
En el ámbito de las relaciones humanas, tanto personales como profesionales, los conflictos son inevitables. Sin embargo, la forma en que se manejan puede marcar la diferencia entre una resolución pacífica y un enfrentamiento prolongado.
Según un estudio publicado en Cognitive Science, algunas frases aparentemente sencillas pueden ser la clave para desactivar tensiones y fomentar un diálogo constructivo.
Al utilizarlas, tienen un impacto significativo en la dinámica de las discusiones y es evidente el resultado, pues disminuye las reacciones defensivas y se abre la puerta a un intercambio de ideas más receptivo.
Frases para dejar de discutir

De acuerdo con los psicólogos, la frase “es interesante que digas eso”, transmite curiosidad y apertura hacia la perspectiva del interlocutor, lo que permite que ambas partes se sientan escuchadas y valoradas, pues no se busca imponer una verdad absoluta ni ganar un debate, sino todo lo contrario, promover un ambiente de cooperación.
Al expresar interés genuino en la opinión del otro, se fomenta un espacio donde las ideas pueden ser exploradas sin prejuicios. Este enfoque resulta especialmente útil en contextos delicados como conflictos laborales o desacuerdos en relaciones personales.
El estudio subraya que las personas que adoptan esta estrategia tienden a mostrar mayor flexibilidad en sus argumentos y están más dispuestas a encontrar soluciones comunes. Este cambio de actitud no sólo reduce las tensiones, sino que también facilita la construcción de acuerdos y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales.
Además de “es interesante que digas eso”, los psicólogos recomiendan otras expresiones que pueden contribuir a una comunicación más efectiva y entre ellas aparecen algunas como “entiendo tu punto de vista, aunque tengo una perspectiva diferente” o “¿Cómo llegaste a esa conclusión?”
Estas expresiones reflejan empatía y respeto, elementos fundamentales para desactivar conflictos y avanzar hacia una resolución pacífica, lo que funciona como una herramienta valiosa para manejar desacuerdos.
Al recurrir a un lenguaje cooperativo no sólo se mejora la calidad de las conversaciones, sino que también se fortalecen los vínculos entre las personas, pues se demuestra que hay un interés por conocer las ideas del otro y evitar actitudes confrontativas, lo que a su vez crea un ambiente más propicio para el entendimiento mutuo.
Este enfoque basado en la psicología demuestra que las herramientas de esta disciplina no se limitan al ámbito terapéutico, sino que pueden aplicarse en situaciones cotidianas para mejorar la calidad de las interacciones humanas.
Con estrategias como estas no sólo se pueden resolver conflictos, sino que también se promueve la búsqueda de bienestar emocional reduciendo el estrés asociado a las discusiones.
Cómo tener discusiones sanas

Es inevitable tener puntos de vista diferentes debido a que todos pensamos de distintas maneras pero es posible mantener relaciones y discusiones sanas empezando por fomentar el respeto mutuo, la comunicación y la confianza.
De acuerdo con la Escuela de Posgrado de Psicología y Psiquiatría de Latinoamérica, cuando surgen los conflictos una relación sana tratará de encontrar la mejor solución de forma respetuosa, deliberada y constructiva.
También menciona que esta tarea no es fácil, pues muchas veces el enojo nubla nuestro juicio, por lo que formar un lazo saludable “requiere esfuerzo y compromiso por parte de las personas implicadas”.
Según el psicólogo Juan Muñoz, autor de Discutir es sano (si sabes cómo), la asertividad es fundamental para transmitir lo que queremos, señalando que se debe aprender, pues es un proceso complejo que no se nos ha inculcado, por lo que recomienda evitar señalar a la otra persona y hablar de lo que sentimos de forma honesta “respetando nuestros derechos y los de la otra persona”.
También sugiere poner en práctica la discusión con el fin de aprender a hacerlo de forma sana y uno de los principales consejos es discutir con uno mismo. Además, señala que es importante mantenerse firme y reconocer qué es lo que sentimos para descubrir el papel que juegan en las discusiones e intentar transitarlas.
Otro ejercicio fundamental es aprender a decir que no y a poner límites así como encontrar la manera de abordar la situación, sugiriendo que en caso de necesitarlo, se escriba todo lo que se quiere decir y por último, hay que empezar a discutir, pues como cualquier otra habilidad, se desarrolla con la práctica.
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