No hay paz sin solidaridad

En una columna de opinión exclusiva para Infobae, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, deja su mirada sobre el Día Internacional de la Paz

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Thomas Bach, presidente del COI (Laurent Gillieron/Pool via REUTERS)
Thomas Bach, presidente del COI (Laurent Gillieron/Pool via REUTERS)

El lema del Día Internacional de la Paz de este año, “Acabar con el racismo. Construir la paz”, tiene una particular importancia para el COI y el Movimiento Olímpico.

La idea fundamental de los Juegos Olímpicos es unir al mundo entero en una competición pacífica. La paz está en el centro de esta misión.

En los Juegos Olímpicos, los atletas plasman esta misión de paz cuando dejan de lado las diferencias que dividen al mundo. Compiten duramente entre ellos por lograr el triunfo, a la vez que conviven pacíficamente bajo el mismo techo en la Villa Olímpica. Esto convierte a los Juegos Olímpicos en un poderoso símbolo de paz.

Pero la paz es mucho más que dejar de lado las diferencias. Se trata de crear un mundo mejor en el que todos puedan prosperar, en el que se trate a las personas con igualdad y en el que el racismo y todas las formas de discriminación no tengan cabida.

Pierre de Coubertin revivió los Juegos Olímpicos para contribuir a la paz a través del deporte. Dijo: “No tendremos paz hasta que se superen los prejuicios que ahora separan a las distintas razas”.

La no discriminación se encuentra en el ADN del COI y de los Juegos Olímpicos. En los Juegos, todo el mundo es igual, independientemente de su raza, origen social, género, orientación sexual o creencias políticas. El principio de no discriminación está plasmado en la Carta Olímpica. Los atletas exhiben este principio durante los Juegos Olímpicos e inspiran a miles de personas en todo el mundo.

La no discriminación no es suficiente para construir una paz duradera. No basta con respetarse, sino que hay que ir más allá y apoyarse mutuamente. Tenemos que estar unidos y ser solidarios. No hay paz sin solidaridad.

La solidaridad es la esencia de los Juegos Olímpicos. Por eso el COI redistribuye el 90 % de todos sus ingresos para apoyar a los atletas y el desarrollo del deporte en todo el mundo.

El COI, impulsado por nuestro compromiso con la solidaridad, creó el primer Equipo Olímpico de Refugiados de la historia para los Juegos Olímpicos de Río 2016 y otro para los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, los atletas refugiados compitieron codo con codo con los equipos de todos los demás CON, enviando un mensaje de esperanza e inclusión a todos los refugiados del mundo. Como no tienen ningún equipo nacional al que pertenecer, ninguna bandera tras la que desfilar, ningún himno que entonar y ningún hogar al que llamar propio, dimos la bienvenida a los atletas refugiados a los Juegos Olímpicos con la bandera y el himno olímpicos. Les dimos un hogar en la Villa Olímpica. El mensaje olímpico de este emotivo momento fue: son nuestros compañeros y enriquecen nuestra comunidad olímpica.

El equipo de refugiados del COI en la ceremonia de apertura de Tokio 2020 (REUTERS/Mike Blake)
El equipo de refugiados del COI en la ceremonia de apertura de Tokio 2020 (REUTERS/Mike Blake)

Hoy nos unimos con solidaridad a la comunidad olímpica ucraniana. Todo lo que es aplicable a Ucrania también lo es para otros miembros de nuestra comunidad olímpica. Somos una organización global. Por eso apoyamos a las comunidades olímpicas de Afganistán, Yemen y tantos otros lugares afectados por guerras y conflictos en todo el mundo.

Estas iniciativas solidarias están también en el centro de nuestro compromiso de lograr un mejor entendimiento entre las personas. De este modo, el COI ha tendido puentes a través del deporte y ha abierto la puerta a un mejor entendimiento, a la paz y a la reconciliación. Así ha ocurrido en los últimos años en muchas situaciones de conflicto, como en Corea del Norte y del Sur, Armenia, Azerbaiyán, Serbia, Kosovo, Israel, Palestina, Irán y muchas otras.

La misión de paz y solidaridad es más importante que nunca en estos momentos en que la humanidad se enfrenta simultáneamente a tantas crisis existenciales.

Los Juegos Olímpicos no pueden prevenir guerras ni conflictos. No pueden abordar todos los retos políticos y sociales de nuestro mundo. Pero pueden ser un ejemplo para un mundo donde todos respeten las mismas normas y los unos a los otros.

Se está creando un nuevo mundo. Ya podemos ver hoy que este nuevo mundo será más divisivo que el actual.

Esta desafortunada tendencia es totalmente opuesta a nuestra misión olímpica de unir al mundo en una competición pacífica. Sabemos que en estos tiempos de división y confrontación, no somos los únicos que buscamos un vínculo común de humanidad. Millones de personas en todo el mundo anhelan la paz. Junto con todas estas personas con buena voluntad, queremos hacer nuestra modesta contribución a la paz, mediante la unificación del mundo entero en una competencia pacífica.

Para comprometernos aún más con esta misión unificadora de paz, recientemente hemos modificado nuestro lema olímpico y ahora es: “Más rápido, más alto, más fuerte: juntos”.

La palabra “juntos” destaca el hecho de que para superar los retos, ya sea como individuos, como comunidad o como humanidad, debemos permanecer unidos.

Con motivo de este Día Internacional de la Paz y con este espíritu olímpico de solidaridad y paz, reitero firmemente el llamamiento a todos los líderes políticos del mundo que hice en los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022, ante un público mundial de cientos de millones de personas: “Darle una oportunidad a la paz”.

* Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional