Ocho siglos de enigmas sobre el Codex Gigas: la vitela perdida, el incendio en Estocolmo y la leyenda del demonio

La historia de este manuscrito medieval involucra rescates dramáticos, trayectorias accidentadas y el misterio en torno a sus páginas ausentes

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El Codex Gigas, conocido como
El Codex Gigas, conocido como la Biblia del Diablo, es uno de los manuscritos medievales más grandes y enigmáticos del mundo (Associated Press)

El Codex Gigas, conocido como la Biblia del Diablo, sigue asombrando al mundo más de ocho siglos después de su creación por su tamaño, complejidad y las leyendas que envuelven su existencia. Con poco más de 92 centímetros de altura y cerca de 75 kilogramos de peso, este manuscrito medieval destaca por ser uno de los mayores y mejor conservados testimonios del arte y la ingeniería medieval. Su imponente presencia, así como el estado de sus materiales y su contenido, lo colocan como una obra única y fascinante en la historia europea.

El manuscrito fue elaborado en el siglo XIII en el monasterio benedictino de Podlažice, en la actual República Checa. Su estructura monumental se compone de unas 310 hojas de vitela, obtenidas del pellejo de aproximadamente 160 burros o terneros, cifra que lo convierte en el mayor códice conservado de esa época, según detalla Interesting Engineering.

Estos folios están encuadernados con tablas de madera recubiertas en cuero y reforzadas con herrajes metálicos, elementos pensados para proteger su valioso contenido en una época en la que los libros eran excepcionales y eran a menudo asegurados a estanterías mediante cadenas.

Además de albergar una Biblia completa, el Codex Gigas incluye textos históricos, una enciclopedia y tratados médicos, acompañados de ilustraciones excepcionales para su tiempo.

La obra está compuesta por
La obra está compuesta por 310 hojas de vitela, fabricadas a partir de la piel de alrededor de 160 burros o terneros, lo cual refuerza su singularidad histórica (Associated Press)

La trayectoria del códice ha sido tan singular como accidentada. Tras su realización, atribuida tradicionalmente a Herman el Recluso, el libro cayó en el olvido y fue empeñado a monjes cistercienses de la Abadía de Sedlec poco después de su terminación, estimada en el año 1222.

Setenta años más tarde, la obra regresó a la comunidad benedictina, luego fue trasladada al monasterio de Broumov, y posteriormente pasó a formar parte de la colección del emperador Rodolfo II en 1594.

Al concluir la Guerra de los Treinta Años en 1648, el ejército sueco lo trasladó a Estocolmo como botín de guerra. Allí casi sufrió la destrucción total durante el incendio del castillo de Tre Kronor, pero fue salvado de las llamas cuando el vicario Johann Erichsons lo arrojó por una ventana, lo que ocasionó heridas a un transeúnte. Desde entonces, el manuscrito permaneceu bajo resguardo de la Biblioteca Nacional de Suecia.

La elaboración del Codex Gigas supuso un reto extraordinario para la época. La preparación de la vitela requería una labor meticulosa, pues cada hoja debía ser secada y tratada para lograr las condiciones necesarias para la escritura. El copista, identificado como Herman el Recluso, también tuvo que crear los pigmentos a partir de minerales, plantas, insectos y metales, empleando aglutinantes como la clara de huevo o el vinagre.

Los expertos citados en Interesting Engineering destacan que la caligrafía del manuscrito apenas sufre variaciones a lo largo de cientos de páginas, lo que refuerza la idea de que fue realizado por una sola mano a lo largo de décadas.

Primer plano de la ilustración
Primer plano de la ilustración que dio a la «Biblia del Diablo» su apodo

Uno de los misterios que rodean a la obra está vinculado a sus páginas faltantes. No existe documentación sobre el motivo ni el momento de su eliminación, hecho que alimenta distintas teorías y suma aún más misterio al manuscrito. Destaca, además, la ausencia total del libro del Génesis en el texto bíblico que contiene el códice, lo que incrementa el enigma en torno a su contenido original.

El rasgo más célebre del Codex Gigas es la llamada “Página del Diablo”, una ilustración de página completa donde aparece una figura estilizada y coronada de Satanás, enmarcada por un fondo oscuro. Enfrentada a esta página se halla la imagen de la “Ciudad Celestial”, simbolizando el duelo entre fuerzas opuestas. Estas se distinguen por una oscuridad mayor que el resto del libro, lo que ha dado pie a historias sobre la intervención demoníaca en la obra, incluido el mito de textos prohibidos que habrían sido retirados.

De todos modos, la explicación más respaldada sostiene que la decoloración resulta de la prolongada exposición a la luz en esa parte del códice.

Actualmente, el Codex Gigas es custodio de un legado que une destreza artística, ingeniería medieval y muchos interrogantes sin resolver, cautivando tanto a estudiosos como al público general. Más allá de los mitos, su existencia atestigua el ingenio y la perseverancia de quienes lo concibieron, consolidando su posición como una obra excepcional, capaz de desafiar la lógica y alimentar la fascinación a lo largo de los siglos.