La edad en exclusiva no es un factor determinante del deseo o la expresión sexual

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Madrid, 8 abr (EFE).- La edad en exclusiva no es un factor determinante del deseo o la expresión sexual, según un estudio con más de medio centenar de mujeres entre 65 y 89 años presentado este martes en el Instituto de las Mujeres, que concluye que lo más determinante es haber tenido una sexualidad satisfactoria antes de llegar a esa edad.

Las principales conclusiones de 'La sexualidad de las mujeres mayores en el contexto español. Percepciones subjetivas' han sido presentadas por Paloma Andrés Domingo, médica especialista en Ginecología y Obstetricia y sexóloga, una de las autoras del estudio.

"Los relatos desvelan que el deseo sexual existe en la vejez, está condicionado culturalmente y cambia a lo largo de la vida", ha explicado, con testimonios como el de Adela (Valencia, 67 años) que asegura: "He tenido un montón de amantes y experiencias de todo tipo y lo he vivido con bastante naturalidad. Y ahora mismo lo estoy viviendo, el deseo no me ha cambiado".

Del otro lado, el testimonio de Fina (Madrid, 68 años, todos los nombres son supuestos y elegidos por las participantes): "Yo pienso que la sexualidad para mí ha sido algo terrible" o el de Nora (76 años, Valencia): "Sí que tengo bastante bajón en la sexualidad, por la edad y por las circunstancias, a mí la enfermedad de mi hijo me cortó la alegría", dice.

"Resumiendo, el deseo no desaparece cuando tu sexualidad ha sido satisfactoria y se van encontrando y diversificando prácticas solas o en pareja, pero cuando ha sido desagradable, cuando no humillante, se considera que la enfermedad o la menopausia libera", ha dicho otra de las investigadoras, la psicoterapeuta Fina Sanz.

Las participantes han sido 51 mujeres entre 65 y 89 años que han formado parte en grupos de discusión y entrevistas en profundidad en Madrid, Valencia, Bilbao y Sevilla. Catedráticas, amas de casa, limpiadoras, empresarias o profesoras, 42 se definen como heterosexuales, seis como lesbianas y tres como bisexuales (de las que una se ve más asexual en la actualidad).

Casi todas nacieron en el franquismo (todas en España salvo tres en Bolivia y una en Colombia), en un contexto de culpa, catolicismo, prohibición, frecuentemente de violencia, y siempre de silencio sobre la sexualidad.

Así, las mujeres aprendían a inhibir el deseo para no sentir atracción antes de casarse (41 se han casado) y después quedaban para tener hijos (40 han sido madres). La mayoría no nombra la vulva ni la vagina -"Me cogió todo pero bien cogido", dice Aroa, de 81 años, de Sevilla- o el pene -"¡Te colocaban la alcachofa!"-.

En cuanto a relacionar la enfermedad con una disminución del deseo, el estudio considera que responde a "una mirada androcéntrica, pensando en el coito", ya que hay enfermedades masculinas que disminuyen la erección. "Pero en nuestra investigación, centrada en personas mayores, aparece muy diversificado", ha explicado Sanz.

Así, en las primeras fases de una enfermedad se pierde el deseo sexual, pero por lo general, cuando se cronifica o cura, no afecta a este aspecto. Por ejemplo, cinco de las participantes han sufrido extirpaciones de útero y consiguientes menopausias prematuras. Solo una de ellas acabó con la sexualidad, debido a que sus relaciones eran dolorosas. EFE