Gabriel Batistuta es uno de los grandes símbolos del fútbol argentino. Sus pasos por clubes como River, Boca, Fiorentina, Roma e Inter lo convirtieron en una figura a nivel internacional, pero sin dudas fueron sus presencias y sus goles en la Selección los que le hicieron ganar de manera definitiva el amor incondicional de los fanáticos. Prueba de ese cariño son los múltiples mensajes que el ex futbolista recibió este domingo, cuando anunció a través de las redes sociales el nacimiento de su primer nieto.
El pequeño Lautaro nació hace pocos días y es hijo de Lucas, el segundo de los cuatro hijos de “Bati”, que junto a su esposa Irina también son padres de Thiago, Shamel y Joaquín.
“A mis fieles seguidores/as les presento a Lautaro Batistuta, es hermoso pesa 3,070 kg es hijo de Dalila Prieto y nuestro segundo hijo Lucas. Muy felices con Irina comenzamos a transitar esta etapa de abuelos. Gracias por todo el cariño y los cuidados que recibió en las primeras horas de vida por el personal de salud del Sanatorio Padre Pío de Reconquista, y a disfrutarlo junto a sus tíos, abuelos y bisabuelos. Muchísimo más cuando finalice del todo esta pandemia. Gracias !!!!”, escribió Batistuta, de 51 años, en su cuenta de Instagram y compartió dos fotos junto al pequeño Lautaro.
En muy pocos minutos, la publicación recibió miles de “Me gusta” y comentarios de amigos y de seguidores que felicitaron no solo al flamante abuelo, sino también al resto de la familia por el nacimiento del bebé.
Por estos días, Batistuta pasa la cuarentena en su casa de Reconquista, su ciudad natal. A comienzos del aislamiento hizo un vivo de Instagram junto a Juan Pablo Sorín en el que repasó varios aspectos de su carrera. “Yo tenía dos cosas que cumplía siempre: dormir ocho horas reloj y ‘jugar’ antes el partido. Me acostaba el día antes de jugar con la luz apagada, unos 20 o 30 minutos, y miraba el techo. Y ahí imaginaba qué era lo que podía pasar”, contó en aquella charlas sobre sus rituales previos a los partidos.
Y, respecto de sus cábalas, recordó: “En un momento me compraba una pulserita cada vez que hacía un gol, pero era siempre después del partido, nunca antes. ¡Y justo ese año creo que fui goleador o rompí algún récord!”.
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