Un agricultor confiesa el giro que ha supuesto la incorporación de las placas solares en el campo: “Antes ganaba 100 euros por hectárea y ahora 1.900”

Cada vez más agricultores abandonan los cultivos tradicionales para alquilar sus tierras a empresas de energía fotovoltaica.

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Placas solares colocadas en el
Placas solares colocadas en el campo (EFE/Fermín Cabanillas)

En un país como España, donde el sol abunda durante gran parte del año, no sorprende que la energía solar se haya convertido en uno de los pilares de la transición energética. Pero lo que sí llama la atención es cómo esta transformación ha comenzado a modificar, de forma visible y acelerada, el paisaje agrícola de muchas regiones. En pueblos como Carmona, en la provincia de Sevilla, numerosos agricultores han decidido dejar atrás cultivos de toda la vida (como el trigo, el girasol o los garbanzos) para arrendar sus tierras a empresas dedicadas a la energía fotovoltaica. El motivo es claro: la rentabilidad es incomparable.

Uno de esos agricultores es José Portillo, quien durante años cultivó pipas y cereales en sus fincas. En declaraciones al programa Equipo de Investigación, explicó que por cada hectárea sembrada solía obtener unos 100 euros. Hoy, tras alquilar 15 hectáreas a una compañía energética, recibe unos 1.900 euros por cada una. “Ese dinero me va a venir de maravilla para viajar y hacer cosas que nunca he podido”, confiesa.

El campo cambia el arado por el sol

Esta transformación no es un caso aislado. Según datos del propio ayuntamiento de Carmona, el municipio está viviendo un auténtico “boom fotovoltaico”, con hasta 28 proyectos en marcha que podrían inyectar millones de euros a la economía local. En total, la localidad cuenta con unas 92.000 hectáreas de superficie agrícola, de las cuales entre un 20% y un 30% han dejado de cultivarse, según estimaciones de los propios vecinos.

La clave del cambio está en la diferencia de ingresos. En un contexto marcado por los altos costes de producción agrícola, la inestabilidad de los precios del mercado y la sequía, alquilar el terreno a una empresa de energía solar representa una opción segura y mucho más rentable. Aunque no todos lo ven con buenos ojos. “Ha habido un revuelo grande porque de toda la vida la gente ha estado cultivando sus tierras, y ahora te vienen dándote un dinero por no hacer nada…”, señalaba otro vecino en el mismo reportaje, reflejando el debate que se vive entre la tradición agrícola y la oportunidad económica.

Noticias del día 01 de agosto de 2025

El auge de la energía solar en España

El fenómeno de Carmona se inscribe en un contexto más amplio: el auge de la energía solar en España. Solo en el ámbito doméstico, en 2023 más de 200.000 familias ya disponían de placas solares en sus viviendas, el doble que el año anterior. Y la tendencia no se detiene. España es actualmente uno de los países líderes en Europa en instalaciones fotovoltaicas, tanto por su capacidad instalada como por el crecimiento anual del sector.

Impulsado por la subida del precio de la electricidad, las políticas de descarbonización y los objetivos europeos de transición energética, el modelo de generación distribuida se ha convertido en una alternativa muy atractiva tanto para particulares como para empresas. Ahora, también para agricultores.

Placas solares (BN Américas)
Placas solares (BN Américas)

El reto está en encontrar un equilibrio entre el aprovechamiento del potencial solar del territorio y la preservación del modelo agrícola. Aunque la instalación de plantas solares no implica necesariamente el abandono permanente del uso agrícola (algunos proyectos combinan ambas actividades mediante el llamado “agrofotovoltaico”), la presión por el alquiler de tierras va en aumento.

Así, el sol se ha convertido en un activo más rentable que el trigo. Y aunque la nostalgia por el campo de siempre sigue presente, muchos agricultores han optado por mirar al futuro de otra manera, bajo el sol, hay negocio.