Toxicología no encuentra posibles restos de abuso sexual en Lucas, el niño encontrado muerto en Garrucha (Almería)

Las pruebas forenses han dado negativo en la búsqueda de fluidos biológicos y marcadores genéticos que pudieran indicar abuso sexual, lo que, unido a la ausencia de sustancias químicas externas, descarta la existencia de indicios objetivos de este tipo de delito

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Defensa de la pareja de
Defensa de la pareja de la madre del niño de 4 años de Almería rechaza agresión sexual y alude a un problema estomacal y al curanderismo (Europa Press)

El 3 de diciembre apareció en La Garrucha (Almería) el cuerpo sin vida de Lucas, un niño de cuatro años, en una zona de rocas cercana al antiguo cargadero de mineral, cerca del límite entre Garrucha y Mojácar. El hallazgo se produjo tras un aviso de la tía materna del menor, quien habría trasladado una advertencia a la Policía tras recibir un mensaje en el que la madre, su hermana, le comunicaba que había dejado al menor en una caseta cerca del mar.

Desde un principio, los principales sospechosos fueron la madre de Lucas y su pareja, Juan David R.C., que vivía con la familia a pesar de tener una orden de alejamiento respecto a la mujer. Un día después de encontrarse el cadáver, ambos fueron detenidos y puestos en prisión preventiva bajo sospecha de haber asesinado al menor.

La hipótesis inicial

Según el atestado recogido en la instrucción judicial, la madre del niño salió de casa hacia el kiosko en el que trabajaba, dejando a Lucas al cuidado de su pareja. Durante ese lapso, se dijo en su momento, el hombre - que no es padre biológico del menor - habría presuntamente agredido “de forma reiterada en el abdomen y en otras partes del cuerpo al menor, realizando también actos de naturaleza sexual.

Según aquel auto, Juan David habría advertido a la madre de Lucas que “el niño se encontraba mal”. Su madre regresó con prontitud a la vivienda, lo que habría supuesto que estaba presente durante parte de la agresión física, “sin que hubiera tenido intención presunta de evitarlo o asistir a su hijo”. El sumario añadía que mensajes remitidos por la madre de Lucas a familiares y conocidos sugerían algún grado de participación o conocimiento en la causa de la muerte del menor.

El auto judicial, citado por Europa Press, indicaba que el hombre “maltrataba y golpeaba de forma habitual a Lucas” aprovechando las ausencias de su madre, lo cual, de acuerdo con el mismo documento, sucedía “habitualmente” a pesar de que Juan David tenía una condena previa por maltrato que le prohibía acercarse al menor. De acuerdo con el mismo documento, hay indicios de que la madre de Lucas habría tenido “conocimiento previo del maltrato habitual ejercido por el investigado sobre el niño”, testimonio corroborado entonces por testigos y por sus propias declaraciones en procedimientos judiciales anteriores. .

Lucas murió por un derrame intestinal provocado por una serie de lesiones - shock hipovolémico, desgarro hepático y politraumatismo abdominal - que llevaron a los investigadores a asumir en un principio la hipótesis de que Juan David había agredido “de forma reiterada en el abdomen y en otras partes del cuerpo” a Lucas, además de haber perpetrado actos de naturaleza sexual. La autopsia preliminar refería también un “desgarro” y una “sustancia blanquecina” que apoyaban esta teoría y llevaron inicialmente a imputar Juan David por un presunto delito de agresión sexual.

Toxicología no encuentra posibles restos
Toxicología no encuentra posibles restos de abuso sexual en Lucas, el niño encontrado muerto en Garrucha (Almería) (Rafael González - Europa Press)

Toxicología no encuentra pruebas de agresión sexual

Esta mañana de 23 de diciembre ha trascendido que el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses ha remitido al juzgado el informe definitivo sobre las muestras biológicas de Lucas, y que este descartaría posibles restos de la presunta agresión sexual, según información de EFE.

Todas las pruebas realizadas para detectar los indicios biológicos de una agresión sexual han dado resultados negativos. De acuerdo con el informe del Servicio de Biología, el análisis de los hisopos practicados al cadáver han dado resultado “negativo”, tanto en la búsqueda de espermatozoides como en la detección de antígeno prostático específico, lo cual descarta la presencia de semen. Tampoco se ha detectado amilasa humana - marcador de la saliva - en las zonas analizadas. Tras comparar el ADN extraído de las muestras con la sangre de Lucas, los forenses han determinado que presentan “un mismo perfil genético masculino”, por lo que “no se detectan características genéticas que sugieran la presencia de ADN ajeno”.

Tampoco se ha detectado, según el informe del Servicio de Química, la presencia de alcohol etílico, drogas de abuso, estupefacientes y sustancias de sumisión química como GHB o escopolamina. Lo que sí se ha podido confirmar es la presencia de “trazas de ibuprofeno” y de un metabolismo del mismo medicamento en la sangre del menor, lo cual apoya el testimonio de los investigados, que aseguraban - en unos audios aportados el lunes el juzgado - haber estado suministrando al menor “cada cuatro horas” para tratar su malestar.

Intento Homicidio a un conductor de un camión en Almería (Guardia Civil)

La versión de la defensa

Este lunes, la defensa de Juan David R.C., en prisión provisional por la muerte de Lucas, entregaba 22 archivos de audio entre los cuales figuran dos con la voz del menor grabados horas antes de morir. Sostiene, apoyándose en ellos, que el fallecimiento no se trató de un asesinato sino de un homicidio imprudente.

En estos audios se puede escuchar al menor dirigiéndose a su abuela paterna con serenidad, comentando que había comido con “papá”, refiriéndose a Juan David, lo cual, según la defensa, acreditaría la existencia de un vínculo afectivo y la falta de miedo por parte del niño.

Así, la defensa sostiene que la muerte del niño se debió a que Juan David y la madre de Lucas intentaron tratar el malestar del menor suministrándole ibuprofeno “cada cuatro horas” - siguiendo recomendaciones obtenidas “buscándolo por internet” - y mediante técnicas de “sobado” (masajes abdominales intensos que suelen realizar curanderos), enviando además fotos de las lesiones al abuelo materno de Lucas en lo que la defensa tilda de “tele-diagnóstico” que implicaba también videollamadas con las abuelas del niño que confirmaban desde Colombia y Venezuela la conveniencia de los remedios caseros. En las conversaciones, los progenitores describen episodios de “fogaje” (fiebre interna) y sudoración, síntomas compatibles con una sepsis grave pero que confundieron con una mejoría al afirmar que “amaneció muchísimo mejor”.

Según la defensa, el haber ejecutado esta práctica sin la experiencia ni el conocimiento adecuados podría explicar las lesiones hepáticas halladas en la autopsia, y el consumo de ibuprofeno podría haber agravado la hemorragia interna provocada por la misma, convirtiendo lo que podría haber sido una lesión tratable en un cuadro hipovolémico fatal.

Apoyándose en esto, los letrados Manuel Martínez Amate y Diego Ricardo Molinari han presentado su propia tesis sobre el caso, descartando la existencia tanto del crimen de odio como de la agresión sexual y situando la muerte de Lucas como un homicidio imprudente derivado de una “negligencia sanitaria absoluta” en referencia a la aplicación de remedios caseros y prácticas de curanderismo por parte de sus cuidadores que, sostiene la defensa, no eran conscientes de la gravedad real del estado médico del niño.

Atribuye todo a “una cadena de imprudencias” y a una “praxis cultural pseudomédica”. Se apoyan también en el contexto de superstición en el que los cuidadores de Lucas tomaron sus decisiones, aportando como ejemplo que Juan David acudió a la iglesia para recoger “agua bendita” para el menor en lugar de buscar tratamiento médico convencional. Por el momento, lo que queda en claro es que no se han detectado restos biológicos ni químicos que confirmen una agresión sexual al menor.