Leishmaniasis en perros: síntomas, cómo prevenirla y cómo se diagnostica

Algunos perros no muestran señales de estar infectados por lo que es importante realizar controles veterinarios regulares, especialmente en zonas de riesgo

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/ Archivo Infobae
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La leishmaniosis es una de las enfermedades parasitarias más graves que afectan a los perros en España. Esta condición, causada por el protozoo Leishmania infantum, se transmite a través de la picadura del flebotomo, conocido popularmente como “mosca de la arena”. Si no se detecta y trata a tiempo, esta enfermedad puede comprometer seriamente la salud de los perros e, incluso, ser letal en algunos casos.

La leishmaniosis es una enfermedad causada por un parásito que invade el sistema inmunológico de los perros. Los flebotomos, pequeños insectos similares a mosquitos, son los principales responsables de transmitir este protozoo. Una vez que el insecto infectado pica al perro, el parásito puede extenderse a través del organismo, afectando múltiples órganos y sistemas.

En España, las áreas mediterráneas presentan el mayor riesgo debido a su clima cálido, especialmente de abril a noviembre, cuando los flebotomos están más activos. No obstante, el cambio climático está ampliando considerablemente tanto la duración de esta temporada como el alcance de las zonas afectadas. Según el mapa de riesgo actualizado en 2024 la costa mediterránea se encuentra en riesgo muy alto, el centro peninsular en riesgo moderado-alto y el norte peninsular en riesgo bajo-moderado, aunque en aumento.

Síntomas principales

La leishmaniosis puede manifestarse de diversas formas, desde perros portadores asintomáticos hasta casos graves con signos clínicos evidentes. Los síntomas más comunes incluyen:

Síntomas cutáneos:

  • Lesiones en la piel, pérdida de pelo (especialmente alrededor de los ojos, orejas y nariz).
  • Piel seca, escamosa o con úlceras que no cicatrizan.
  • Engrosamiento o agrietamiento de almohadillas y trufa.
  • Crecimiento excesivo de las uñas.

Síntomas generales:

  • Pérdida de peso, incluso con apetito normal.
  • Inflamación de los ganglios linfáticos.
  • Atrofia muscular, anemia y hemorragias nasales.
  • Insuficiencia renal (una de las principales causas de fallecimiento en perros con leishmaniosis).
Un perro en una clínica
Un perro en una clínica veterinaria. (Europa Press)

Es fundamental observar con atención estos síntomas y actuar de inmediato. Ante cualquier sospecha, se debe acudir al veterinario para confirmar la enfermedad mediante pruebas como test serológicos (ELISA, IFI), PCR, análisis de sangre y biopsias que permitan detectar la presencia del parásito o evaluar daños en órganos vitales.

Cómo prevenir los efectos de la picadura

La prevención es clave para evitar que un perro contraiga leishmaniosis. Los expertos recomiendan el uso combinado de varios métodos para ofrecer una protección más efectiva. El protocolo de prevención recomendado incluye:

  1. Collares antiparasitarios específicos: Protegen contra la picadura del flebotomo y tienen una duración de entre 6 y 8 meses.
  2. Pipetas repelentes mensuales: Refuerzan la protección frente a los insectos.
  3. Vacunación específica: Ayuda a reforzar el sistema inmunológico del perro frente al parásito.
  4. Evitar exposiciones nocturnas: Los flebotomos suelen estar más activos al anochecer; por ello, es recomendable que los perros duerman en interiores.

Cómo se detecta la enfermedad

Aunque algunos perros infectados no desarrollen síntomas, realizar controles veterinarios regulares es vital, especialmente en zonas de riesgo. Una detección temprana mejora considerablemente el pronóstico.

En caso de un diagnóstico positivo, el veterinario desarrollará un plan de tratamiento adecuado. Este puede incluir medicamentos antiparasitarios, cuidados especiales y seguimiento frecuente para controlar el estado general del perro y prevenir complicaciones graves, como el fallo renal. Un diagnóstico a tiempo y un tratamiento adecuado permiten que los perros con leishmaniosis puedan llevar una vida larga y de calidad. Lo más importante es el control veterinario continuo, cumplir con las pautas de tratamiento y garantizar un entorno saludable y seguro para la mascota.