
Durante décadas, dormir con perros o gatos es una práctica común en muchos hogares. Algunas personas no conciben el descanso sin la compañía cálida de su mascota acurrucada junto a ellas, mientras que otras consideran que compartir la cama con un animal puede afectar la calidad del sueño o representar un riesgo para la salud. Este debate no solo es una cuestión de preferencias, por lo que especialistas en comportamiento animal, medicina veterinaria y trastornos del sueño tienen una sugerencia al respecto.
Más allá del apego emocional, la pregunta central gira en torno a si esta práctica es buena o no para el bienestar humano y animal. ¿Dormir con una mascota mejora el descanso? ¿Existen implicaciones higiénicas o psicológicas? Aunque las respuestas varían dependiendo del estilo de vida, la salud del tutor y del animal, o el tipo de vínculo que los une, la ciencia considera varios aspectos clave para orientar esta decisión.
A partir de estudios recientes y la opinión de expertos, es posible trazar un panorama más claro sobre los pros y contras de dormir con mascotas. Desde beneficios emocionales comprobados hasta riesgos que podrían pasarse por alto, este análisis busca ofrecer una guía informada para quienes comparten la cama con sus animales o están considerando hacerlo.
La ventaja de dormir con tu perro o gato

Dormir con un perro o un gato no solo se relaciona con el cariño, sino también con el alivio del estrés y la sensación de seguridad. De acuerdo con un estudio de Mayo Clinic Proceedings, tener una mascota en la habitación puede mejorar la percepción de descanso, aunque los efectos pueden variar si se duerme dentro de la cama o fuera de ella.
“Muchos tutores reportan sentirse más tranquilos y menos ansiosos cuando sus mascotas duermen cerca”, explicó en entrevista la doctora Kelly M. Flanagan, psiquiatra especializada en medicina del sueño. “El contacto físico constante libera oxitocina, una hormona asociada al apego y la relajación”.
En particular, las personas que viven solas o atraviesan duelos suelen encontrar consuelo en la presencia de su animal durante la noche. Para niños, personas mayores o quienes padecen trastornos de ansiedad, dormir con su mascota puede convertirse en una fuente de estabilidad emocional. Incluso se ha documentado que algunos perros de asistencia ayudan a mitigar pesadillas en pacientes con trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Además, la cercanía física entre tutor y animal fortalece el vínculo humano-animal, algo que puede repercutir positivamente en la conducta y bienestar del propio perro o gato. “Un vínculo seguro durante la noche puede fomentar comportamientos más tranquilos durante el día”, señala Juan Manuel Liquindoli, etólogo clínico y educador canino.
Consideraciones antes de dormir con tu mascota

A pesar de los beneficios emocionales, no todos los expertos recomiendan dormir con mascotas, especialmente si existen condiciones médicas específicas o problemas de comportamiento en los animales. Según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM), compartir la cama con una mascota inquieta puede alterar los ciclos de sueño del tutor, en especial si el animal se mueve, ronca, ladra, maúlla o demanda atención durante la noche.
“La calidad del sueño puede verse comprometida cuando el animal ocupa demasiado espacio o se despierta con frecuencia”, señaló el doctor Lois Krahn, especialista en medicina del sueño en un artículo del Instituto de la Calidad del Sueño . En casos de insomnio, apnea del sueño o sueño ligero, los profesionales sugieren evaluar si dormir con el animal está empeorando los síntomas.
En cuanto a la salud, las principales preocupaciones giran en torno a las alergias, la higiene y el riesgo de zoonosis (enfermedades transmisibles de animales a humanos). Aunque los riesgos son bajos en mascotas con controles veterinarios al día, se recomienda evitar esta práctica en personas inmunosuprimidas, con problemas respiratorios o heridas abiertas.
También es importante observar el comportamiento del animal. Si el perro o gato presenta signos de agresividad, marcaje, ansiedad por separación o problemas de dominancia, los especialistas aconsejan no permitir que duerma en la cama hasta resolver esas conductas. “No se trata solo de si el tutor quiere, sino de si el animal está en condiciones de convivir adecuadamente durante la noche”, apuntó Liquindoli.
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