Violentómetro: el manual para ayudar a las mujeres y niñas a prevenir la violencia

Identificar el tipo de agresiones y saber cómo reaccionar ante cada una es el objetivo de lanzar el Manual de Prevención de la violencia que creó la OEA en conjunto con el proyecto VIVE

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Marcha en contra de la violencia de género (Cristina VEGA / AFP)
Marcha en contra de la violencia de género (Cristina VEGA / AFP)

Más del 66% de las mujeres mexicanas de 15 años y más han vivido violencia (según datos oficiales del INEGI, 2016). Y en el país más de 16.4 millones de mujeres no tienen ingresos propios o sus ingresos vienen de otras fuentes. Esto las lleva a depender de otras personas, para su manutención y el de sus familias e hijos.

Es por ello que estos factores pueden ser detonadores para ejercer violencia tanto intrafamiliar como en otros ámbitos, como escolares, laborales entre amigos o en unja relación de pareja.

Es por ello que The Trust for the Americas de la Organización de Estados Americanos (OEA), apoyado por uno de sus programas emblemáticos, el proyecto VIVE, distribuyeron el "Manual de Prevención de la Violencia contra Niñas y mujeres", una guía práctica que permite identificar cuándo son víctimas de violencia de género y qué acciones pueden tomar para revertir la situación o salir de situaciones violentas.

La mayor parte de las veces ocurre en nuestros espacios más cercanos, es decir, en nuestra propia casa o familia. Así en México, 43.9% de las mujeres que afirmaron haber vivido violencia fueron atacadas por su propia pareja (ENDIREH, 2016).

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A continuación, algunos extractos del "Manual de Prevención de la Violencia contra Niñas y mujeres"

La violencia comienza en casa

El problema es que, desde que somos niñas, nos enseñan que hay ciertas "conductas permitidas" para los hombres y para las mujeres, y dentro de estas conductas permitidas se encuentra la violencia. Desde que a un niño le dicen "los niños no lloran", o "el último en llegar es niña", hasta el "no te vayas a rajar", los hombres han sido obligados a demostrar que "son fuertes", que "no tienen miedo", y sobre todo, a que usando la violencia van a demostrar su poder. Esta idea, totalmente equivocada, hace creer a muchos hombres que la violencia es la única forma para expresarse y manejar las emociones.

La violencia está sancionada en México. En el 2007, fue publicada la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV). Esta ley es importante porque obliga a las autoridades a hacer acciones para prevenir, atender y sancionar la violencia en contra de las mujeres y las niñas.

Esta ley define por primera vez los tipos de violencia en física, psicológica, económica, patrimonial y sexual; con la finalidad de mostrar que muchas veces la violencia no se ve, es decir, puede darse mediante acciones como controlar el gasto, amenazar a la pareja, obligarla a hacer cosas que no quiere, etcétera.

En el 2011, hubo un cambio muy importante en nuestra Constitución que se le llamó "Reforma Constitucional". Este cambio obligó a los estados del país a actualizar sus leyes para que obedecieran a esta Ley General en materia de violencia y a que tomaran en cuenta los tratados internacionales que México ha firmado para que se protejan los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia.

Además de nombrar qué es violencia y dónde puede ocurrir, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia habla de los derechos que tenemos las mujeres y las niñas que hemos sufrido situaciones de violencia. Estos derechos son la la reparación del daño y la atención integral.

Se puede y debe denunciar

La atención integral: Tiene que ver con que el gobierno cree instituciones especializadas y capacite a quienes trabajan en sus diferentes áreas para que entiendan qué es la violencia hacia las mujeres y las niñas y sepan qué hacer para identificarla desde sus primeras señales, para reportarla, para atender a las mujeres y niñas que se atrevan a denunciar, y sobre todo, para garantizar que su vida no esté en riesgo y que este tipo de situaciones no le pasen a más mujeres o niñas.

Mientras que la reparación del daño tiene que ver con las acciones que el Estado, es decir el gobierno, tiene que hacer en caso de que una mujer o niña haya vivido una situación de violencia.

Es decir, no se trata únicamente de meter a una persona (o varias) a la cárcel, si no de que este tipo de cosas no vuelvan a suceder y de que la mujer o niña que haya vivido esta situación cuente con los servicios necesarios para salir adelante, por ejemplo, atención médica o psicológica, asesoría jurídica, apoyos para su familia y para comenzar una nueva vida.

En el 2014, esta ley fue actualizada para incluir más formas de violencia hacia las mujeres. Entre éstas, la prohibición a las mujeres de llevar a cabo el periodo de lactancia. Esto sucede cuando un empleador/a no deja que una mujer que acaba de ser madre pueda estar con su hijo/a después del parto, o que no le dé tiempo para sacarse la leche.

Actualmente, todos los estados del país cuentan con su Ley en materia de violencia.

Tipos de violencia

Cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público.

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Violencia Laboral y Docente

El gobierno también tiene la obligación de generar mecanismos para la reeducación de los hombres violentos. Es decir, no solamente tiene que dar servicios a las mujeres que vivan violencia, si no a los hombres que la reproducen y utilizan para que se den cuenta de que están mal y modifiquen su manera de relacionarse. La idea es que con estos servicios, la persona agresora pueda reconocer su machismo, las ideas de que el hombre vale más que la mujer, y que vea que la violencia no es una forma válida de resolver los problemas o manejar las situaciones. Estos servicios tienen que ser gratuitos, profesionales, y tienen que estar disponibles.

Esta violencia es la que sucede en nuestros espacios de trabajo y en la escuela. Socialmente, debido al machismo, se ve como algo normal que las mujeres hayamos sufrido de jefes o compañeros que nos hacen insinuaciones de tipo sexual, o de profesores que nos "pueden ayudar" si "ponemos más de nuestra parte": Anteriormente, estos actos no eran considerados como violencia. Ahora, la ley los sanciona y les pone nombre.

Aquí la idea es que hay un abuso de poder que atenta contra nuestra libertad, dignidad, autoestima, salud, seguridad e integridad. Muchas personas creen que para hablar de violencia laboral o docente tienes que haber sido víctima varias veces. Esto es un error, pues basta con una sola vez para que una mujer se pueda sentir amenazada, humillada, intimidada.

Violencia Comunitaria

Esta violencia es la que ejerce en los espacios en los que vivimos: nuestra colonia, comunidad, barrio, municipio, estado. Pueden ser actos de una sola persona o de varias, que tienen como objetivo limitar los derechos de las mujeres y que además arraigan la discriminación hacia nosotras haciéndonos menos, discriminándonos, excluyéndonos, ignorándonos, marginándonos o excluyéndonos en lo público.

Algunos ejemplos son: que las mujeres no puedan ser candidatas para puestos públicos. Que las mujeres no puedan participar en las asambleas de los pueblos para decidir cómo se van a usar los recursos. Que a las mujeres se les prohíba salir después de ciertas horas o que no puedan estar solas en la calle.

Violencia institucional

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Reconocer la violencia

Tiene que ver con una situación que NO es igualitaria, donde hay un abuso de poder. Una persona manda, y la otra obedece. Esto genera tristeza, frustración, impotencia, y coraje. Es por eso que muchas veces, cuando alguien es violento con nosotras, nos desquitamos con una persona o cosa que consideramos más débil que nosotras. Por ejemplo, nuestros/ as hijos/as, una mascota. Hasta puede llevarnos a desquitarnos con nosotras mismas, abusando del alcohol p lastimando nuestro cuerpo.

Tiene una intensión, que es OBLIGARNOS a hacer algo que no queremos. De esta manera, nos vamos a sentir frustradas, solas, y a veces hasta podemos pensar que no hay nada que podamos hacer, porque nadie parece comprender nuestra situación o no parece haber una forma de cambiar las cosas. Aquí es donde tenemos que darnos cuenta de que en realidad no somos la única persona pasando por esto, y que hay una red de servicios dentro del gobierno, por parte de las organizaciones, y hasta redes de apoyo como amigas o familiares.

Y, aunque parezca muy difícil, HAY una manera de cambiar las cosas; este cambio no va a ser rápido o fácil, pero es básico y necesario.

La violencia hacia las mujeres y las niñas busca reforzar las ideas tradicionales sobre las mujeres y los hombres, de tal forma que nosotras tenemos que ser las débiles, las que necesitan de un hombre para sobrevivir, las que tienen que aguantar todo por amor y por la familia. Si nos atrevemos a salirnos de estas "cajitas" construidas por la sociedad desde hace muchísimo tiempo, la violencia aparece como una herramienta para regresarnos, para que aprendamos lo que podemos hacer y lo que NO podemos hacer.

Erradicando los estereotipos

 
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Eliminar mitos

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Actuar: cuestión de vida o muerte

Porque desde pequeñas la sociedad nos ha enseñado que el matrimonio es una meta, una especie de realización para las mujeres y entonces una separación, un divorcio, es algo malo aunque la persona que es nuestra pareja sea violenta con nosotras. ESTA IDEA ES TOTALMENTE FALSA.

Nadie tiene por qué soportar la violencia, y por más difícil que parezca, todas las mujeres tenemos derecho a rehacer nuestra vida y separarnos de personas que nos hacen daño a nosotras y a nuestros seres queridos.

Las emociones aparecen y desaparecen, se transforman, se reciclan. Cuando no se saben manejar, en especial las negativas, cuando se bloquean  internamente generan daño, son destructivas.

Muchos hombres violentos, que maltratan, no pueden reconocer sus emociones de tristeza y de miedo y cuando las experimentan en el cuerpo automáticamente las reconvierten en la expresión de la emoción y el comportamiento permitidos: la cólera. Entonces, en realidad un hombre violento no es un hombre fuerte, es un hombre inseguro. Muchas veces, detrás de ese coraje, de esa cólera, hay miedos, hay tristezas, hay una incapacidad de comunicar qué es lo que siente, lo que se piensa.

¿A dónde acudir?

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