Recibió más de 40 mensajes de un sicario: madre descubre que su hijo fue asesinado en México y acusan a su esposa del crimen

El 15 de octubre de 2024 fue la última vez que María del Carmen Durand habló con su hijo, Jeisson Quintanilla. Él vivía en La Piedad, Michoacán, junto a su esposa mexicana, Mariana García Galván, y las dos hijas que habían tenido durante sus siete años de matrimonio. Al día siguiente, Jeisson desapareció sin dejar rastro. Ni una llamada, ni un mensaje. Nada. Durante semanas, su madre intentó comunicarse con él y con su nuera. No obtuvo respuesta. Tuvo que crear un nuevo perfil de Facebook para contactarla y, solo entonces, Mariana le respondió con una frase que la dejó helada: “Si quiere, venga a buscar a la porquería de su hijo”.

Pese al impacto, María del Carmen no se detuvo. Viajó desde Perú a México para buscar a su hijo. Denunció la desaparición, pero asegura que las autoridades no le brindaron apoyo. Ante la falta de respuestas, inició su propia investigación por redes sociales. A los pocos días, un hombre que se identificó como parte de una célula criminal le escribió desde Michoacán. Le envió más de 40 mensajes, entre ellos audios, capturas de pantalla y una fotografía. Según este presunto sicario, Jeisson había sido asesinado por encargo. En los mensajes, decía que la orden vino de “la Güera”, apodo con el que identificaban a Mariana.

Una relación marcada por el control y las amenazas

Jeisson tenía 28 años. Llegó a México tras conocer a Mariana por redes sociales, cuando ella ofrecía rituales y lecturas esotéricas a través de una página de magia. En poco tiempo formalizaron su relación. Se casaron y formaron una familia. Él comenzó a trabajar como conductor y compró autos con ayuda de su madre para alquilarlos. Durante años, pareció una vida estable. Pero todo cambió a mediados de 2024. Jeisson empezó a contarle a su madre que se sentía amenazado. Le decía que Mariana lo insultaba, que lo vigilaba y que temía por su vida.

En una de sus últimas llamadas, le confesó que ella había intentado atacarlo con un cuchillo. “Mamá, esta mujer me va a matar”, le advirtió. María del Carmen viajó a México para ayudarlo. En ese encuentro, asegura que Mariana se le acercó por la espalda y le dijo: “Su hijo va a morir. La Santa me lo ha dicho”. Hacía referencia a la Santa Muerte, a quien tenía un altar en casa. La amenaza la empujó a regresar a Perú. Jeisson se quedó. No quería abandonar a sus hijas.

El silencio tras la desaparición

El 16 de octubre, un día después del cumpleaños de su hija mayor, Jeisson dejó de responder. Mariana bloqueó a María del Carmen de todas las redes sociales. Pasaron los días. El 13 de noviembre, la madre logró escribirle desde otro perfil. Solo entonces Mariana le dijo que Jeisson había desaparecido “hace un mes”. Le advirtió que no la molestara más, y soltó una amenaza directa: “También a usted la van a matar”. Esa respuesta fue la señal definitiva para que la madre viajara de nuevo a Michoacán.

Ya en México, puso la denuncia formal de desaparición. Asegura que las autoridades locales no actuaron con seriedad y que incluso minimizaron la información que ella presentó. Ante la falta de acción, difundió la desaparición por redes sociales y recibió una respuesta inesperada. Un sujeto que se presentó como ‘Tocho’, parte de un grupo delictivo de La Piedad, le escribió por WhatsApp. Le dijo que habían cometido un error. “Fue un malentendido, matamos a la persona equivocada”, afirmó. En los mensajes, compartió capturas de conversaciones con Mariana, en las que ella pedía que desaparecieran a un hombre peruano.

Las pruebas, el cuerpo y la acusación

María del Carmen pidió pruebas. Entonces, el sicario le envió una fotografía. En ella, aparecía un cuerpo maniatado y con signos de tortura. “Es mi hijo, por su ropa y por sus medias”, dijo ella. También recibió audios, en los que el presunto asesino pedía perdón por haber ejecutado a un inocente. En los chats, Mariana —identificada como “la Güera”— acusaba a Jeisson de haber tocado a su hija menor. Esa habría sido la razón para pedir que lo mataran, aunque no hay denuncias previas ni pruebas que respalden esa versión.

La madre recopiló todo el material: imágenes, audios, capturas. Lo presentó ante la fiscalía mexicana, pero asegura que el caso no ha avanzado. Afirma que la fiscal encargada le dijo que no existían cámaras de seguridad en la casa donde vivía Jeisson. Sin embargo, ella logró recuperar videos que demuestran lo contrario. Hoy, Mariana vive con una nueva pareja en la misma vivienda que Jeisson había comprado con apoyo de su madre. Las dos hijas están bajo su custodia.

María del Carmen sigue en México. No tiene noticias oficiales sobre el paradero del cuerpo de su hijo, aunque en los mensajes le dijeron que había sido “metido al asilo”, un posible eufemismo para referirse a una fosa clandestina. Busca justicia y también la tenencia de sus nietas, convencida de que no están seguras con su madre. Tiene miedo de que el caso quede impune y que las pruebas que reunió por su cuenta no sean tomadas en cuenta por las autoridades.