Con una bata azul y gorro quirúrgico, Ulises “El Plaga” Miranda, de 34 años, se prepara frente a un vidrio en su estudio de tatuajes. Aquel cristal refleja el morado y azul de sus ojos, la piel del rostro, el verde y amarillo tatuado. Un cubrebocas esconde los hoyuelos que al sonreír guardan dos piezas que atraviesan la mejilla y una expansión debajo de su labio inferior que puede mover como si fuera un juguete. Estaba en la secundaria cuando mostró inquietud por la piel perforada y tatuada, “en ese entonces mi madre era muy cerrada y decía que alguien con tatuajes era un delincuente”, recuerda. La curiosidad mezclada con inseguridad hacia su físico lo acercó al mundo de las modificaciones corporales. Se sentía inseguro con su físico, no le gustaba lo que miraba frente al espejo.
Inició como aprendiz de tatuador en el estudio de un amigo, con el tiempo supo que había más allá de piel pintada. Ojos tatuados, lenguas divididas y cicatrices hechas con bisturí fueron las primeras modificaciones que conoció, lo cautivaron. “Me gusta que la gente se vea diferente”. Recuerda que fue entre el 2010 y 2013 cuando descubrió que podía someter su cuerpo a otro tipo de procedimientos, pero su interés creció, no deseaba solamente verse diferente, sino ayudar a otros a serlo.
Eduardo “El Chivo” Nava, de 23 años, está siguiendo el camino que recorrió Plaga. Asiste al estudio para tatuarse y aprender a tatuar, “tal vez en un futuro me gustaría yo mismo escarificarme o meterme un implante”. Su primera modificación fue pintar su ojo color rojo, siguió con la bifurcación de lengua y en noviembre de 2021, Plaga realizó una escarificación del cuello al pecho con la forma de un rayo.
“Para empezar, debes tener conocimientos en medicina. Va acompañado de tener seminarios, leyendo, informándote con cierto tipo de gente”, cuando Plaga comenzó por el camino de las modificaciones corporales, se dio cuenta que quienes tenían mayor experiencia, no querían compartir el conocimiento “mucha banda es envidiosa, yo creo que si el conocimiento no es compartido se pierde”.
Al enfrentarse a esta situación, Plaga se dedicó a invertir en su carrera asistiendo a todo tipo de eventos que le permitieran formarse. Ahora, él no cierra las puertas de su estudio para quienes quieran aprender, enseñando incluso a sus dos pequeños hijos de 9 y 11 años que actualmente ya cobran por los tatuajes que realizan.
El ritual
“Cada modificación me hace más fuerte”, asegura Vianney, de 30 años, conoció las modificaciones corporales cuando acompañó a Plaga, su esposo, a dividirse la lengua. Las agujas le dan mucho miedo, pero al ver los resultados, decidió someterse al mismo procedimiento cuando tenía 25 años. Sin embargo, asegura que no ha sido lo más doloroso que se ha hecho. Una de las mitades de su lengua es color azul, recuerda que al tatuarla por segunda vez, el dolor en su oído era insoportable.
“Yo siento que es como sanación...me siento mejor después de cada que pasa esto, así como en el ojo, como en la lengua, siento que me libero, siento que estoy más tranquilo”, así lo ve Chivo. Pasar por el ritual del dolor y la sanación después de hacerse una nueva modificación es un modo de pagar los pecados que ha cometido, asegura.
La primera modificación de Vianney fue la bifurcación de lengua, un corte realizado para dividirla en dos, realizado por Plaga. La confianza que sienten uno por el otro la ha llevado a tatuarse el cuerpo, cortar parte de su oreja, tener implantes en manos y su frente hechos por su esposo, pues asegura que no quiere ser modificada por alguien más.
Edwin “Pocker” Ruiz se recuerda a los 10 años viendo personas con modificaciones “es un estilo muy diferente, yo quisiera tener algo así en mi cuerpo”. Ahora a la edad de 20, su cuerpo ha cambiado. De la frente se asoman dos picos llamados implantes transdérmicos, sus cuello y brazos tatuados, dos expansiones en la nariz y el corte de un fragmento de su oreja al que se sometió en noviembre de 2021.
“Con el tiempo conocí a Plaga y con él pude empezar este proyecto”, dijo Pocker. Para él no es una modificación solamente física, sino personal, “me hizo sentir más seguro de mí mismo y de las cosas que hacía”.
Romina, su esposa, se hizo la bifurcación de lengua a los 14 años, conoció a Pocker cuando no estaba físicamente modificado y ella ha estado presente en los procedimientos que se ha hecho. Romina planea cambiar más su físico, pero actualmente su mayor meta es acabar la carrera en psicología.
En contra de la sociedad
“Ir a centros comerciales es el horror porque siempre nos siguen, el hecho de que te vean diferente te persiguen como si uno fuera a robar y sí es incómodo”, lamenta Vianney. Para ellos, ir de compras e incluso solo salir a la calle es totalmente diferente.
La gente los mira, policías los vigilan y en el transporte público las personas los ven con temor a ser asaltados únicamente por cómo lucen. “En lo personal pienso que la apariencia no define lo que uno es por dentro”, dijo Pocker al recordar cuando una mujer lo miró y comenzó a persinarse.
Romina y Pocker, al igual que Vianey y Plaga, son padres. El inculcar valores a sus hijos sobre el respeto hacia los demás sin importar la apariencia es primordial, al igual que apoyarlos en determinado caso que, siendo mayores de edad, deseen realizarse modificaciones corporales.
La familia de Chivo, pese a no estar totalmente de acuerdo en los procedimientos que realiza en su cuerpo, lo ha apoyado e incluso su madre le ha ayudado a curar las heridas ocasionadas por la escarificación. “Ella sabe que soy una buena persona y que mi apariencia no cambia nada de lo que yo soy”.
Plaga se colocará implantes transdérmicos en la frente, sumando horas de tatuajes y mejorando su técnica como modificador corporal desea recorrer México y el mundo ayudando a gente que quiera cambiar su cuerpo, “yo no imaginaba verme en este camino...yo creo que siempre me van a recordar...una modificación es más duro el cicatrizar, te modificas porque no te gusta cómo te ves, cuando yo modifico a una persona y le gusta cómo queda, su autoestima crece y eso es lo que más dejo en ellos, su seguridad y su confianza en ellos mismos”. Chivo mejorará su técnica como tatuador para, algún día, hacerse una modificación él mismo. Vianney continuará con su proyecto para cubrir su cuerpo de tatuajes, escarificaciones e implantes. Pocker y Romina se seguirán acompañando en cada procedimiento.
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