
En toda casa aparecen bichos de vez en cuando. La mosca ocasional, que se deja ver por el rabillo del ojo; alguna hormiga rastreando las migas de una tostada; o una araña, en una esquina del techo, llenando las paredes de telas en su esfuerzo por echarse algo a la boca.
Entre finales de verano y otoño, es habitual ver cómo estas últimas, en busca de temperaturas y rincones cálidos y protegidos - ya que no pueden regular su temperatura corporal y dependen enteramente del ambiente -, se desplazan al interior de las casas para resguardarse del frío y buscar pareja. El fenómeno se repite en todo el mundo y suele suponer que, dependiendo de lo aprehensivo de cada cual, uno se lleve algún disgusto en el pasillo de su casa. Aunque la mayoría de especies de araña son inofensivas y ayudan a controlar poblaciones de insectos, la convivencia con estos bichos no resulta cómoda para todo el mundo. Por suerte, sin embargo, existen maneras de evitar que proliferen con tanta facilidad en los hogares.
Un hábito sencillo que dificultará la proliferación de arañas
Según explicó en Express.co el especialista en hogar Andrew White, el atractivo de muchos hogares para las arañas tiene que ver con el desorden: “El otoño es el momento ideal para que las arañas busquen un refugio cálido y los rincones desordenados son su hogar soñado”. En épocas de lluvias y viento, los recibidores y zonas de entrada concentran abrigos mojados, botas y paraguas, multiplicando los escondites donde las arañas consiguen cobijo y alimento.
White apunta una clave sencilla: adelantarse a la invasión ordenando antes de que llegue el frío. “Los bichos como las arañas prefieren resguardarse en superficies desordenadas con pliegues o huecos, como montones de ropa, reciclaje o libros”, explica. En ese ambiente surgen microclimas estables y oscuros, llenos de pequeños insectos, lo que crea el entorno perfecto para sus telarañas.
Especies como la llamada “patilarga” (Pholcus phalangioides), presente en viviendas de numerosos países, exige aún más atención en esquinas y techos. Mantener estos espacios limpios y ordenados, armarios despejados y áreas de almacenaje bajo control reduce las posibilidades de encuentro.
Al llegar el otoño, los ejemplares adultos, en especial los machos, dejan sus telas y exploran nuevas zonas del interior buscando hembras, lo que puede multiplicar los encontronazos. La prevención y el orden resultan más eficaces que cualquier producto químico, según apunta el propio White: “Guarda los objetos del verano, añade cestas para almacenar, percheros y un felpudo resistente”, recomienda, ya que la ropa y el calzado húmedo suelen servir de reclamo para estos visitantes.
Para quienes prefieren alternativas menos drásticas que algún pesticida, basta con revisar paredes, puertas, tuberías y ventanas para asegurarse de que no haya grietas, y, si las hubiera, sellarlas bien. Añadir unas gotas de aceite de eucalipto o cítricos en los marcos puede funcionar como apoyo (siempre diluido en caso de tener mascotas). Así pues: el remedio menos agresivo, más barato y sencillo para dificultar la proliferación de las arañas en el interior del hogar es mantenerlo ordenado y limpio. Así de fácil.
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