La fortuna de los multimillonarios en el mundo se duplicó con creces en diez años, creciendo más que los mercados bursátiles, según un estudio del banco suizo UBS, que apunta que el enriquecimiento benefició sobre todo al sector tecnológico.
Entre 2015 y 2024, el patrimonio acumulado de los multimillonarios creció un 121%, pasando de 6,3 billones de dólares en 2015 a 14 billones de dólares en 2024, indicó la institución suiza este jueves en un comunicado.
Su fortuna aumentó más que el índice MSCI AC World, que se utiliza para medir la evolución de los mercados de acciones a nivel mundial. En ese mismo periodo, ese índice tuvo un crecimiento de 73%.
En esa década el número de multimillonarios pasó de 1.757 a 2.682 en todo el mundo. El máximo se alcanzó en 2021, con 2.686 magnates y “desde entonces, [la cifra] permaneció estable”, precisó el banco, que dedica gran parte de su actividad a la gestión patrimonial.
Según el estudio de UBS, el caudal de los multimillonarios chinos alcanzó los 2,1 billones de dólares en 2020 (más que el doble que en 2015), pero luego disminuyó a 1,8 billones de dólares.
En Estados Unidos, en cambio, la riqueza de los multimillonarios aumentó durante toda la década, con una subida de algo más de la mitad entre 2015 y 2020 y del 58,5% entre 2020 y 2024, hasta los 6,1 billones de dólares.
Por su lado, en Europa occidental, su fortuna pasó de 1,5 a 2,1 billones de dólares entre 2015 y 2020, pero el ritmo de crecimiento se desaceleró a partir de entonces. En 2024, el caudal acumulado de los multimillonarios de esa región ascendía a 2,7 billones de dólares.
Pese a las diferencias regionales, el enriquecimiento de los multimillonarios se explica en gran parte por el “rápido crecimiento” de las fortunas acumuladas en el sector tecnológico.
El patrimonio de los multimillonarios de ese sector se triplicó durante la década analizada, hasta alcanzar los 2,4 billones de dólares en 2024.
Le siguen las fortunas relacionadas con la industria, que pasaron de 480.400 millones de dólares a 1,3 billones en diez años.
Según los autores del estudio, “el sector que más retrocedió es el inmobiliario”.
Desde 2017, el rendimiento del patrimonio de ese sector fue menor, “quizá a causa de la corrección del mercado inmobiliario en China, de los trastornos en algunas partes del sector inmobiliario comercial a causa de la pandemia de covid-19 y de las tasas de interés más altas en Estados Unidos y en Europa”, apuntaron.
Datos del Banco Mundial y FMI
Por otra parte, desde la década de 1970 hasta 2023, la distribución de la riqueza mundial ha experimentado cambios significativos. Según el Banco Mundial, la riqueza global per cápita ha aumentado, pero este crecimiento ha sido desigual entre regiones y países. En particular, los países de ingresos bajos han visto una disminución en su participación en la riqueza mundial, mientras que las naciones de ingresos altos han consolidado su posición.
Además, la composición de la riqueza ha variado con el desarrollo económico; el capital natural predomina en países de ingresos bajos, mientras que el capital humano y producido son más relevantes en economías avanzadas.
Estos cambios reflejan tendencias en inversión, políticas económicas y dinámicas demográficas que han influido en la acumulación y distribución de la riqueza a nivel global
A medida que la fortuna de los multimillonarios se duplica, el acceso a la vivienda en países desarrollados se ha vuelto cada vez más desafiante en las últimas décadas. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), los precios de la vivienda ajustados por inflación han disminuido en dos tercios de los países de la OCDE, reflejando ajustes en los mercados inmobiliarios debido al aumento de las tasas de interés.
Sin embargo, en muchos casos, los precios de las viviendas han aumentado más rápidamente que los ingresos de las familias, exacerbando la asequibilidad. Por ejemplo, en España, el precio medio de la vivienda ha superado los niveles de la burbuja inmobiliaria de 2007, mientras que los ingresos familiares no han seguido el mismo ritmo, dificultando el acceso a la vivienda para amplios sectores de la población.
Esta tendencia se observa en diversas economías avanzadas, donde la combinación de altos costos de vivienda y crecimiento salarial limitado ha incrementado la carga financiera sobre los hogares, especialmente entre los jóvenes y las familias de ingresos medios y bajos.