
No es lo mismo comprar un medicamento con receta que sin ella. Cuando acudimos a la farmacia con la prescripción de un médico, los fármacos suelen ser tan baratos que en ocasiones ni siquiera llegan al euro, mientras que el mismo producto podría valer el doble o el triple cuando no se obtiene por orden de un profesional sanitario. Esto se debe a que, en España, la compra de medicamentos está subvencionada siempre que se realice con la receta de un médico. El Estado cubre al menos un 40% del valor de cada fármaco cuando un ciudadano lo necesita, dependiendo de su situación económica y de salud.
Tal y como explica la farmacéutica española Noelia (@its.noeliafarma) en un vídeo de TikTok, “muchos de los medicamentos que prescribe el médico están financiados por el Sistema Nacional de Salud”, lo que supone una diferencia en el precio de venta que paga cada cliente. “Por ejemplo, una caja de ibuprofeno 600 con receta privada vale 1,97. En mi caso con receta me costó 0,78″, dice la farmacéutica.
Ahora bien, a las farmacias siempre les cuesta lo mismo adquirir los medicamentos que venden, estén o no financiados por la Seguridad Social. Para soportar las diferencias en el precio de venta al público, necesitan que el Estado cubra el gasto sobrante. "Esa diferencia de precio tiene que abonarla alguien, en este caso el sistema sanitario español", dice Noelia.
Pero saber qué medicamentos se han vendido con prescripción y cuáles se han vendido de forma libre no es tan sencillo. El sistema no puede cotejar todas las recetas emitidas con las ventas de las farmacias y necesita que estas le envíen una prueba cada cierto tiempo de qué fármacos han vendido bajo prescripción médica que estén financiados por el Sistema Nacional de Salud (SNS): “El Estado no se lo cree todo, quiere pruebas, así que la farmacia tiene que demostrar que realmente ha dispensado cada medicamento”, explica Noelia.
Para que el sistema pueda comprobar qué medicamentos deben tener cargo al SNS, España el código de barras. Esta marca de cada caja de medicamentos es una herramienta esencial en la identificación y seguimiento de cada unidad. “Es por ello que se recorta esa pequeña parte a la caja y todos los cupones precinto los pegamos en unas hojas”, dice Noelia.
Desde 1975, se recorta este cupón, que ya viene troquelado para mayor facilidad, para tener constancia de la venta. El sistema verifica después su autenticidad y elegibilidad para el reembolso del dinero extra abonado por la farmacia.
Hacia la digitalización del proceso
A muchos, el gesto de recortar con un cúter el código de barras de cada medicamento les parecerá anacrónico e incómodo, pues les deja con un hueco en la caja que, en algunos casos, puede hacerles perder el contenido de dentro. Sin embargo, es posible que el habitual gesto de recortar el código de barras desaparezca. Desde hace unos años, se ha empezado a implantar el código Datamatrix, un sistema de identificación único que permite el seguimiento de los medicamentos desde su fabricación hasta su dispensación.
El nuevo código permite mayor seguridad en cuanto a la autenticidad y validez de los medicamentos y una trazabilidad completa, con un control exhaustivo de los lotes y fechas de vencimiento. Con este nuevo sistema, bastaría con escanear el producto para que quede registrado en el sistema, sin necesidad de recortar parte de la caja.
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