El PSOE cree haber detenido el golpe de los casos de acoso “sin restarle gravedad” y quiere salvar el Gobierno con “un impulso a la agenda”

El ala socialista del Ejecutivo confía en que “ningún socio quiere ser responsable de ir a elecciones”, empezando por Sumar

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Pedro Sánchez en la Moncloa
Pedro Sánchez en la Moncloa este lunes. (REUTERS/Susana Vera)

En los últimos días se escucha de nuevo que Pedro Sánchez va a caer, que es necesario un cambio, que no se puede seguir así. Una sucesión de casos de acoso en el seno del PSOE señalan al partido que dice abanderar el feminismo, con Paco Salazar como gota que ha colmado la paciencia de Sumar y ha puesto en alerta al resto de socios parlamentarios. Porque antes fueron los audios de José Luis Ábalos y Koldo García y sus zafias conversaciones sobre mujeres; porque todos ellos estuvieron en el círculo más estrecho de Pedro Sánchez. Este lunes, en la copa de Navidad de Moncloa con los periodistas, en la que solo estuvo una de las dos patas de la coalición, el presidente y los ministros de su partido garantizaron que actúan y actuarán “con contundencia” y que la crisis está “perimetrada”, que son “solo unos pocos”. Que con los corruptos pasa igual, que son los mismos y sus ramificaciones.

Sánchez no va a entregar cabezas a Sumar. Yolanda Díaz exige cambios que les hagan creer que la coalición sigue mereciendo la pena, pero el presidente no tiembla ante la exigencia de la líder de modificaciones de calado en el Gobierno. No lo va a conceder. Los cambios, ha dicho, tendrán que ver con el calendario electoral. El primero de ellos, la salida de Pilar Alegría, candidata en Aragón. Su relevo como portavoz lo ocupará una mujer, ha desvelado el presidente, descartando a Félix Bolaños. ¿Cómo entonces? “Dando un impulso a la agenda”, asegura el jefe del Ejecutivo, algo no tan sencillo dada la compleja aritmética parlamentaria que arrastra esta legislatura. Pero la mayor de las bazas a esta hora, y no se oculta, es que "ningún socio quiere ser responsable de ir a elecciones”. Por la alternativa y porque acercándose a ellos pueden salir “abrasados”.

El PSOE no está teniendo un final de año fácil. No hay tregua ni para el partido ni para su líder.

Se preguntan los socialistas quién daría el paso que pudiera terminar en un gobierno de PP y Vox. “No deja de ser curioso que los adalides de la estabilidad están convocando elecciones”, recuerda Sánchez, en referencia a María Guardiola y Jorge Azcón. Anticipándose además a quienes vayan a extrapolar los comicios de Extremadura y Aragón a la esfera nacional, afirma que “la dinámica de las autonómicas nada tiene que ver con unas generales”. Al menos en 2023 fue así. Concluye que “el problema lo tiene la derecha con la ultraderecha”. Y en relación con esto, el presidente llama la atención sobre un gobierno -el suyo- que ofrece -dice- “un contrapunto interesante en este momento de España y el mundo”.

El peor momento no es este

Pero de vuelta a lo doméstico y a lo urgente, el asunto más repetido en la copa de Navidad: Salazar y compañía. Cómo ha podido pasar. Y, sumado a la condena al fiscal general o al ingreso en prisión de Ábalos o al avance del caso Plus Ultra, entre otros frentes, si se trata del momento más crítico en los cerca de ocho años de Sánchez en el poder. Él responde tajante: “No, lo fue la pandemia”. De hecho, no solo no habla de adelanto, sino que se ve acabando la legislatura y más allá de la candidatura a las próximas generales: “Tenemos un proyecto que no acaba en 2027″, sentencia. Antepone que “no resta gravedad” a las denuncias de acoso, pero para quienes vean en esto la puntilla a su mandato, recuerda que el suyo es un gobierno “contrastado en múltiples crisis”, insistiendo en la gestión del Covid-19 como la mayor de todas. Sus ministros le secundan y Montero habla de presentar presupuestos el próximo trimestre.

Pedro Sánchez con sus ministros
Pedro Sánchez con sus ministros en la bancada del Gobierno en el Congreso. (Eduardo Parra/Europa Press)

Ante los casos de acoso que se han empezado a conocer, tanto Sánchez como Ana Redondo, ministra de Igualdad, sostienen que el PSOE “es el primer partido” con protocolos de denuncia interna y que los pone en marcha, y defienden que se ha actuado y seguirá actuando para que funcionen. Fuentes del Gobierno apuntan que este pico de intensidad e impacto bajará y la atención volverá a centrarse en la iniciativa política, que es como piensan convencer a los apoyos habituales. Es decir, no dar la imagen de un gobierno paralizado más ocupado en parar los golpes, que no han sido pocos en las últimas fechas. “Tengo ganas de continuar, tengo un punto de madurez para ver las cosas con perspectiva”, reflexiona Sánchez.