Hablan las personas que viven en la calle durante el invierno: “He perdido a 30 amigos desde 2022 y hay muchos edificios vacíos”

El cierre inminente de refugios intensifican la preocupación por la falta de alternativas para quienes duermen a la intemperie

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Francia va a cerrar los
Francia va a cerrar los refugios para las personas sin hogar. | Referencial

Las noches de invierno han marcado la rutina de quienes no cuentan con un techo. Las temperaturas han descendido hasta el punto de congelación, forzando la apertura de refugios de emergencia. Según ACNUR, 100 millones de personas de todo el mundo no disponen de un hogar. En Francia, Julien y Germain son dos de las 30.000 personas que viven en plena calle en su país.

Julien lleva once años en la misma situación.-Después de un divorcio doloroso, no volvió a tener una casa y durante el invierno llegan los momentos más duros del año. Ahora, las autoridades de su localidad (Saint-Nazaire) han abierto un gimnasio para que todos lo que están sin vivienda y en la calle puedan tener una cama en las noches más fríos. El espacio ha sido habilitado por la gente del municipio y gestionado junto a la Protección Civil y una asociación local. La apertura del refugio, motivada por el frío extremo, representa un alivio pasajero, ya que su cierre está previsto con el comienzo de 2026, cuando se anuncian de nuevo temperaturas bajo cero.

Germain, también sin hogar, se muestra preocupado por otros en la misma situación, especialmente por aquellos con menos recursos materiales. El hombre ha explicado a los medios franceses que en la calle hay muchos jóvenes acompañados solo de sus perros. Este aspecto ha hecho que se queden fuera del refugio, ya que no pueden entrar con animales. Germain y Julien han asegurado el gran riesgo que supone para la salud pasar todos los inviernos a la intemperie: “El riesgo de hipotermia y las escasas pertenencias aumentan la vulnerabilidad de todos nosotros.”

El día a día de la vida en la calle

Germain, cuya vida en la calle se extiende por catorce años tras su salida del ejército y un breve paso por la restauración, narra su itinerario personal. Prefiere evitar conflictos con las autoridades y no ocupa edificios deshabitados. Su elección consiste en dormir sobre el asfalto, aislándose de la humedad con mantas acumuladas. La percepción de que hay pocas personas sin hogar contrasta con la realidad que describe para Franceinfo: “he perdido a treinta amigos desde 2022, víctimas del desamparo y el frío, y mientras tanto hay tantos edificios vacíos” .

Cientos de personas pasan a diario la noche en el aeropuerto de Barajas, por no poder pagar un alquiler en Madrid, una solución precaria que ha saltado a la luz pública con fuerza y ha desatado una guerra entre las instituciones concernidas.

La vida cotidiana bajo estas circunstancias obliga a buscar estrategias para obtener ingresos y recursos mínimos. Julien consigue algo de dinero colaborando con comerciantes en los mercados. Cuando no trabaja, recurre a organizaciones benéficas para acceder a servicios básicos como duchas y alimentos. A pesar de estos apoyos, las limitaciones horarias de estos espacios generan un vacío desde media tarde hasta la noche. En ese periodo se dedica solamente al consumo de alcohol y a pedir dinero, como medio para afrontar la adversidad y el aislamiento.

El cierre inminente de los refugios temporales, en coincidencia con el regreso de las bajas temperaturas, intensifica la preocupación sobre las consecuencias fatales que puede acarrear la falta de soluciones permanentes. Julien subraya que todos quienes viven en la calle tenían una vida previa a esta situación y cuestiona cuántas muertes más serán necesarias para que las autoridades tomen medidas sostenidas.

Percepción social y recursos disponibles

La presencia de numerosos edificios vacíos en Saint-Nazaire genera una fuerte inquietud entre las personas sin hogar. La posibilidad de utilizar estos espacios para ofrecer refugio seguro se percibe como una solución sencilla y factible. Julien sostiene que bastaría con habilitar locales municipales desocupados y asignar personal de seguridad para brindar protección durante el invierno. Esta perspectiva refleja un sentimiento generalizado de frustración hacia las decisiones políticas y la gestión pública.

La falta de ayudas para
La falta de ayudas para las personas sin hogar. (David Zorraquino / Europa Press)

La interacción con el tejido social local, a través de entidades como el Samu Social, Secours Populaire y la Cruz Roja, representa un salvavidas para quienes viven en la calle. Estas organizaciones se encargan de distribuir mantas, alimentos y prestar atención directa. El paso prolongado por la vida en la calle produce una transformación profunda en la percepción y las expectativas de futuro. Germain reconoce que, tras tantos años en esa situación, la idea de volver a vivir bajo techo le resulta extraña y poco deseable. Prefiere destinar sus recursos a mantener a su perro y ayudar a sus amigos, en vez de afrontar las obligaciones de un alquiler y los servicios básicos.