“Somos Q”: el culto a la conspiración salta de internet a las masas durante un mitin de Trump

Por Isaac Stanley

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Algunos asistentes al mitin de Trump en Tampa llevaron camisetas y carteles con la letra “Q” en alusión al movimiento contra las teorías conspirativas en Estados Unidos (The Washington Post)
Algunos asistentes al mitin de Trump en Tampa llevaron camisetas y carteles con la letra “Q” en alusión al movimiento contra las teorías conspirativas en Estados Unidos (The Washington Post)

El martes por la noche los rincones más oscuros de Internet se iluminaron con comentarios políticos.

"Mitin en Tampa, cobertura en vivo", escribía "Dan" en el foro de 8chan junto a un enlace al discurso que el presidente Trump iba a dar en esa ciudad de Florida.

El hilo de comentarios invitaba a "inscribirse a Q" después de que un usuario afirmara ser un agente del gobierno con la máxima autorización de seguridad para servir al 45º presidente de Estados Unidos. Quieren luchar frente a lo que ellos denominan "estado profundo". "Q" alimenta a sus discípulos, que acaban siendo pedacitos del sistema de inteligencia. Ellos luchan para llegar a comprender la "tormenta": el término de la comunidad, extraído de la críptica referencia de Trump del año pasado ("la calma" antes de la tormenta) para lograr la conquista final del presidente por encima de las élites y los saboteadores del estado profundo.

Lo que la manifestación en Tampa hizo evidente es que hay devotos de estas falsedades, algunos de los cuales son adeptos a la fe del presidente mientras que otros muestran sesgos racistas y antisemitas.

Los creyentes en "QAnon", que es así como se conoce la teoría de la conspiración, estaban al frente y en el centro del Salón de Exposiciones de Florida State Fairgrounds, donde Trump acudió junto a los candidatos republicanos. Mientras el presidente hablaba, una cartel se elevaba entre la audiencia. "Somos Q", decía. Otro cartel mostraba un texto dispuesto en forma de "Q": Donde va uno, vamos todos".

El símbolo también apareció en prendas de ropa. Un hombre y una mujer vestían camisetas blancas a juego con el logotipo de YouTube junto a una "Q" en azul. La plataforma de videos fue criticada esta semana por convertirse precisamente en un lugar donde se dispusieron denuncias sin fundamento realizados por los creyentes de "QAnon" señalando que algunas celebridades de Hollywood eran pedófilas. Si uno buscaba el nombre de una de esas personas famosas salían videos donde se pretendía mostrar a una de sus víctimas compartiendo la historia.

La prominencia del símbolo "Q" llevó al delirio y a la paranoia en algunas zonas del público y dejó claro que "QAnon" es una consecuencia de la teoría de conspiración de #PizzaGate, que provocó que un pistolero abriera fuego en un restaurante de DC el año pasado, y que llenó los foros de internet con el popular mensaje "Make America Great Again" ("Hacer América grande otra vez").

"¡Espero que Trump mencione a Q!", escribía un usuario a través de 8chan. No necesitaba hacerlo. Mientras los confusos sitios de internet se hacían eco del discurso del presidente, su aparición se convirtió en una demostración de fuerza real para la comunidad que, en su mayoría, ha operado tras el anonimato.

El propio Trump, a veces, ha sido un proveedor de teorías de conspiración, sobre todo al negarse durante años a dar marcha atrás en su afirmación falsa de que Barack Obama no nació en Estados Unidos. También aseguró, sin pruebas, que su antecesor había interceptado la Trump Tower, y difundió la desacreditada idea de que millones de votos ilegales le dieron la elección popular. En la misma línea, asoció al padre del senador republicano Ted Cruz (Texas) con el asesino que disparó a John F. Kennedy.

Pero al ver los foros de internet, se deja constancia que "QAnon" cruza una nueva frontera. En el agujero negro de la conspiración, Trump, junto al fiscal especial Robert S. Mueller III, expuso a los demócratas Barack Obama, Hillary Clinton y George Soros como planeadores de un golpe de Estado y traficantes de niños en su tiempo libre. Y que también J.P. Morgan, el financiero estadounidense, hundió el Titanic.

En el mundo en el que viven los creyentes de "QAnon", los detractores de Trump, como el senador republicano John McCain (Arizona) y el asesor de Hillary Clinton, Huma Abedin, llevan pulseras telemáticas para rastrear su paradero. Los reportes de prensa son clasificados como "Operación Sinsonte", el nombre dado a la campaña secreta de la CIA para influir en los medios estadounidenses a mediados del siglo pasado. Los Illuminati tienen una gran presencia en "QAnon", al igual que los Rothschild, una rica familia judía vilipendiada por los teóricos de la conspiración, que los identifican como líderes de un culto satánico. Entre los líderes mundiales sabios de las influencias satánicas, según la teoría, está el presidente ruso, Vladimir Putin.

"QAnon" coquetea con la escatología, la filosofía fascista y el cine de Francis Ford Coppola. Sus seguidores creen que un "Gran Despertar" precederá a la tormenta final que Trump predijo. Y ahí es donde se dará comienzo a una victoria total que presagia un resurgimiento cristiano.

La implicación es que resolver las pistas de "Q" no solo explicaría el contragolpe planificado de Trump, sino que también explicaría todo el universo.

Cuando "Q" está ausente por largos períodos de tiempo, los seguidores toman nota.

"Por favor, díganme a dónde ir", escribía uno el mes pasado. "Me siento perdido sin 'Q'".

Algunos grandes nombres han comprado la fantasía. Roseanne Barr, la estrella de ABC a la que le cancelaron su serie por unos comentarios racistas a través de Twitter, ha publicado mensajes en esa misma red social que parecen respaldar la visión del mundo de "QAnon", centrándose en este caso en el abuso infantil. Ella ha intentado ponerse en contacto con "Q" en las redes sociales y ha retuitado mensajes que resumen la filosofía creada en torno a la persona que se esconde bajo un perfil falso en la red. Entre los promotores de "QAnon" también están Curt Schilling, el ex lanzador de los Medias Rojas de Boston, y Cheryl Sullenger, la activista que está en contra del aborto.

Hay un componente de "QAnon" que se puede interpretar como un llamado directo a la acción, que ya ha tenido consecuencias en la vida real.

El Departamento de Policía de Newport Beach (California) afirmó recientemente que estaba investigando la presencia de un hombre en las afueras de la oficina de Michael Avenatti luego de que un enlace al sitio web del abogado y las imágenes del edificio aparecieran en algunos hilos de "QAnon". Esta primavera, miembros armados de "Veterans on Patrol" dieron con un campamento de personas sin hogar y exigieron a las autoridades que lo investigaran como un sitio de tráfico sexual de niños, según NBC. Luego agradecieron a los seguidores de "QAnon" por apoyar su causa.