A pesar de sus llamados para que "volvieran a casa", la policía empezó a sospechar muy pronto del "monstruo de Denver" en la desaparición de su esposa embarazada y sus dos hijas, y hubo dos personas y un factor que fueron claves en la investigación.
Las personas: Nickole Atkinson, la amiga de Shanann Watts que la había dejado a la 1:45 de la madrugada del 13 de agosto en la casa al regreso de un viaje de trabajo a Arizona; y Nichol Kessinger, la compañera de trabajo de Chris Watts que inició una relación sentimental con él creyendo que ya estaba en trámites de divorcio.
El factor: Watts es un mentiroso consumado.
Y hubo también dos dispositivos tecnológicos que aportaron una pista y una prueba decisivas: un drone, y la cámara de un timbre en la puerta de una vivienda próxima a la casa de los Watts.
No fue él, sino Nickole Atkinson, quien reportó como desaparecidas a Shanann y las niñas la tarde del propio 13 de agosto. Shanann había faltado a un importante turno médico y no respondía las llamadas telefónicas. Cuando Atkinson habló con Chris para preguntarle si sabía de ellas, él asumió una actitud defensiva y le comentó que la relación andaba mal y estaban considerando separarse.
"Le dije que no era eso lo que me interesaba en aquel momento, que lo que quería era saber dónde estaban ellas", le contó Atkinson a la cadena ABC. "Lo que hacía era defenderse, pero no tenía sentido. Se sentó ahí a esperar que pasara algo, eso no me parecía bien".
El fiscal del caso, Michael Rourke, le dijo a la prensa que Atkinson había sido instrumental desde el principio mismo de la investigación. Gracias a ella, según Rourke, la policía se involucró tempranamente, lo que alertó a los investigadores en la búsqueda de pistas e impidió que el asesino siguiera limpiando la escena del crimen.
Así supieron que, por ejemplo, Chris llamó ese mismo día a un corredor de bienes raíces para vender la casa. Llamó también a la escuela de las niñas y dijo que no iban a continuar allí el siguiente curso escolar, algo que por un lado podría entenderse como una forma de aparentar serenidad, pero por la otra pudiera ser interpretado como una autodelación: ¿por qué estaba tan seguro de que Shanann no iba a mantenerlas en la misma escuela?
La policía detectó cosas raras en la casa, no sólo que Shanann "se hubiera ido con las niñas a visitar a una amiga" dejando su auto y los asientos de seguridad, su cartera y su teléfono. Observaron también que el cuarto principal tenía todas las puertas y ventanas con cerrojos, y que faltaban las sábanas en la cama, reporta la revista People.
Usando el GPS de la camioneta de Chris, los investigadores rastrearon a pie y con drones los viajes que hizo el 13 de agosto.
Poco después de las 4 de la tarde del 15 de agosto, la cámara de un drone detectó una sábana en el terreno de Anadarko Petroleum, la compañía donde Chris trabajaba: la sábana era del mismo juego de la cama de la pareja, igual a otra hallada en la basura de la casa.
Precisamente la mañana del 15 de agosto había ocurrido otra cosa: Nichol Kessinger, la compañera de trabajo con quien Chris tenía una relación extramatrimonial en Anadarko Petroleum, llamó a la policía y dijo estar dispuesta a ofrecer declaraciones sobre él. Horas después fue entrevistada por agentes del FBI.
Sólo cuando los medios empezaron a difundir informaciones sobre la pareja, Kessinger supo que Watts le había ocultado demasiadas cosas y que le había mentido sobre otras.
"Entonces pensé: 'Si fue capaz de mentirme a mí y de ocultarme algo tan grande, ¿en qué más estaba mintiendo?'", le contó más tarde Kessinger al diario The Denver Post.
De acuerdo con Cindy Watts, la madre del asesino, ella habló con su hijo y le preguntó si quería que ambos, ella y el padre, Ronnie, fueran a Frederick, Colorado, para acompañarlo en un momento tan difícil.
"Tú quédate, pero que venga Papá", le dijo Chris. Lo recogió en el aeropuerto de Denver y se lo llevó consigo la noche del 15 de agosto a la estación de policía, donde lo esperaban los investigadores.
Ya había sido sometido a un interrogatorio de siete horas aquel día, y al cabo de cinco horas, poco después de las 11 de la noche, un agente salió y se dirigió a Ronnie.
"Su hijo quiere hablar con usted antes de decirnos nada", le dijo el investigador, de acuerdo con el relato de Cindy Watts.
Fue entonces cuando por fin admitió que había sido él quien había matado a su esposa, pero que lo hizo al ver que ella estrangulaba a sus hijas después de haberle dicho que debían separarse. Y las mentiras volvieron a dejarlo en una situación muy débil.
"Si tu esposa mata a tu hijos, y en un rapto de ira tú la matas a ella, no tiene sentido que escondas los cadáveres en tu trabajo", le dijo a ABC el ex agente del FBI Brad Garrett. "Es una historia que desde la superficie tiene rasgos de ser algo imposible".
Los agentes le mostraron una foto a Chris, y él indicó los puntos exactos donde había ocultado los cadáveres. Poco después de la medianoche, exactamente a las 12:03 am, fue internado en la prisión del Condado de Weld.
De acuerdo con una fuente anónima citada por la revista People, durante todo el proceso de registración en la cárcel, Chris no mostró la menor de las emociones. "Parecía como si nada de aquello pudiera afectarle".
En el transcurso de ese día, el 16 de agosto, los cadáveres fueron recuperados.
No pasó mucho antes de que la revisión de videos de las cámaras de seguridad y los timbres en las puertas de las viviendas del barrio mostraran a Chris dando marcha atrás con su camioneta en la entrada de la casa, y cargando tres bultos la madrugada del mismo 13 de agosto.
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