Los mercenarios en la historia y el Grupo Wagner

Hoy, en Ucrania, han reaparecido estos grupos como elemento de interés público, aunque siempre han estado o quizás nunca se han ido del todo

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El fundador del grupo de mercenarios privados de Wagner, Yevgeny Prigozhin, hace una declaración junto a los combatientes de Wagner en el curso del conflicto entre Rusia y Ucrania en Bajmut, Ucrania, en esta imagen fija tomada de un video publicado el 20 de mayo de 2023. Servicio de prensa de "Concord" /Distribuida vía REUTERS
El fundador del grupo de mercenarios privados de Wagner, Yevgeny Prigozhin, hace una declaración junto a los combatientes de Wagner en el curso del conflicto entre Rusia y Ucrania en Bajmut, Ucrania, en esta imagen fija tomada de un video publicado el 20 de mayo de 2023. Servicio de prensa de "Concord" /Distribuida vía REUTERS

John Keegan es uno de los historiadores militares más importantes del siglo XX y, así como Carl von Clausewitz, escribió que la guerra era la continuación de la política por otros medios. El profesor Keegan nos ilustró acerca de la guerra como un permanente fenómeno cultural, y tal como lo describe convincentemente en Historia de la Guerra (Editorial Turner, 1964) y otras obras, ha estado presente prácticamente en todas las culturas y épocas. En sus libros, en muchas páginas aparecen los mercenarios como factor de ordinaria ocurrencia.

Así ocurrió en la historia, y quizás el protagonismo que ha adquirido el Grupo Wagner -uno de los varios hoy presentes en Rusia- en la invasión de Ucrania, se debe a que en el siglo XX perdió habitualidad como también su importancia menguó en los conflictos del siglo XIX. En otras palabras, nos desacostumbramos.

Es lo que explica su figuración en documentos jurídicos como la Constitución norteamericana como también en los Convenios o Convenciones de Ginebra. Por lo demás, el cine nos ha familiarizado con los mercenarios que se utilizaron y contrataron en varias de las guerras posteriores a la descolonización de África, en las décadas del 50 y 60, como también a esa presencia habitual en el cine y la literatura de la Legión Francesa, a pesar de que allí lo fundamental no era la paga o remuneración existiendo además una ligazón con el Estado francés.

La Legión fue y probablemente sigue siendo una forma híbrida que incluía expresidiarios y/o aquellos que huían de la justicia en distintas partes del mundo.

Los Convenios de Ginebra (1949) y sus protocolos adicionales no les reconocen la calidad de combatientes legítimos y no se les otorga la misma protección legal que si fuesen miembros de un ejército regular. No por ello se les considera necesariamente ilegales, desde el momento que los soldados mercenarios están autorizados a prestar servicios en algunos países, pocos, pero existentes.

Los Convenios de Ginebra son una colección de cuatro tratados que regulan las normas legales internacionales para el trato humanitario en la guerra. Nos dicen que aunque no integre un ejército regular, un soldado mercenario vendría a ser un particular que es contratado (preso o en libertad) para participar en un conflicto armado o militar para beneficio personal, aunque no siempre la remuneración sea la única motivación o ni siquiera la mas importante, entendiendo que la forma de pago puede ser el dinero u otro beneficio, y es en este último sentido que también se entiende la participación u ingreso de un extranjero a una guerra o incluso a un ejercito regular, como antecedentes para obtener nacionalidad o ciudadanía.

En esta imagen tomada de un video difundido por el Servicio de Prensa Prigozhin el sábado 20 de mayo de 2023, integrantes de la compañía militar Grupo Wagner de Yevgeny Prigozhin ondean una bandera rusa y otra del Grupo Wagner en una estructura dañada en Bájmut, Ucrania. (Servicio de Prensa Prigozhin vía AP)
En esta imagen tomada de un video difundido por el Servicio de Prensa Prigozhin el sábado 20 de mayo de 2023, integrantes de la compañía militar Grupo Wagner de Yevgeny Prigozhin ondean una bandera rusa y otra del Grupo Wagner en una estructura dañada en Bájmut, Ucrania. (Servicio de Prensa Prigozhin vía AP)

Por cierto, a través de la historia se ha utilizado con frecuencia la conversión del preso (antes también, esclavos) en mercenario a cambio de la libertad, destacándose imperios como el romano en esta práctica.

¿Significa que no hay novedad o nada nuevo bajo el sol?

No necesariamente. Ginebra es un avance en regulación civilizatoria, y la expectativa de los Convenios o Convenciones es que todos quienes participen en un conflicto armado respeten los derechos humanos y dispensen tratos humanitarios a los civiles y a los combatientes.

En el caso de la Constitución americana, en Filadelfia en 1787, el articulo I sección 8 señala las facultades que fueron otorgadas al Congreso y junto con el castigo a la “piratería… cometida en alta mar” dice que el Congreso podrá “declarar la guerra, otorgar cartas de marca y represalia y dictar normas relativas a las capturas en tierra y agua”. La mencionada “carta de marca y represalia” es una licencia donde un gobierno autoriza a una entidad o persona privada a cruzar fronteras internacionales como represalia por un ataque, ofensa o lesión. Para causar daño, es, en otras palabras, el equivalente a una patente de corso.

El procedimiento norma que el Congreso autoriza y es el presidente el que firma la patente, estableciendo el propósito de la operación militar y el tiempo en que debe tener lugar. Quien recibe la patente debía hacer un depósito en dinero como también el compromiso de respetar las leyes internacionales y algo que recoge Ginebra, la posibilidad de ser procesado en caso de incumplimiento.

Lo anterior fue redactado en una época donde todavía la patente de corso mezclaba una cuota de lealtad patriótica con beneficios financieros. Estados Unidos expidió patente de corso en 1815 cuando en el contexto de la Segunda Guerra Berebere el presidente James Madison autorizó al buque Grand Turk a atacar a “buques argelinos, públicos o privados, bienes y efectos pertenecientes o controlados por el Dey de Argel”.

La idea no desapareció del todo desde el momento que después de los atentados del 11 de septiembre del 2001 existieron propuestas legislativas que no lograron avanzar para usar estas patentes en el combate contra el terrorismo como también contra piratas somalíes, sin concitar interés, ni político ni comunicacional.

El origen moderno con perspectiva empresarial de los mercenarios se puede ubicar en el año 1965, cuando en consonancia con su tradición colonialista, un grupo de veteranos británicos de las fuerzas especiales SAS (Special Air Service o Servicio Aéreo Especial) formaron WhatchGuard International, cuyo primer despliegue fue en Yemen, en el bando de las fuerzas monárquicas.

En EEUU, la CIA utiliza a quienes llama “contratistas”, y quienes prestan estos servicios varían, desde usos militares en guerras hasta servicios prestados en actividades, donde el gobierno no desea ser visto como participe.

No solo en EEUU, la denominación internacional que se utiliza y así aparece en documentos oficiales del Congreso, es Private Military Company o PMSC (también se aplica a servicios de seguridad en un contexto bélico). Se trata de una empresa privada que proporciona servicios armados de combate o solo de seguridad como ocurrió en la llamada “zona verde” de Bagdad, después de la ocupación de Irak.

El fundador del grupo mercenario privado Wagner, Yevgeny Prigozhin, habla junto a los cuerpos de lo que él dice que son combatientes de Wagner muertos en el conflicto entre Rusia y Ucrania, en un lugar no revelado, en esta imagen fija tomada de un vídeo publicado el 5 de mayo de 2023. Servicio de prensa de "Concord"./Handout vía REUTERS
El fundador del grupo mercenario privado Wagner, Yevgeny Prigozhin, habla junto a los cuerpos de lo que él dice que son combatientes de Wagner muertos en el conflicto entre Rusia y Ucrania, en un lugar no revelado, en esta imagen fija tomada de un vídeo publicado el 5 de mayo de 2023. Servicio de prensa de "Concord"./Handout vía REUTERS

La PMSC puede ayudar a un ejército como también solo ser un grupo con presencia en una zona en guerra, donde se les considera combatientes irregulares, que por cierto podrían transformarse con facilidad en ilegales, si caen en algunas de las conductas y acciones penadas por los Convenios de Ginebra.

Irak fue una especie de etapa intermedia, ya que su característica no fue tanto el protagonismo de mercenarios como una enorme privatización, en que la seguridad posterior a la invasión estuvo en manos privadas, directamente o subcontratados, y la verdad es que en los siglos XIX y XX no se conoció una guerra de esa magnitud con tal nivel de privatización por parte de un gran poder.

En algunos conflictos se complica la situación cuando voluntarios extranjeros participan y son invitados a hacerlo, en formaciones regulares o a través de unidades especialmente creadas, aunque a diferencia de mercenarios, aquí no se distingue un interés monetario. Fue el caso de quienes combatieron en el lado republicano en la guerra civil española, pero también de quienes recibieron mucho interés periodístico en los inicios de la guerra de Ucrania.

Rusia los llamó mercenarios, pero no parecen cumplir con las características fijadas en Ginebra, como tampoco lo hacían los Gurkas (o Gurjas) nepaleses, ya que estaban integrados como un Regimiento en el Ejército del Reino Unido, recibiendo por lo tanto sanción oficial, siendo además usados como arma psicológica debido a su leyenda de ferocidad guerrera.

En otras palabras, lo definitivo en un mercenario no es tanto su nacionalidad como pertenecer o no a las Fuerzas Armadas regulares, lo que queda muy claro en la permanente disputa de Yevgueni Prigozhin, propietario del grupo Wagner con los generales rusos en Ucrania, foco de permanente interés político y periodístico.

Wagner ha adquirido una fuerte presencia no solo mediática, ya que ha sido mucho mas que una PMC, al tener un papel relevante en por ejemplo la larga batalla por Bakhmut, en sus disputas con el establecimiento de Defensa, por su supuesta o efectiva cercanía actual con Putin, y por acciones como la entrega formal de cadáveres de occidentales al gobierno ucraniano, como una forma de reconocimiento del estatus bélico adquirido.

No es necesario retrotraerse a los romanos, o aun antes, para hablar de mercenarios, toda vez que al menos desde el siglo XV existieron compañías de condotieros con experiencia de guerra que contrataban sus servicios por pagos a convenir libremente. Por ejemplo, figuran servicios mercenarios a la ciudad en el sitio a Constantinopla en el siglo anterior.

FOTO DE ARCHIVO: Un hombre con uniforme de camuflaje sale del Centro EMP Wagner, que es un proyecto implementado por el empresario y fundador del grupo militar privado Wagner, Yevgeny Prigozhin, durante la inauguración oficial del bloque de oficinas en San Petersburgo, Rusia. 4 de noviembre, 2022. REUTERS/Igor Russak/Archivo
FOTO DE ARCHIVO: Un hombre con uniforme de camuflaje sale del Centro EMP Wagner, que es un proyecto implementado por el empresario y fundador del grupo militar privado Wagner, Yevgeny Prigozhin, durante la inauguración oficial del bloque de oficinas en San Petersburgo, Rusia. 4 de noviembre, 2022. REUTERS/Igor Russak/Archivo

Para mayor complicación, hay evidencia híbrida en los piratas transformados en corsarios por la corona inglesa en su conflicto con España, cuya conquista de América también tuvo un componente de capitalismo temprano, mediante quienes invertían en el equipamiento y apoyo a los conquistadores. Este elemento fue perfeccionado por las compañías por acciones de holandeses y británicos para la conquista del oriente, fuera Indonesia o la India, que por cierto también incluía funciones militares y de seguridad.

Ser un mercenario, aunque su salario fuera pagado en sal, fue durante siglos una manera de conocer el mundo a través de la conquista y abandonar una vida que para la inmensa mayoría solo podía desenvolverse en pocos kilómetros alrededor del lugar de nacimiento.

Después se hará en nombre de reyes y con las guerras napoleónicas aparece la idea de expandir la Revolución Francesa. Es solo con la llegada del siglo XIX y con la universalización del Estado-nación como elemento definitorio, que este y su bandera se transforma en quien exige lealtad y en cuyo nombre se hacen las guerras, proceso visible en las guerras europeas y también en la independencia americana, pero que recibe su consagración con la Primera Guerra Mundial. Desde entonces predomina la idea de que las guerras se hacen y se pelean por la patria.

Hoy, en Ucrania, han reaparecido los mercenarios como elemento de interés público, aunque esta breve revisión sirve para demostrar que siempre han estado o quizás nunca se han ido del todo.

Wagner no es la única ya que hay al menos cinco empresas grandes en Rusia, pero si es la más poderosa y conocida.

No queda claro su rol futuro ya que su disputa con el generalato ruso debiera terminar con uno de los dos imponiéndose, sean o no reales los análisis que ubican a su propietario en la lucha por el protagonismo político personal.

Sea o no cierto, si Prigozhin reafirma su veta empresarial, puede haber una fortuna esperándolo en los distintos conflictos que tienen lugar en un mundo donde existe un mercado creciente en tantas empresas que necesitan proteger sus inversiones en países y guerras olvidadas, como también gobiernos. Antes de Ucrania, alguna vez Prigozhin se habría jactado con clientes que no tendría problemas para trabajar para la CIA. No está claro si todavía lo piensa.

Wagner puede ofrecer mercenarios que acumulan experiencias en Chechenia, Georgia, Siria y ahora, Ucrania. Si su camino no es una competencia politica que puede ser más feroz que la guerra, puede haber para Wagner una gran ventaja competitiva en este mercado.

Si no es la política, una enorme fortuna podría esperarlo, pero también una acusación de los fiscales de la Corte Penal Internacional.

Falta la casa que acepte apuestas.

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