El arbitraje de Cuneyt Çakir fue pobre: sancionó un penal inexistente y el VAR no estuvo a la altura

El turco tuvo una actuación típica de los colegiados que cuando todos quieren jugar y no hay jugadas conflictivas, salen airosos. No fue el caso. Y falló

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Cuneyt Cakir tuvo un desempeño
Cuneyt Cakir tuvo un desempeño pobre en el partido entre Argentina y Nigeria (Foto: FP)

Argentina y Nigeria protagonizaron un duelo de vida o muerte -deportivamente hablando- por el Grupo D del Mundial de Rusia 2018. El éxito deportivo solo tenía una consigna: ganar y pasar a la próxima ronda.

El árbitro Cuneyt Çakir, de Turquía, encontró en el primer tiempo un juego abierto por parte de la Selección y una Nigeria cautelosa, pero sin un juego brusco.

A los 31 minutos, el juez sancionó correctamente una falta sobre Ángel Di María y desestimó el pedido de roja para el jugador nigeriano por una oportunidad manifiesta de gol. Una decisión acertada.

El turco tuvo una decisión
El turco tuvo una decisión acertada en la falta sobre Di María al no expulsar al nigeriano (Foto: AP Photo)

Ya en el segundo tiempo, se vio un árbitro (al que definimos como diestro en lo físico y complaciente en lo disciplinario) muy dubitativo en las áreas.

A los 48 minutos, Çakir sancionó un penal inexistente -por sujeción- sin identidad de falta y trató de encubrir su error al amonestar al jugador argentino. El fútbol es un juego de contacto y en la jugada sólo se observa el balón caer en el área mientras Mascherano forcejea mínimamente con Balagun, que al sentir el contacto empujó hacia atrás y se dejó caer.

A los 75 minutos, el VAR tomó un protagonismo para el que no fue creado: informó sobre una mano no deliberada. La inseguridad de Cuneyt Çakir lo llevó a revisar la acción y terminó decidiendo lo que ya había visto: mano pero sin identidad de darle un cariz de intencional.

El penal de Mascherano fue
El penal de Mascherano fue mal sancionado debido a que fue Balagun quien se dejó caer (Foto: REUTERS)

Terminó sancionando 35 faltas físicas, amonestando a cinco jugadores y permitiendo protestas y no sancionando algunas infracciones. Otro error fue dejar jugar a Javier Mascherano con su rostro lleno de sangre.

Un detalle no menor fue el accionar del VAR. Argentina necesitó de esa maestría y el encargado, Daniele Orsato (Italia), tampoco estuvo a la altura en su tarea.

El arbitraje fue pobre, típico de los colegiados que, cuando todos quieren jugar y no hay jugadas conflictivas, salen airosos. Cakir confirmó esa regla al fracasar a la hora de ser ecuánime en el control del juego. Puntaje: 4.

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