Identifican en Cataluña la mula más antigua de Europa occidental: fue enterrada hace 2.700 años junto a una mujer joven

El hallazgo de los restos de este híbrido reescribe lo que se pensaba sobre el conocimiento que tenían las comunidades de la época respecto a la reproducción animal

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Huesos de animales que forman
Huesos de animales que forman la colección de referencia de los restos de la mula. (Universidad de Barcelona)

Entre 1985 y 1986, un equipo de arqueólogos excavó el yacimiento de Hort d’en Grimau, en Castellví de la Marca (Barcelona). Además de cerámicas y material lítico, se hallaron varias fosas con huesos tanto de humanos como de animales, entre las que se encontró un silo funerario con los restos parcialmente cremados de una mujer joven y los de un équido de pequeña estatua cuyos rasgos morfológicos coincidían con los del burro.

Sin embargo, cuarenta años después, un nuevo análisis zooarqueológico liderado por la Universidad de Barcelona ha concluido que aquellos restos eran de una mula, concretamente de la más antigua hallada hasta el momento en Europa occidental. Los resultados, publicados en la revista Journal of Archaeological Science: Reports supone un adelanto de varios siglos de la evidencia de hibridación delirada de équidos en la península Ibérica.

Yacimiento de Hort d'en Grimau.
Yacimiento de Hort d'en Grimau. (Galiano Aitor/Wikimedia Commons)

“La datación por radiocarbono y el análisis genético confirman que el animal depositado en Hort d’en Grimau representa la mula más antigua conocida tanto en el Mediterráneo occidental como en Europa continental, fechada entre mediados del siglo VIII y mediados del siglo VI a.C.”, señalan los autores del estudio.

Evidencia de mulas en la Primera Edad del Hierro

La mula es un animal híbrido nacido del cruce entre una yegua y un burro macho, combinación que da lugar a un équido muy resistente, fuerte y apreciado históricamente para trabajos de carga y transporte. Este animal suele ser estéril, por lo que no puede reproducirse y debe obtenerse siempre mediante cruces controlados.

Así, la producción de mulas, según se destaca en el estudio, requiere la coexistencia y manejo de caballos y burros, conocimientos técnicos y recursos económicos. La identificación de los restos hallados, que tienen una antigüedad aproximada de 2.700 años, supone un entendimiento avanzado de reproducción animal.

Los restos de la mula
Los restos de la mula hallados en el yacimiento Hort d'en Grimau son los más antiguos de Europa y el Mediterráneo occidental. (Journal of Archaeological Science: Reports)

“Los híbridos de primera generación entre una yegua y un burro macho son raros en el registro arqueológico mundial y, hasta la fecha, solo se han identificado de manera fiable mediante análisis genéticos en Europa continental y el Mediterráneo occidental durante la Segunda Edad del Hierro, principalmente en contextos ya influenciados por la romanización y en el periodo romano”. Se adelanta así en al menos tres siglos el uso de esta animal en la zona y, además, se sugiere que la hibridación en la península Ibérica podría estar asociada con innovaciones y contactos culturales introducidos por los fenicios.

Un animal de gran valor económico

El ejemplar hallado en el silo funerario se trata de una mula hembra adulta-senil que presenta un 52,05 % de ascendencia de yegua y un 47,95 % de burro. Además, “sus patologías y resultados isotópicos muestran que este animal viejo tuvo un gran valor económico, ya que presenta signos de haber llevado arneses para su manejo”. Así, cuenta con desgaste dental avanzado, pérdida de premolares y alteraciones óseas asociadas al uso de bocado y bridas.

También hay evidencia de “haber sido alimentado con forrajes energéticos que incluían cereales, lo que puede estar relacionado con el hecho de que fue estabulado y utilizado para el trabajo”.

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Un enterramiento excepcional

La inhumación conjunta de los restos parcialmente cremados de la mujer y los del équido en silo no es usual en la Edad del Hierro —solo existen cuatro casos similares en la región, todos asociados a materiales fenicios y fechados en la Primera Edad del Hierro—, puesto que la norma funeraria de la época era la cremación y el depósito de las cenizas en urnas cinerarias. En la Segunda Edad del Hierro, “los restos equinos siempre se asocian a tumbas masculinas y los animales se identifican generalmente como caballos e interpretan como símbolos de identidad aristocrática y prestigio marcial”.

Por estos motivos, el enterramiento ha generado una incógnita. El equipo de investigadores del estudio interpretan esto como una práctica funeraria alternativa o diferenciada dentro de la comunidad local. Además, identifican una posible influencia fenicia y un gran valor simbólico y social del animal.