Pobladores de Huitzilac, Morelos, lincharon y quemaron vivos a dos hombres a quienes acusaron de intentar secuestrar a una menor de edad.
De acuerdo con el reporte de las autoridades, alrededor de 200 personas lograron superar en número a elementos policiales e irrumpieron en los separos del palacio municipal, donde los sospechosos habían sido resguardados.
Tras romper candados y cadenas, habitantes de Huitzilac sustrajeron a los dos hombres, les siguieron golpeando y les rosearon con gasolina para prenderles fuego.
Los cuerpos quedaron en la explanada de la presidencia municipal, tendidos con la piel descarapelada y manchas de humo por las llamas.
En redes sociales, usuarios difundieron momentos previos al linchamiento, cuando los hombres ya habían sido golpeados y desnudados, pero seguían con vida. Los pobladores no entendían razones para calmar su ira.
Interrogaban a las dos personas que sangraban de la cabeza y la boca. Los pateaban y les maldecían. Ambos fueron amarrados con las manos a la espalda.
“Estamos en reunión de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz atendiendo los lamentables hechos ocurridos esta tarde en Huitzilac.
“Condenamos todo acto de violencia o justicia por mano propia que ponga en peligro la seguridad de la ciudadanía”, publicó en redes el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, alrededor de las 20:11 horas de este miércoles.
Las autoridades de la entidad reportaron que los habitantes actuaron ante el presunto intento por privar de la libertad a una niña.
Alrededor de las 13:33 horas fue recibido el reporte al 911, donde se indicaba dos hombres estaban retenidos por secuestro en la calle Matamoros de la colonia Barrio la Purísima, cerca de las canchas. Familiares y vecinos ya habían retenido a los sospechosos a quienes golpearon.
Personal de la policía de Morelos arribó, se entrevistó con la parte afectada y detuvo a uno de los hombres. Pero un grupo de 20 personas llegaron hasta el lugar de los hechos y atacaron a los uniformados. La turba inicial evitó el traslado de los supuestos secuestradores e, incluso, bajaron de la patrulla a uno de ellos.
“Los elementos, mediante controles cooperativos intentaron establecer un diálogo haciendo los pobladores caso omiso, únicamente manifestaron que llevarían por sus propios medios al palacio municipal a los presuntos responsables”, destacó la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz.
Al verse sin el control de la situación, agentes del Mando Coordinado pidieron apoyo a más policías, así como una unidad de rescate médico. Los agentes pretendían reducir el grado de tensión mediante el diálogo y negociaciones, pero fue imposible.
Cuando llegaron los refuerzos, la turba se había multiplicado por 10 y se habían conjuntado unas 200 personas para hacer justicia por su propia mano. Eran demasiados y todos amenazaron a los policías, a quienes dijeron que debían retirarse para evitar ser agredidos junto con los sospechosos.
Los golpes siguieron. En uno de los videos difundidos se aprecia como es que uno de los oficiales jaló al interior de la presidencia de Huitzilac al sujeto que solo porta ropa interior, quien ya no podía caminar y solo escurría sangre del rostro. En tanto, su presunto cómplice fue tundido a patadas.
“Elementos policiales lograron introducirlos a los separos que están ubicados en las instalaciones del palacio municipal.
“No obstante, derivado de la superioridad numérica de los pobladores, éstos lograron introducirse, romper candados y cadenas, sustraer a los dos detenidos y sacarlos a la explanada, fue en ese momento que la turba continuó a base de golpes para posteriormente impregnarlos de gasolina y prenderles fuego”, destacaron las autoridades.
Hasta ese lugar acudieron agentes de la Fiscalía General del Estado para el procesamiento de la escena criminal y el levantamiento de los cuerpos calcinados. Efectivos del Ejército y la Guardia Nacional también arribaron para labores de vigilancia.
El Gobierno de Morelos enfatizó que la supuesta comisión de un delito no legitima acciones al margen de la legalidad, pues la violencia no puede combatirse con más violencia.
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