Hereda la casa de su infancia en ruinas pero el ayuntamiento le prohíbe hacer cualquier reforma: denuncia “el deseo de hacer daño” del alcalde

La prioridad ha sido proteger la zona y el hombre ha tenido que abandonar la casa en medio del campo por decisión judicial

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La casa heredada en ruinas
La casa heredada en ruinas que un hombre no podrá disfrutar. (Instagram/_mavi_atelier_)

La vida de un hombre de La Lande-de-Fronsac, Gironda, cambió drásticamente tras la muerte de su padre cuando heredó la que fue su casa de la infancia. Para el nuevo propietario, aquel edificio en ruinas en medio del campo no era solo un inmueble: significaba la posibilidad de restaurar recuerdos y vincular su presente a la memoria familiar. El estado de abandono hacía necesaria una profunda renovación, incluyendo la construcción de una ampliación, así que cuando tuvo todo listo presentó el proyecto en el ayuntamiento.

Lo que inició como el sueño de recuperar un patrimonio se convirtió pronto en una amarga contienda administrativa y judicial. Desde 2021, cuando presentó una solicitud formal para obtener permiso de obra, la administración local nunca respondió de manera definitiva. A lo largo de este tiempo, el solicitante, también viticultor en la zona, defendió ante la municipalidad que la restauración de la vivienda no afectaría a ningún vecino.

Pese a la insistencia, la negativa del ayuntamiento marcó el inicio de una batalla legal que expuso las tensiones entre la normativa urbanística y el derecho de propiedad. El conflicto alcanzó los tribunales, y su desenlace arrojaría luz sobre los límites legales de la reforma en zonas rurales protegidas por el Plan Local de Desarrollo Urbano (PLU).

La zona agrícola y el estado de la vivienda

La clave del conflicto reside en la zonificación agrícola del terreno. Según las normativas municipales, la construcción de viviendas nuevas o la reforma significativa de antiguas edificaciones se encuentra prohibida en estas áreas para proteger el uso agrario y el entorno rural. El edificio heredado a pesar de haber sido una residencia familiar llevaba años deshabitado y en un proceso avanzado de estar en ruinas. Todas estas condiciones dificultaban que la reforma fuese considerada una simple rehabilitación.

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El propietario argumentó que, al no recibir respuesta a su solicitud de permiso desde 2021, disponía de un permiso tácito según las normativas administrativas francesas. También defendió que su actividad vitivinícola en los terrenos adyacentes demostraba la viabilidad y compatibilidad del proyecto. Por su parte, el Ayuntamiento defendió su postura con consideraciones técnicas y normativas: sostenía que autorizar la obra abriría la puerta a un precedente indeseado en una zona protegida y que la intervención podría afectar el equilibrio rural, aunque se minimizara el riesgo de molestias al vecindario.

La resolución final: la decisión judicial

La causa escaló primero a los tribunales administrativos y llegó finalmente al Tribunal Administrativo de Apelación de Burdeos. El eje de la disputa pasó a centrarse en un aspecto técnico fundamental: definir si el edificio en cuestión podía ser catalogado como “construcción existente” o, por su deterioro, perdía dicha condición a ojos de la ley. El tribunal falló que, debido al estado de ruina, no resultaba considerado ya como una vivienda susceptible de reforma. Este diagnóstico condujo a la desestimación de las intenciones del propietario.

La casa no podrá ser
La casa no podrá ser rehabilitada por el momento. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La resolución añadió que, en estas circunstancias, no cabe considerar que la decisión municipal suponga una intromisión indebida en el derecho al respeto de la vida privada y familiar. El fallo subraya que el límite impuesto por la protección de las zonas agrícolas prevalece sobre el interés individual del heredero, y que la administración se ajustó estrictamente a la normativa vigente.

El desenlace evidencia las implicancias concretas del PLU en la vida cotidiana de los vecinos de zonas rurales de Francia. Cuando un terreno adquiere la categoría de zona agrícola, las posibilidades de transformación se restringen, incluso en casos con un fuerte componente emocional o patrimonial. El caso sella un precedente donde el rigor técnico y la defensa del interés público priman sobre el deseo de conservar el pasado familiar, y sitúa a los titulares de ruinas rurales ante un muro difícil de sortear.