"Esto fue una masacre, entraron disparando", dijo el chef argentino rehén en Bangladesh

Diego Rossini logró escapar de los terroristas del Estado Islámico por la terraza del local atacado

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Diego Rossini llegó a Bangladesh en 2014 junto a Gastón Palacios con el objetivo de encabezar la cocina de Holey Artisan Bakery-O'Kitchen, un restaurante con panadería más conocido simplemente como Holey y especializado en cocina mediterránea, que al poco tiempo picó en punta en el mainstream de Dacca. Este viernes se encontraba en el local cuando fue tomado por un grupo de fanáticos del ISIS, mientras que su compañero se salvó porque está en Buenos Aires. 

"Están tirando tiros. Por favor, llamad a la Policía. Me he escondido en la terraza", describió Rossini en un foro de una red social, para un par de horas después confirmar por Facebook que estaba "vivo" tras haber conseguido escapar. La información fue corroborada poco después por Palacios.

"Pude hablar con Diego 30 segundos, me dijo: 'Esto fue una masacre, entraron disparando'. Me dijo que pudo atinar a escaparse por la terraza y está a salvo", contó Palacios en diálogo con C5N. Consultado sobre la posibilidad de que haya otros argentinos en el lugar, Palacios lo puso en duda, ya que los únicos que trabajan allí son él y Rossini y "la comunidad argentina en Bangladesh es muy chica".

Diego Rossini y Gastón Palacios, los chefs argentinos
Diego Rossini y Gastón Palacios, los chefs argentinos

Poco después, el propio Rossini brindó su testimonio. "Volvía a nacer, hoy es mi cumpleaños. Pasé una noche horrenda, tenían bombas y ametralladoras", afirmó. Y continuó su relato: "Me escapé por la terraza, me dí un golpe duro en la espalda, pero estoy bien. Había muchos extranjeros, a los extranjeros particularmente nos buscaban (los terroristas).

Rossini tuvo un emotivo diálogo al aire con su madre, Ángelica, quien no había logrado comunicarse por teléfono con su hijo.

Rossini y Palacios escaparon dos veces. Primero de la crisis de 2001 en Argentina y luego de la de España. Allí se "curtieron" y aprendieron hacer las paellas, bravas y gambas al ajillo que en su menú combinan con platos más sofisticados, como ravioles artesanales y carnes envasadas al vacío a cocciones muy lentas, sin que falte el que muchos consideran el mejor pan de Dacca.

"En Europa hacemos pop y acá es rock&roll", bromeó Diego en una reciente entrevista. "Te pueden llegar a pedir muchos chiles, pero en general se van encantados de redescubrir texturas nuevas, combinaciones o sabores que estaban tapados con las especias", agregó.

Y, por supuesto, no falta el toque argentino, que lo ponen con "chispazos" de chimichurri o la mozzarella, el helado y el paté que ellos mismos producen.

No les va nada mal. No es extraño ver a figuras políticas, estrellas del deporte nacional o del espectáculo circular por Holey, ubicado en el coqueto barrio de Gulshan, una zona supuestamente segura en la que viven muchos diplomáticos.

"Un cocinero se está entrenando toda su vida y venir a Asia tiene un know-how muy valioso. Es una experiencia positiva. Aprendemos mucho sobre 'curries', a hacer fusiones que luego podemos emplear en Europa o el manejo de las especias", afirmó convencido Diego, que según su página de Facebook, en su adolescencia estudió en el Normal 9, ubicado en el límite de los barrio porteños de Balvanera y San Nicolás.

Eso sí, no fue fácil renunciar a los productos del cerdo, que empezaron sirviendo y acabaron retirando al poco tiempo por respeto a la sensibilidad local de un país de mayoría musulmana y grandes diferencias sociales y gustos culinarios.

A cambio, han dejado en el menú el guiño de una falsa morcilla, en la que el arroz, mezclado con trocitos de calamar, está envuelto en alga nori y bañado en la tinta del cefalópodo.