América Sierra habla sobre su experiencia como jurado en “México Canta” y el impacto del certamen

La final de “México Canta por la paz y contra las adicciones” se celebrará el próximo domingo 5 de octubre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Esta iniciativa, impulsada por la Secretaría de Cultura y el Consejo Mexicano de la Música (CMM), busca promover la convivencia social, la identidad cultural y mensajes contra las adicciones entre la juventud, reuniendo voces de ambos lados de la frontera.

Durante la transmisión especial Rumbo a la final, emitida el pasado 28 de septiembre, se revivieron los mejores momentos de las semifinales y se reveló la lista completa de participantes que llegarán a la etapa decisiva. Entre los rescatados por el CMM destacan Roger Gregorio, originario de Valladolid, Yucatán, quien interpretó La voz del gran pueblo y mezcla español con lengua maya; Mike León y Brian Sebastián Muñoz, ambos de Los Ángeles, California, que presentaron Hasta que salga el sol y La Catedral, respectivamente; y Lolita, integrante del grupo 2MX.

Miguel Trujillo, presidente del CMM, explicó que la decisión se tomó por la calidad vocal, la autenticidad y el valor de las letras de los participantes, que “merecían llegar a la final”. Junto a los seleccionados, compiten otros talentos mexicanos y migrantes que representan a distintas regiones de México y Estados Unidos.

El público tendrá un papel clave en la definición de los ganadores, votando en tiempo real por su intérprete y composición preferidas a través de la plataforma mexicocanta.gob.mx. La final tendrá transmisión en vivo por la señal pública mexicana, el canal internacional y redes sociales, además de la participación musical de Intocable como invitados.

La construcción de sueños y la música como transformación

Entre los integrantes del jurado, la compositora sinaloense América Sierra destaca por su trayectoria y por una visión profunda sobre el valor de la competencia. Compartió la importancia personal y profesional que le representa integrarse al proyecto: “Ser parte de este jurado y ser parte de la historia de tantos jóvenes que persiguen sus sueños… me llena de mucha satisfacción”, afirma.

Sierra observa que para muchos de los finalistas, el concurso marca el inicio real de su carrera artística. “Para muchos de ellos ahí comienza su carrera musical”, expresa, y señala la dimensión verdadera del certamen: una plataforma capaz de transformar sueños en trayectorias consolidadas. Reconoce la complejidad de su papel como jurado, enfrentando historias personales conmovedoras y la responsabilidad de evaluar el talento sobre el escenario. “Es muy bonito formar parte de este proyecto… porque es ahí donde empiezan muchos sueños”, enfatizó.

La compositora también insiste en que la competencia tiene un componente social irrenunciable, al buscar no solo el impulso musical, sino combatir problemáticas como las adicciones y la desesperanza juvenil. “Hemos visto que a lo largo de todo este tiempo, más de 15 mil personas se inscribieron, 15 mil personas con este sueño de ser escuchados, de ser conocidos…”, menciona, resaltando la convocatoria nacional y binacional que incluye jóvenes migrantes en Estados Unidos. “Es algo extraordinario que también ellos tengan esa oportunidad”, añadió.

Para América Sierra, la tarea como jurado supera el juicio técnico: acompaña, motiva y sostiene a quienes atraviesan el certamen en un momento que muchas veces define su futuro. “Me toca vivirlo con mucha responsabilidad”, reconoce, asumiendo que detrás de cada participante hay historias de lucha y resiliencia. En cada elección, decide pensando no solo en el desempeño escénico, sino en el impacto potencial de la oportunidad ofrecida.

El certamen, advierte Sierra, es un refugio para quienes buscan una alternativa a entornos de riesgo, y la música puede convertirse en motor de cambio. Recuerda el testimonio de concursantes afectados por el consumo de drogas, quienes buscan ahora ser “parte de la solución”. “Definitivamente, ese tipo de testigos, vivientes, digámoslo así, te deja ver que sí tiene un impacto positivo en las personas, que sí se puede cambiar la historia de alguien a través de la música”, aseguró.

La industria detrás del concurso y el futuro de los participantes

La labor de México Canta, dice la compositora, no concluye con la final. El compromiso con la nueva generación de voces mexicanas y migrantes continúa, con el acompañamiento profesional de la industria musical: “La idea es eso, que no se quede nada más en el ganador, sino darle un seguimiento profesional”. Incluso para quienes no lleguen al primer lugar, la visibilidad del concurso se convierte en un escaparate, en un primer paso hacia mayores oportunidades. “Ahora con las redes sociales… podría tener un impacto mayor”, reflexiona.

Así, la Gran Final de “México Canta por la paz y contra las adicciones” promete consolidarse como un espacio donde talento, cultura y compromiso social se unen para abrir caminos a nuevas voces y mensajes que invitan a la paz y a la esperanza.