.

Increíbles los seres humanos, con tal de no dar el brazo a torcer somos capaces de perder plata, tiempo y ganar dolores de cabeza.

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

SEGUIR LEYENDO: