Madrid se fuma a bocanadas el regreso por todo lo alto de Cigarettes After Sex

Javier Herrero.

Madrid, 20 nov (EFE).- Cinco años después de su última visita a la capital española, el mismo tiempo transcurrido entre álbumes hasta la publicación del reciente 'X's', los estadounidenses Cigarettes After Sex han regresado a Madrid dueños aún de su toque sofisticado y, sobre todo, de un poder de convocatoria inédito en la ciudad.

De artistas de sala (en 2017 actuaron en Copérnico) a nombre destacado en un festival de la división media (actuaron en Tomavistas en 2019), el trío de El Paso ha llegado esta vez a uno de los mayores recintos, el Wizink Center, con el aforo máximo de más de 15.000 personas vendido muy desahogadamente.

Para hacer más especial la cita, cabe destacar que esta incursión ha sido la única de este año en España dentro de la gira de presentación del citado 'X's' (2024), su tercer álbum, publicado el pasado mes de julio, aunque ha sido del que finalmente menos títulos se han colado en el repertorio.

A lo largo de hora y media el grupo formado en 2008 por Greg González ha interpretado unos 17 cortes, con vistazos generosos a sus anteriores trabajos, especialmente a su debut en el formato largo, 'Cigarettes After Sex' (2017), pero también a su primera grabación, el EP 'I.' (2012).

Casi con el mismo sigilo y levedad con la que luego han desarrollado el concierto, salvo por el sonido del gas de una lata al abrirse, los miembros de la banda han ido ocupando puntuales sus puestos tras la batería, el bajo y la guitarra en un escenario en penumbra, flanqueado en sus bordes por unas tenues cortinas de luz.

Esos sobrios pero resultones juegos de luces y sombras, junto con bocanadas de humo a ras de suelo y escala de grises hasta en las proyecciones, han sido la constante escenográfica que ha vestido (o ha desnudado) todo el "show", enmarcado en una noche perpetua y sugerente.

Como si de una película de David Lynch se tratara, la ensoñación musical ha llegado a su máxima expresión en conjunción con el "dream pop" que practican desde el primer corte, 'Xs', el que da titulo a su último álbum, y solo se ve rota esporádicamente por la efusividad con la que el público madrileño ha recibido canciones como el clásico 'Nothing's Gonna Hurt You Baby' o 'John Wayne'.

No ha habido altibajos en el ritmo, más bien una cadencia hipnótica, pero cuesta decir qué tema ha despertado más fervor místico o sexual entre los concurrentes, aunque con toda probabilidad 'Sweet' ha sido uno de los más importantes, junto con 'Sunsetz', una de las más románticas y sensuales del trío, lo que ya es decir mucho.

Como congelado en instantáneas en blanco y negro fuera de tiempo, a Greg González no se le ha movido un pelo durante su interpretación, con esa voz un tanto andrógina que parece un canto de sirena, en contraste con el registro tan grave que ha alcanzado cuando ha dado a los asistentes un tímido "gracias" por acudir a la cita o ha afirmado algo más tarde: "Madrid, os queremos tanto...".

A esas alturas ya no es noviembre en Madrid, sino una noche de agosto de luna llena en mitad de Texas o de la costa californiana y el concierto se convierte en una congregación de fieles que convocan al unísono entre susurros a 'K.', con el recinto convertido en un planetario de pequeñas luces oscilantes gracias a los móviles.

Solo 'Dreaming of You', una de sus primeras canciones, ha traído algo parecido a un sueño inquieto que no llega a pesadilla, porque pronto la imprescindible 'Apocalypse' ha devuelto la placidez al recinto acunándolo con unos versos finales que, como la velada en su conjunto, se revelan bellos pero inofensivos: "Has estado aquí siempre encerrado y sencillamente no puedes decir adiós". EFE