
Según Newsweek, el uso de determinados códigos aeroportuarios de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) provoca disputas políticas y desafíos para la imagen institucional de algunas terminales. Este fenómeno se refleja en el reciente caso del Aeropuerto Internacional de Gaya, en el estado indio de Bihar, donde la sigla GAY ha sido calificada de “social y culturalmente ofensiva” por Bhim Singh, parlamentario del partido Bharatiya Janata Party (BJP). Singh reclamó ante el Ministerio de Aviación Civil de la India que interceda con IATA para modificar el código, alimentando una discusión que involucra aspectos socioculturales y administrativos.
La respuesta oficial del gobierno indio, citada por el blog de aviación View from the Wing, subraya que las modificaciones a los códigos aeroportuarios solo se consideran en “circunstancias excepcionales” vinculadas a motivos de seguridad operacional. No obstante, existen antecedentes de cambios, aunque poco frecuentes, en designaciones como las de los aeropuertos de Baltimore –que migró de BAL a BWI– y el antiguo Idlewild de Nueva York, renombrado JFK, procesos que implicaron largas gestiones y justificaciones.
Asimismo, los grupos LGBTQ+ han criticado el intento de cambio del código GAY, vinculado a consideraciones discriminatorias. Según declaraciones recogidas por View from the Wing, activistas señalaron que la demanda parlamentaria “es un síntoma de homofobia”, recordando que la designación GAY se asignó cuando el aeropuerto de Gaya abrió operaciones en 2002 y que la sigla estuvo disponible incluso para terminales estadounidenses como Sioux City (SUX), que rechazó el acrónimo por consideraciones de imagen pública.

Cambios de códigos aeroportuarios: proceso infrecuente y logísticamente complejo
El proceso para solicitar cambios en los códigos de IATA está regulado por la Resolución 763, la cual establece que solo “una justificación contundente, preferentemente relacionada con seguridad aérea”, puede activar estos procedimientos. Las designaciones están distribuidas en sistemas internacionales de reservas, seguimiento de equipaje y operaciones logísticas, lo que convierte cualquier alteración en un desafío técnico y administrativo de alto coste, según puntualiza Newsweek.
A pesar de estas restricciones, existen en la historia de la industria algunas excepciones. El caso más reciente se produjo con el aeropuerto de la capital de Kazajistán, que al renombrarse de Tselinograd a Nur-Sultan logró también la actualización de su código de TSE a NQZ. Sin embargo, este trámite prolongó su resolución durante años; en 2022, la ciudad decidió regresar al nombre de Astana mientras el aeropuerto mantuvo el nuevo código, hecho señalado por Newsweek como ejemplo del complejo entramado detrás de estos identificadores.

Implicaciones para la marca de ciudad y la percepción cultural
Las consecuencias de estos códigos trascienden el ámbito técnico, incidiendo de lleno en la percepción pública de las ciudades y en preguntas sobre reputación e identidad. El caso del código SUX para el aeropuerto de Sioux City, Iowa, constituye otro ejemplo relevante. En 1998 y 2002, funcionarios locales intentaron sin éxito modificarlo, reconsiderando más tarde su estrategia y utilizando campañas irónicas como “Fly SUX” para resignificar la marca, según reportó Newsweek.
El debate generado en la India tampoco es nuevo. La Comisión Parlamentaria para Empresas Públicas recomendó en 2022 que el identificador de Gaya migrase de GAY a YAG, aduciendo un carácter “indecente”, según consta en los registros del Ministerio de Aviación Civil. El ministro Murlidhar Mohol detalló que Air India solicitó posteriormente de manera formal el cambio ante IATA, aunque la petición no prosperó.

Códigos aeroportuarios poco convencionales alrededor del mundo, incluyendo EEUU
Más allá de GAY y SUX, la lista de códigos inesperados se extiende a terminales como FUK (Fukuoka, Japón), DIK (Dickinson, Dakota del Norte), POO (Pocos de Caldas, Brasil), PEE (Perm, Rusia) y BUM (Butler Memorial, Misuri), así como otros de menor carga semántica como CAT, DOG, LOL y OMG. Algunos derivan de sistemas históricos, otros de combinaciones alfanuméricas libres en el momento de su registro.
En palabras del experto en aviación Gary Leff, principal autor de View from the Wing, estos códigos constituyen una curiosidad más para viajeros y aficionados a la aviación. Leff expresó su interés por formular una ruta desde Fresno, California (FAT), hasta Fukuoka (FUK), y sugirió que ante la polémica sobre SUX, “es mejor tomárselo con humor y seguir volando: Fly SUX”.
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