
Algunos tiburones pueden “caminar”. Los investigadores han descubierto recientemente cómo una de estas inusuales especies de tiburones practica el dar pasos de bebé. Empiezan cuando acaban de salir del cascarón, y la forma de caminar de una cría no difiere de la de los juveniles mayores.
Cuando la marea cerca de un arrecife de coral baja, una pequeña especie de tiburón alfombra suele quedarse atrás. Al quedar varados en charcos de marea poco profundos con niveles de oxígeno decrecientes y temperaturas crecientes -o peor aún, varados en losas calientes del arrecife expuesto- la mayoría de las especies acuáticas no tendrían ninguna posibilidad. Sin embargo, el tiburón charretera (Hemiscyllium ocellatum) puede aguantar la respiración durante horas y tolerar diversas temperaturas. Y en caso de necesidad, puede caminar.
“Con la marea baja, cuando el arrecife está expuesto, se les puede ver caminando por el arrecife”, indicó Marianne E. Porter, profesora asociada de la Florida Atlantic University que estudia las estructuras mecánicas y el movimiento de los tiburones. En diálogo con Live Science, la especialista aseguró que estos pequeños y resistentes tiburones pueden caminar tanto en tierra como bajo el agua, desplazándose por el sustrato con sus cuatro aletas en forma de pala durante más de 27 metros hasta encontrar un rincón adecuado donde esperar a que pase la marea.

Es una de las estrategias de supervivencia más peculiares de la naturaleza, pero pocos estudios han examinado la física que hay detrás de la locomoción y la marcha del tiburón charretera. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Integrative and Comparative Biology es el primero que describe la mecánica de la marcha de estos tiburones recién nacidos.
Los hallazgos podrían ayudar a los científicos a entender cómo otras especies acuáticas toleran las tensiones relacionadas con el cambio climático, como el aumento de los niveles de dióxido de carbono. “Los tiburones de paleta viven en los extremos”, afirmó Porter, autora principal del estudio. “Si queremos saber qué les ocurre a los animales en las condiciones extremas del cambio climático, observar a los animales que ya viven en esas condiciones -y entender cómo se mueven y afrontan- puede ser el primer paso”.
Crías de tiburón hinchadas

Tanto Porter como la coautora del estudio, Jodie Rummer, profesora de biología marina de la Universidad James Cook de Australia, llevaban años estudiando a los tiburones charretera, pero se sintieron frustradas al descubrir que existía muy poca información sobre cómo caminan realmente estos tiburones alfombra.
El estudio más reciente que examinaba la locomoción del tiburón charretera se publicó a finales de la década de 1990 y se centraba exclusivamente en los tiburones maduros. La cuestión de cómo caminan los tiburones juveniles y las crías nunca se había abordado en la literatura científica.
Porter y Rummer sospechaban que las crías de tiburón caminaban de forma diferente a como lo hacían los juveniles y los adultos. Estos tiburones nacen hinchados, con el vientre distendido por un saco vitelino que satisface todas sus necesidades nutricionales durante aproximadamente un mes, hasta que son lo suficientemente maduros para alimentarse de peces pequeños y gusanos. Su grasa de bebé se desprende entonces, dando paso a la familiar forma de huso de un tiburón adulto.

“La forma suele influir en nuestra manera de movernos”, detalló Porter. “Los bebés humanos caminan de forma diferente para equilibrar sus gigantescas cabezas, y supusimos que las crías de tiburón contonearían sus cuerpos y moverían sus aletas de forma diferente para acomodar sus gigantescos vientres”.
Pero tras examinar múltiples vídeos de tiburones jóvenes caminando y nadando, los investigadores se sorprendieron al descubrir que todos los tiburones jóvenes, desde las crías recién nacidas hasta los juveniles que ya no tenían saco vitelino, parecían moverse de la misma manera.
Esta observación se mantuvo en varias métricas clave, como la velocidad, la frecuencia de batido de la cola, la flexión del cuerpo y la rotación de las aletas. “Realmente pensé que las crías de tiburón se moverían de forma diferente”, dijo Porter. “Pero en la ciencia, hacemos nuestras mejores conjeturas basándonos en las pruebas disponibles, y nuestra hipótesis resultó ser errónea”.
Más allá de los tiburones

No está claro por qué las crías de tiburón no adoptan unos andares más adecuados a sus abultados vientres. Una posible explicación es que la gravedad desempeña un papel. El estudio reciente sólo examinó a los tiburones que caminan bajo el agua, donde el volumen del saco vitelino no dificulta el movimiento. En futuros estudios, Porter espera comprobar si las crías de tiburón ajustan su marcha en tierra para tener en cuenta el peso extra.
La investigación sobre la locomoción de los tiburones charretera también puede ser útil para los biólogos evolutivos que estudian la transición de los animales del agua a la tierra, así como para los investigadores de biomecánica que, como Porter, estudian cómo las aletas y los pies interactúan con las superficies y cómo los animales tienen en cuenta la gravedad y la forma del cuerpo cuando se mueven en diferentes entornos.
Mientras tanto, estos tiburones se están convirtiendo en modelos para los científicos que estudian cómo se adaptan los peces marinos a los cambios de los océanos. El estudio de la forma en que estos singulares tiburones caminan para ponerse a salvo puede conducir, en última instancia, a una mejor comprensión del modo en que otras especies se mueven dentro -y fuera- de condiciones ambientales difíciles, incluidas las asociadas al cambio climático.
“Desde el punto de vista de la evolución, del cambio climático e incluso de la fisiología básica, podemos aprender mucho de los tiburones de casco”, concluyó Porter.
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