
Muchas personas desearían conservar su juventud eternamente, sin embargo, la humanidad se debe enfrentar a uno de los procesos más complejos y -en algunos casos- dolorosos de la vida: el envejecimiento. Se trata de un mecanismo dentro del cuerpo humano que no se puede detener, pues es parte del funcionamiento del organismo.
El término adecuado para hablar de este proceso es senescencia. La palabra hace alusión al desarrollo inevitable que sufren los componentes de un determinado sistema, en este caso el cuerpo humano. La biología es la ciencia encargada de estudiar y explicar este fenómeno.

Según un artículo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se trata de una consecuencia que ocurre por “la acumulación de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo”, esto provoca un deterioro de interno y externo que puede ir acompañado de la disminución de ciertas actividades cognitivas; es decir, ya no se puede pensar, hablar, escribir ni concentrarse de la misma manera.
Se habla de una transformación morfológica y fisiológica que le ocurre a la mayoría de los seres vivos, es parte del transcurso de la vida y el tiempo. Uno de los efectos es que las funciones internas pierden su capacidad de adaptación para actuar y responder a los estímulos externos.
No obstante, la misma ciencia ha intentado encontrar una solución a este “problema”, sin embargo, a pesar de que hoy en día existan cirugías, retoques estéticos y una infinidad de productos de belleza que prometen maravillas, la realidad es que, aunque las arrugas puedan eliminarse, no se puede lograr que el cuerpo siga trabajando como siempre.
Debido a que el envejecimiento no es opcional, a menudo se piensa que las personas no deberían alarmarse tanto por esta situación, en cambio, es importante mencionar que debe haber una preocupación (no extrema) por cambiar y sobre todo, mejorar los hábitos de salud para llegar en “buen estado” a la etapa adulta.

Esto porque tal y como lo menciona la UNAM, el hecho de que las funciones fisiológicas dejen de funcionar adecuadamente, aumenta el riesgo de que se puedan ocasionar padecimientos metabólicos, neurodegenerativos e incluso cáncer.
Esta información es reafirmada por la investigadora en fisiología y biofísica, Diana Lizbeth de la Cruz Ramírez, quien apunta que: “El envejecimiento es un factor de riesgo porque la disminución de las propiedades funcionales aumenta la vulnerabilidad a la enfermedad y la muerte”.
Por otro lado, el Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM explica que no se puede hablar de un limitado número de cosas que ocasionen este proceso, pues se trata de factores multicausales, es decir, “está implicada más de una variable”.
La razón por la que unas personas envejecen más rápido que otras se puede deber a las características genómicas de los individuos. Ya que es a nivel genético donde ocurre “una disfunción en la síntesis y degradación de proteínas porque las neuronas ya no puedan censar los nutrientes”. Como consecuencia, se desencadenan problemas en las llamadas “células madre”, las cuales también influyen en la comunicación intercelular.
Otro tema importante es que las células del cuerpo están programadas para dividirse un número determinado de veces, no obstante, a causa de la replicación del ADN, los telómeros (que dan estabilidad estructural a los cromosomas) se van acortando con cada división, hecho que va afectando los distintos procesos del organismo, puesto que los órganos dejan de actuar de la misma forma.

Cabe destacar, que malos hábitos alimenticios, de higiene y en general de vida pueden acelerar o postergar esta situación. Por lo regular, las personas que han vivido una juventud sedentaria con una dieta baja en proteínas y vitaminas suelen enfrentarse a diversos problemas en la edad adulta.
Finalmente, exponerse constantemente a los rayos del sol o a las luces artificiales daña el aspecto de la piel y provoca que ésta se vaya deteriorando, lo que suele provocar que la persona aparente tener más edad. Lo mejor que se puede hacer para regular este efecto y lograr aplazarlo (al menos de forma visible) es llevar una vida sana con constante actividad física y mental.
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