La casa real sueca desempolva sus mejores joyas en los Nobel: una diadema de 47 diamantes y más de un siglo y una tiara de aguamarinas

Silvia, Victoria y Magdalena convirtieron Estocolmo este miércoles en una pasarela histórica

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La familia real de Suecia
La familia real de Suecia (CASA REAL SUECA).

La capital sueca ha vuelto a vestirse de gala este 10 de diciembre de 2025, fecha inamovible en la que se conmemora la muerte de Alfred Nobel y en la que Estocolmo se convierte en el centro mundial del conocimiento, la cultura y también de la elegancia. La Sala de Conciertos ha abierto sus puertas para una ceremonia que combina solemnidad, tradición y un desfile único de piezas históricas del joyero real. La familia Bernadotte ha presidido el acto con una puesta en escena impecable, donde las tiaras han sido tan protagonistas como los propios premiados.

La reina Silvia ha acaparado buena parte de las miradas con un estilismo que conjuga memoria y sofisticación. Para esta edición, ha recuperado un vestido amarillo de Georg et Arend, el mismo que llevó durante la cena de gala organizada por el Jubileo de Oro del rey Carlos XVI Gustavo. La pieza, bordada con diminutas cuentas, cristales y perlas, incorpora una falda de dos capas llena de movimiento, perfecta para una noche tan señalada.

Coronando el conjunto, la soberana ha recurrido a una de las tiaras más simbólicas de la dinastía: la de las Nueve Puntas, una creación encargada en el siglo XIX por Óscar II para su esposa Sofía de Nassau. Con sus característicos “soles” de diamantes en la parte superior y una estructura de inspiración victoriana, esta diadema ha acompañado a varias generaciones de mujeres Bernadotte. Silvia la ha elegido en numerosas ocasiones, convirtiéndola casi en una extensión de su imagen institucional.

La princesa heredera ha optado por un mensaje claro: tradición, memoria y continuidad. Para ello, ha desempolvado uno de los vestidos más recordados del archivo familiar, un diseño en gris perla firmado por Jacques Zehnder, que la reina Silvia lució en la ceremonia Nobel de 1994. El modelo, con escote palabra de honor y una pieza superpuesta tridimensional, adquiere un aire contemporáneo gracias a la forma en la que Victoria ha colocado el cordón azul de la Orden de los Serafines, integrándolo bajo la estructura del vestido.

En cuanto a las joyas, la heredera ha vuelto a apostar por una de sus piezas icónicas: la tiara Baden Fringe. Esta diadema, formada por 47 diamantes dispuestos como rayos, llegó a Suecia en 1881 como regalo de boda de los duques de Baden a la entonces futura reina Victoria. Desde que la actual princesa Victoria la estrenara en la boda del príncipe Haakon de Noruega en 2001, la ha incorporado a decenas de actos oficiales, hasta convertirla en un verdadero símbolo de su figura pública.

La reina Silvia de Suecia
La reina Silvia de Suecia (CASA REAL SUECA).

La princesa Magdalena, que una vez más ha ocupado la primera fila junto a su marido Chris O’Neill, ha apostado por un conjunto que combina impecablemente con sus rasgos nórdicos y sus ojos azules. Su elección ha sido la tiara ‘kokoshnik’ de aguamarinas, una pieza con más de un siglo de historia inspirada en los tradicionales tocados rusos. Con grandes aguamarinas enmarcadas por una estructura de platino y diamantes, la pieza ha pasado por varias generaciones desde que Gustavo Adolfo la regalara a su prometida, Margarita de Connaugh, en 1905.

El diseño elegido por Magdalena —una creación joya de Jenny Packham, salpicada de cristales y acompañada de una capa fluida— ha elevado todavía más la presencia de esta tiara, que, aunque forma parte de la colección familiar, parece hecha a medida para ella. Su uso recurrente a lo largo de los últimos años así lo demuestra.

Una ceremonia llena de guiños al pasado

Aunque la mayor parte de la familia real ha estado presente, la ausencia destacada ha sido la de la princesa Sofía, a quien la Casa Real ha excusado por motivos familiares. Sin embargo, la atención no se ha desviado del brillo general de la velada, en la que varios miembros de la realeza optaron por rescatar piezas históricas de sus guardarropas.

Victoria, por ejemplo, ha repetido la fórmula de 2018, cuando decidió lucir otro vestido de su madre, en aquella ocasión un modelo de Nina Ricci. La apuesta por la sostenibilidad y la memoria vuelve a estar muy presente en la edición de este año, reforzando esa imagen de continuidad que caracteriza a la familia Bernadotte.