
En lo alto del páramo de Guerrero, a más de 3.000 metros de altitud, una nube de humo delataba una actividad silenciosa pero devastadora. Allí, en medio de uno de los ecosistemas más sensibles del país, las autoridades descubrieron una operación ilegal dedicada a la producción de carbón vegetal, una práctica prohibida que pone en jaque el equilibrio ambiental de la región.
El hallazgo tuvo lugar en la vereda El Empalizado, zona rural de Zipaquirá, dentro del Distrito de Manejo Integrado (DMI) Páramo de Guargua y Laguna Verde. La acción fue posible gracias a un operativo liderado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), en coordinación con la fuerza pública. En el terreno intervenido se encontraron dos quemas activas a cielo abierto, cuatro puntos de emisión de humo y un total de 90 metros cúbicos de madera en proceso de combustión, junto a 51 bultos de carbón listos para ser transportados.
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“Las quemas a cielo abierto son ilegales, más aún si se trata de ecosistemas protegidos como los páramos, que por su fragilidad tardan mucho más tiempo, o quizás no logren recuperar sus características y servicios ecosistémicos”, advirtió Bryan Guillermo Martínez, director regional Sabana Centro de la CAR.
La situación es alarmante por varias razones. Primero, por el uso de materiales contaminantes en el proceso de combustión, restos de demolición, pinturas, metales y maderas como eucalipto, pino y acacia. Segundo, por los residuos tóxicos que se liberan al ambiente: material particulado, hidrocarburos aromáticos, compuestos orgánicos volátiles, óxidos de azufre y nitrógeno, y sustancias irritantes como la acroleína. Todo ello representa un serio riesgo no solo para la biodiversidad, sino también para la salud de las comunidades que habitan en las cercanías.
Pero, el daño va más allá del humo. La producción de carbón vegetal en zonas de páramo implica la tala de vegetación nativa, altera hábitats enteros y aumenta la posibilidad de incendios forestales. En un territorio como el de Guerrero, fuente vital de agua para múltiples cuencas hidrográficas, cualquier alteración puede tener efectos irreversibles.
Durante el operativo, una persona fue detenida en flagrancia por la Policía Nacional mientras alimentaba una de las hogueras. Fue puesta a disposición de la Fiscalía en Zipaquirá y podría enfrentar cargos por delitos ambientales.

La CAR no se detiene. Según la entidad, los municipios más golpeados por este tipo de prácticas dentro de su jurisdicción son Soacha, Ubaté, Rionegro, Bogotá–La Calera y el Alto Magdalena. Allí, los operativos se intensificarán.
“De la mano con la fuerza pública, seguiremos aplicando con todo rigor nuestra autoridad para frenar esta práctica que trae graves consecuencias ambientales”, enfatizó Martínez. “No permitiremos que intereses económicos pongan en riesgo nuestros ecosistemas estratégicos”.
La operación contó con la participación de la Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental (Uiga) de la CAR, el Grupo de Caballería Mediano No. 13 Tequendama del Ejército Nacional, la Fuerza Aeroespacial de Colombia y la Policía Nacional. Todos coincidieron en un punto clave, proteger los páramos es proteger la vida.
Recomendaciones para evitar incendios forestales
Para evitar incendios y daños irreversibles en estas zonas, es fundamental que usted, como ciudadano o actor del territorio, tenga en cuenta algunas medidas preventivas clave. En primer lugar, evite cualquier tipo de quema a cielo abierto. Esta práctica está prohibida en áreas protegidas y representa un riesgo ambiental y legal. Si requiere deshacerse de residuos orgánicos o restos de poda, acuda a métodos controlados autorizados por las autoridades ambientales.

Nunca abandone colillas de cigarrillos, vidrios, plásticos ni objetos inflamables en zonas rurales o de montaña. Estos materiales pueden actuar como iniciadores de fuego, especialmente en temporadas secas. Si realiza actividades agropecuarias o de construcción en zonas cercanas a ecosistemas sensibles, asegúrese de contar con los permisos ambientales requeridos y de seguir buenas prácticas de manejo sostenible.
Asimismo, le recomendamos reportar de inmediato cualquier señal de humo, llama o actividad sospechosa relacionada con la quema de materiales al número de emergencias o a la Corporación Autónoma correspondiente. Su compromiso y vigilancia activa pueden marcar la diferencia. La conservación del patrimonio natural es una responsabilidad compartida, y proteger nuestros páramos es proteger el futuro.
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