Joe Biden habló por primera vez con Vladimir Putin y le planteó su preocupación por el arresto de Alexei Navalny

El mandatario también cuestionó a su homólogo por el supuesto involucramiento de Moscú en el hackeo masivo a entidades públicas y privadas del país norteamericano, conocido como Solar Winds, y reportes sobre el ofrecimiento de recompensas a talibanes que atacaran a sus tropas

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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, mantuvo este martes su primera conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Según indicaron funcionarios de Washington, el mandatario cuestionó el accionar de Moscú en tres asuntos específicos: el arresto del líder opositor Alexei Navalny, el hackeo masivo a entidades públicas y privadas del país norteamericano, conocido como Solar Winds, y reportes sobre el ofrecimiento de recompensas a talibanes que atacaran a sus tropas en Afganistán.

No obstante, también buscó avanzar en áreas con espacio para la cooperación, entre ellas la extensión por cinco años del tratado nuevo START, el único acuerdo mediante el cual ambas potencias limitan sus arsenales, los dos mayores del mundo. La propuesta ha sido recibida “con agrado” por Moscú.

“Entiendo que ambos podemos operar en pos de los intereses de nuestros países en el marco del acuerdo nuevo START y, al mismo tiempo, dejarle muy en claro a Rusia que estamos muy preocupados con su comportamiento” sobre los tres temas mencionados, dijo Biden el lunes en una rueda de prensa.

Moscú, por su parte, publicó un documento propio en el marco de la llamada, aunque enfocado en el tratado armamentístico. El Kremlin dijo que ambas naciones comenzaron el intercambio de documentos para avanzar con la extensión del nuevo START, y que terminarán con los pasos burocráticos necesarios en los próximos días.

Minutos después, publicó un comunicado sobre la llamada entre ambos mandatarios, en la que indicó que Putin expresó su voluntad de lograr una “normalización” de las relaciones bilaterales. “Sería favorable a los intereses de ambos países y de la comunidad internacional en su conjunto”, agrega el comunicado.

No obstante, la detención de Navalny en su vuelta a Moscú la semana pasada, y el arresto masivo de manifestantes que protestaron por su liberación días después, han puesto a Rusia en el extremo receptor de numerosas críticas a nivel diplomático.

FOTO DE ARCHIVO-El líder opositor ruso Alexei Navalny habla con periodistas al llegar al aeropuerto de Sheremetyevo en Moscú, Rusia, 17 de enero de 2021. REUTERS/Polina Ivanova
FOTO DE ARCHIVO-El líder opositor ruso Alexei Navalny habla con periodistas al llegar al aeropuerto de Sheremetyevo en Moscú, Rusia, 17 de enero de 2021. REUTERS/Polina Ivanova

De hecho, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, viajará al páis a principios de febrero para abordar el tema, mientras el bloque discute la posibilidad de adoptar sanciones si continúa la represión contra la oposición.

Navalny fue encarcelado en su regreso a Rusia, el 17 de enero, tras una convalecencia de varios meses en Alemana tras haber sido envenenado, según asegura, por el Kremlin.

Casi en paralelo, el activista publicó una investigación en la que afirmó que Putin es secretamente dueño de una gigantesca propiedad a orillas del mar Negro valuada en USD 1,4 millones.

El video ha sido visto más de 86 millones de veces y, aprovechando su notoriedad, Navalny instó a sus seguidores a manifestarse el sábado. Efectivamente, varias decenas de miles de personas salieron a la calle en todo el país, y no sólo en Moscú, sino también en otras ciudades. Fue una de las mayores protestas registradas en los últimos años en Rusia.

Más de 3.700 personas fueron detenidas, algunas de ellas brutalmente. Una de ellas fue condenada este lunes a 10 días de cárcel, según la agencia TASS. Entre ellas se encuentra la esposa de Navalny, Yulia Navalnaya.

Yulia Navalnaya con su esposo Alexei Navalny. Foto: REUTERS/Maria Vasilyeva
Yulia Navalnaya con su esposo Alexei Navalny. Foto: REUTERS/Maria Vasilyeva

Putin criticó estas manifestaciones no autorizadas, alegando que cada uno tenía que expresarse “en el marco de la ley”. Putin también rechazó el contenido del video publicado por Navalny, diciendo que “nada de lo que se muestra ahí como si fueran mis bienes me pertenece o a mis familiares”.

Navalny, por su parte, realizó un nuevo llamado para que sus partidarios tomen las calles el próximo 31 de enero. La manifestación tendrá lugar dos días antes de que Navalny comparezca ante un tribunal que decidirá si su pena de tres años y medio de cárcel en suspenso de 2014 se transforma en una condena firme.

En cuanto al hackeo masivo, distintas agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron a principios de enero que el hecho ue perpetrado “probablemente por un actor de origen ruso”. El ataque es conocido como “SolarWinds” por la agencia que fabrica el software utilizado como puerta de entrada para el ataque y que fue descubierto durante diciembre.

“El Ciber Grupo de Coordinación Unificada (UCG, por sus siglas en inglés), cree que de los aproximadamente 18.000 clientes públicos y privados afectados, un grupo mucho más pequeño se vio comprometido por una actividad subsiguiente (al hackeo inicial) en sus sistemas. Hasta ahora hemos identificado menos de 10 agencias del gobierno estadounidense que entran en esta categoría, y estamos trabajando para identificar a entidades no gubernamentales que también se hayan visto impactadas”.

Entre las agencias del gobierno federal afectadas se cuentan los departamentos del Tesoro y del Comercio, así como aquella responsable de tomar decisiones sobre Internet y telecomunicaciones. En diciembre, además, el Departamento de Energía y la Administración Nacional de Seguridad Nuclear, que se ocupa del arsenal de armas nucleares de los Estados Unidos, denunció haber sido víctima de un ataque.

La sede de SolarWinds. Foto: REUTERS/Sergio Flores
La sede de SolarWinds. Foto: REUTERS/Sergio Flores

En cuanto a los actores no estatales, Microsoft informó a mediados de diciembre que hackers obtuvieron acceso a su “código fuente” interno, un elemento clave para la construcción de su software. El gigante tecnológico norteamericano aclaró, no obstante, que el ataque no pudo comprometer o modificar ninguno de sus programas.

En otro pasaje del documento, el grupo -compuesto por agentes del FBI, CISA, ODNI y NSA- calificó a la brecha como “seria” y remarcó que remediarla requerirá un esfuerzo “sustanciado y dedicado”. “La UCG continuará realizando todas las acciones necesarias para investigar, remediar y compartir información con nuestros socios y con el pueblo americano”, agregó, asegurando a su vez que continuarán publicando nuevos datos a medida que pasen a estar disponibles.

Finalmente, el asunto de las recompensas supuestamente ofrecidas por Rusia a los talibanes fue reportada a finales de junio por medios estadounidenses.

No estaba claro cuántos soldados estadounidenses o de la coalición han sido blanco de ataques o han muerto bajo el programa de Moscú, según The Washington Post, pero la inteligencia se deriva de interrogatorios del Ejército de Estados Unidos a milicianos capturados y se pasó a las fuerzas de Operaciones Especiales del país en Afganistán.

El diario New York Times reportó por separado que autoridades de inteligencia de Estados Unidos creen que al menos una muerte de un militar estadounidense se debió a las recompensas, citando a dos oficiales informados sobre el tema. Rusia siempre desmintió la información y Trump, quien buscó siempre mantener relaciones cordiales con Moscú y usualmente evitó realizar críticas, no abordó el asunto en profundidad.

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