Kazajistán se encuentra atravesando intensas inundaciones, las peores en las últimas décadas en el país. Las autoridades han advertido que la situación en varias zonas es “crítica”, con más de 16.000 evacuados -entre ellos, unos 5.000 menores-, al menos 1.500 viviendas anegadas por el agua y decenas de carreteras intransitables.
“Las inundaciones de este año superarán en magnitud a las de 2012 y 2017, consideradas las mayores en 30 años”, advirtió el líder kazajo, Kassym-Jomart Tokáyev, durante una reunión de emergencia.
La situación es más “complicada” en cinco regiones al norte y el este del país, fronterizas con Rusia, mientras “las conexiones por ruta están cortadas con 50 localidades”, incluso en algunas “nunca antes afectadas”, indicó el Ministerio de Situaciones de Emergencia en su canal de Telegram.

No obstante, dado que el pico del fenómeno aún no se ha superado, “las operaciones de socorro continúan” y se prolongarán durante toda la semana, con el apoyo de unos 7.000 efectivos de la cartera, así como unos 2.000 vehículos y ocho aviones.
Videos difundidos en redes sociales muestran las ciudades y las calles completamente cubiertas por aguas, así como otras vías destruidas por la fuerza del agua y decenas de personas teniendo que ser evacuadas en botes.
Este fenómeno responde al inicio de la primavera y al deshielo activo que, al combinarse, desencadenan en este masivo derretimiento de la nieve.
A ello, sin embargo, se le sumó la falta de preparación por parte de las autoridades quienes, según el presidente, adoptaron un rol “poco profesional” y “negativo”, en lugar de asumir una “responsabilidad directa” en la prevención de estos episodios.

“No hubo operación debido a la falta de especialistas y las consecuencias podrían haber sido menores si los dirigentes locales hubieran realizado los ejercicios de lucha contra las inundaciones previstos”, apuntó el mandatario.
En este contexto, las autoridades llamaron a reforzar la cooperación internacional para conseguir los recursos necesarios para afrontar este desastre, mientras manifestaron la necesidad de formar más especialistas en recursos hídricos kazajos para reducir la vulnerabilidad de su país ante futuras inundaciones.
En el pasado, Kazajistán, el país más grande de Asia central, ya había enfrentado un escenario similar, en esta misma época. A mediados de marzo de 2010 una repentina subida en las temperaturas, luego de semanas de fuertes nevadas, exacerbó el deshielo primaveral dejando a unas 40 personas muertas y unos 300 heridos, además de miles de evacuados.
Entonces, gran parte de los daños y víctimas se concentraron en el poblado de Almaty, cerca del centro financiero, junto con la localidad de Kyzyl-Agash, donde una presa cedió ante la inmensa cantidad de agua.
(Con información de AFP y EFE)
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