
El tamaño del cerebro constituye un tema de estudio científico en evolución. Hasta el momento, no se conocen todos los condicionantes que determinan un aumento en la masa cerebral. Sin embargo, algunas pistas han comenzado a aparecer y una reciente investigación parece haber llegado a algunas conclusiones sorprendentes.
Un nuevo estudio a cargo de biólogos de la Universidad de Texas en Arlington, Estados Unidos, reveló que en respuesta a un entorno de alta competencia, los killifish (Anablepsoides hartii) de la isla caribeña de Trinidad, una especie de peces que se alimentan casi de forma exclusiva de presas vivas en estado salvaje, desarrollan cerebros más grandes, lo que aumenta su estado físico y sus tasas de supervivencia. Los resultados de la investigación se publicaron en la revista especializada Ecology Letters.
El tamaño diferencial de los cerebros en diferentes ejemplares ya había alertado a los científicos cuando desarrollaron otra investigación previa. Durante el estudio actual, que les demandó unos 30 días cerca de Arima, ciudad perteneciente a la isla de Trinidad, los científicos lograron determinar que cuando un pez killifish se traslada de un entorno de baja competencia a uno de alta, es posible asociar una fuerte relación entre la presencia de un cerebro de mayor tamaño y de un crecimiento más rápido.

Ese crecimiento se expresa en una mayor capacidad para buscar comida, dando a esta especie una mayor posibilidad de supervivencia. “Hemos podido concluir que los entornos desafiantes que ubican a los killifish en una situación de competencia por el alimento los obliga a desarrollar su capacidad cerebral como alternativa para sobrevivir. La competencia por el alimento los vuelve más inteligentes porque requieren de mayores potenciales para luchar por la comida”, afirmó el profesor de Biología y uno de los autores del estudio, Matthew Walsh.
Otra de las conclusiones a la que arribaron los investigadores indicó que los peces localizados en sitios de alta lucha por la comida que permanecieron en su hábitat nativo durante la duración del estudio no mostraron ningún cambio en el tamaño del cerebro. En cambio, los que fueron trasladados y persistieron hasta el final del experimento en entornos más desafiantes por su supervivencia exhibieron un cerebro mucho más grande.
El estudio proporcionó algunas de las primeras pruebas experimentales de qué factores podrían estar impulsando la variación del tamaño del cerebro. La investigadora Kaitlyn Howell indicó que el experimento fue motivado por la observación de que los killifish en sitios sin depredadores tienen cerebros más grandes que otros.
“Sabíamos que había diferencias en el tamaño del cerebro entre estas dos poblaciones de peces en dos escenarios dispares, pero no sabíamos por qué. Estos resultados brindan apoyo experimental de que los cerebros más grandes pueden adaptarse y aumentar la aptitud en entornos que se caracterizan por una alta densidad de población, bajos recursos y una competencia intensa”, completó.
En una nueva etapa de esta investigación los profesionales intentarán realizar pruebas sobre poblaciones más amplias de killifish e intentarán ahondar en las conclusiones a las que ya arribaron en el documento que acaban de presentar.
“Nos resulta esperanzador haber encontrado un camino que permitiría analizar posibles condiciones para la potenciación del tamaño del cerebro, una instancia desafiante como punto de partida posible para futuros tratamientos o recursos para condiciones de cuidado en este órgano entre humanos”, concluyó la científica.
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