
Este mes de junio, más de 180 nicaragüenses cumplen un año de secuestro y tortura en una casa de horrores conocida como El Chipote. Los carceleros de este centro de suplicios son dos: Daniel Ortega y Rosario Murillo, ellos juzgan y condenan, en secreto y a su antojo a todos los que les adversan o intentan hacerlo.
A pesar de su aparente omnipotencia, labrada apunta de sangre tras 15 años incrustados en el poder, este dúo de carceleros de la tercera edad y de poco carisma político, también es prisionero su propia celda de confinamiento, la cárcel del miedo, la avaricia y el desprecio casi nauseabundo y unánime de toda la comunidad internacional.
Ortega, y también Murillo, viven aislados en una celda de oro en el Carmen. Seis meses después de su risueña y ridícula toma de posesión, nadie los visita y ellos tampoco visitan a nadie. Ni un solo Presidente de las Américas ha llegado al Carmen a verlos, ni uno solo. Ni siquiera el Mariachi de las dictaduras, Andrés Manuel López Obrador o el milonguero chavista, Alberto Fernández, se han atrevido a caer tan bajo.
Un aislamiento autoinfligido. Es difícil poder tener comunión con un Jefe de Estado que ha perdido la vergüenza y que no sabe dónde los diablos la dejó. El matrimonio que desgobierna Nicaragua, al estilo House of Cards, ha superado a la imaginación de David Fincher o el realismo mágico de Gabo. Aquí ellos confiscan, encarcelan, vigilan y hostigan a lideres estudiantiles, periodistas, campesinos, ancianos, defensores de derechos e incluso sacerdotes. Nada los perturba y nada les quita el sueño, salvo su constante temor a salir del país y ser pillados en algún aeropuerto internacional por no haber reportado en aduana 355 asesinatos y otros crímenes de lesa humanidad.
El aislamiento del Carmen no lo rompe ni el ALBA. La semana pasada Ortega le juró a Raúl Castro, perdón a Díaz Canel, que iría a la Cumbre del ALBA en la Habana y que se sentaría al lado de Maduro y repetirían juntos hasta el cansancio el credo zurdo contra el imperio, el bloqueo y la autodeterminación de los pueblos. Ortega no cumplió. Sabía que la reunión del ALBA tenía dos objetivos: rechazar la supuesta exclusión de la Cumbre de las Américas y endulzarle los oídos para aceptar negociar con los gringos, al igual que ya lo habían hecho Maduro y Canel, logrando suavizar las efectivas y dolorosas sanciones establecidas por la Administración Trump.
Presos del temor, la avaricia y las intrigas. Los miembros de la familia se pelean día y noche por ser los próximos sucesores al trono, mientras los funcionarios públicos son vistos como sospechosos, espías o competencia desleal. Ante estos temores y paranoias sin cura, han incrementado el número de su policía secreta en las calles y de sus funcionarios orejas en todas las instituciones públicas, incluyendo el Ejército.
Los presos políticos serán libres, más temprano que tarde. Tras un año de sufrimiento, aislamiento y tortura, ya no queda autoridad moral ni jurídica para que estos 180 valientes sigan en las ergástulas de El Chipote. Los mismos que dictan sentencias telefónicas desde el Carmen y quienes las imparten desde el Chipote, no pueden dormir tranquilos ni acallar su escandaloso reclamo moral. Las terapias psicológicas no ayudan, los opioides no son suficientemente fuertes e incluso el yoga no les permite decir namasté.
Mientras los presos políticos siguen gigantes, inquebrantables en su fe y sus convicciones, la dictadura de dos cabezas se resquebraja y autodestruye sin encontrar la paz que hace mucho tiempo han extraviado y que solo Dios es capaz de dar.
*El autor fue embajador de Nicaragua ante la OEA
Últimas Noticias
Maduro parece haber llegado al límite
Washington endureció la postura, transformó la crisis venezolana en asunto de seguridad hemisférica y dejó al régimen con cada vez menos opciones de negociación
Triunfos judiciales de Uribe y Keiko Fujimori: justicia, libertad y liderazgo hemisférico
Ambos casos presentan paralelismos claros. En los dos, la Justicia terminó corrigiendo abusos motivados por fines políticos

Mali, el corazón de la bestia
El avance de grupos extremistas revela una crisis estructural que amenaza con transformar la región en un epicentro de inestabilidad y proyección de violencia más allá de África

Áreas verdes como infraestructura económica
La evidencia científica, urbanística y económica demuestra que el acceso equitativo a espacios verdes impulsa la productividad, mejora la seguridad y eleva el bienestar comunitario
Tiempos Recios Habemus
El declive del sistema surgido en Bretton Woods apunta a un escenario similar al pos-Roma: potencias medianas en ascenso, bloques regionales y mayor volatilidad política



