La oficina envidiable: ¿un diseño digno de Instagram puede atraer de vuelta a los jóvenes a la oficina?

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En el interior de la sala de conferencias "panqué de moras", las paredes están, desde luego, pintadas de azul. Pero no cualquier azul: es el color relajante que podría encontrarse en el dormitorio de un bebé, lo que la lata de pintura denomina "de mar a mar brillante". El centro de la sala es una mesa, roja y oblonga, adornada con suculentas falsas en macetas moradas.

Muy cerca está la sala de conferencias "afrutada", que tiene paredes rojas chillonas y sillas antiguas tapizadas con telas amarillas estampadas con piñas. Al final del pasillo está la sala "waffle con arce", donde la empresa celebra sus reuniones más serias con los inversionistas. Allí, las paredes son de un tenue tono café.

Esta es la oficina de la marca de cereales Magic Spoon, presentada en 2019, que el año pasado empezó a llamar a sus casi 50 empleados para que volvieran a trabajar en persona, al menos dos días a la semana. En el espacio de Magic Spoon en el SoHo, diseñado más o menos en el momento en que la empresa promovió el regreso a la oficina, las salas de conferencias están pensadas para que parezcan cajas de cereales.

"Uno de los principales valores de nuestra empresa es: 'Sé un Froot Loop en un mundo de Cheerios'", explicó Greg Sewitz, cofundador de Magic Spoon. "Queríamos que la oficina destacara eso".

El espacio también refleja lo que diseñadores, ejecutivos y trabajadores describen como una tendencia que no es del todo nueva, pero que se está convirtiendo en la opción preferida entre ciertas empresas emergentes, compañías tecnológicas y otros empleadores adinerados que compiten por los jóvenes talentos. Es lo que podría llamarse la oficina envidiable: lo que ocurre cuando las empresas intentan combinar las comodidades de una sala de estar y el glamur de unas vacaciones. Estos espacios --a menudo caracterizados por paredes de colores, muebles tapizados y libros de sobremesa cuidadosamente seleccionados-- atraen a los trabajadores con un montón de oportunidades para que estos llenen sus redes sociales con fotos tomadas en el lugar de trabajo.

"Se está inspirando en el hogar, en la hostelería y en Pinterest", afirmó Jordan Goldstein, codirector de Gensler, uno de los mayores estudios de arquitectura del mundo, cuyos clientes piden últimamente zonas verdes y asientos blandos. Citó como ejemplo la nueva sede de Marriott, que Gensler rediseñó para incorporar butacas, rincones de lectura y un árbol que crece en medio del vestíbulo. Hace poco, Gensler remodeló con este estilo las oficinas de Barclays, Pinterest y LinkedIn.

Sin embargo, al sentir de algunos empleados, todas las plantas falsas, las paredes de acento y las elegantes camas para perros a veces parecen diseñadas para enmascarar la incomodidad de las disposiciones que buscan ahorrar espacio, como los llamados "escritorios calientes", en los que los trabajadores ya no tienen sus propios espacios de trabajo asignados.

Antes del auge del trabajo a distancia, las diseñadoras de la oficina de Magic Spoon, Laetitia Gorra, de 41 años, y Sarah Needleman, de 33, eran las diseñadoras del club social femenino The Wing, un distintivo palacio rosa milénial con cojines y estanterías de libros clasificados por colores, que cerró el año pasado. En 2020, Gorra fundó la empresa de diseño Roarke, cuyas operaciones dirige Needleman. El dúo ayuda a los ejecutivos a imaginar cómo debe ser una oficina en un momento en que muchos trabajadores no están convencidos de que necesiten ir a una.

"Nuestra propuesta tiene mucho que ver con la retención de empleados", afirmó Gorra. "Venimos de trabajar en nuestros sofás en pantalones de yoga; ¿qué podemos hacer para que sus empleados quieran volver a la oficina?".

Es un ciclo que los trabajadores estadounidenses ya han visto antes: cuando cambian las normas de trabajo, el diseño de la oficina también lo hace. De hecho, en una encuesta realizada el año pasado por Gensler a 14.000 trabajadores de todo el mundo, casi el 40 por ciento afirmó que sus jefes rediseñaron sus oficinas durante la pandemia.

Granjas de cubículos, mesas abiertas

Hace poco más de medio siglo, la novedad más brillante de la vida de oficina era el cubículo.

En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la mano de obra de oficinistas en Estados Unidos estaba creciendo, impulsada por una economía en auge y una afluencia de mujeres al lugar de trabajo. Los "científicos" de la gestión, como Frederick Winslow Taylor, obsesionado con la eficiencia, habían presionado anteriormente para que las empresas trataran el trabajo de oficinista de manera más parecida al trabajo de fábrica. Apareció la Oficina de Acción: muebles de oficina modulares, que se convirtieron en cubos que hacinaban a las personas.

Las granjas de cubículos, según historiadores de la oficina como Nikil Saval, recordaban a la gente el lugar que ocupaban en la estructura de poder, ya que los altos cargos solían disponer de más espacio.

"Estabas rodeado de cientos de personas como tú", explicó Sheila Liming, profesora asociada del Champlain College y autora del libro de historia del diseño "Office". "Te haces a la idea de que eres replicable".

Es difícil ver una granja de cubículos e imaginar que suscite el tipo de ideas innovadoras que las empresas ansiaban en el mundo tecnológico de los noventa, después de que Bill Gates y Paul Allen mitificaran los comienzos de Microsoft en un garaje. Las nuevas empresas tecnológicas querían que los trabajadores salieran de sus cubículos estériles y se sintieran dueños de su trabajo, con un potencial de crecimiento infinito.

Esa fue en parte la idea que dio origen a una nueva fase del diseño de oficinas: la utopía tecnológica. Carolyn Chen, socióloga que pasó años investigando la vida en las empresas tecnológicas de la zona de la bahía, señaló algunos de los elementos físicos que distinguían sus campus. Había tentempiés gratis (vasos de mantequilla de cacahuete, papas fritas, mango seco) y a veces alcohol (cerveza, frosé). Había cabinas de siesta y sillones de masaje.

"Si pensamos en la manera en que Google revolucionó la oficina, fue en la idea de que había una invitación permanente para que los trabajadores no solo hicieran su trabajo, sino que también pasaran allí su tiempo libre", dijo Liming. "La palabra 'campus' es en realidad operativa".

Pero si hay algo más atractivo que un campus, es trabajar desde la cama. Así que cuando llegó la pandemia, y las oficinas se convirtieron en hogares literales en lugar de figurados, los directivos tuvieron que replantearse qué significaba hacer de la oficina un destino seductor.

Estética de las redes sociales

Cuando el equipo de Magic Spoon se mudó a la oficina a principios de este año, Sarah Bourlakas, de 26 años, que era la gestora sénior de redes sociales y comunidad, sacó una foto para publicarla en su historia personal de Instagram con el texto "En directo desde la sede central".

Esa compatibilidad con Instagram no es casual. Brooke Erin Duffy, profesora asociada de Comunicación en la Universidad de Cornell, sostiene que los empresarios están utilizando la estética de las redes sociales de la misma manera que utilizan los beneficios tradicionales, como la cerveza fría, o los menos tradicionales, como el concierto de Lizzo que Google ofreció a sus trabajadores. Se trata de crear imagen corporativa. Ahora las empresas quieren que el diseño de sus oficinas sea visible no solo para los empleados, sino también para todo el mundo en las redes sociales, lo que, según Duffy, tiene que ver con "retener a los empleados promocionando este lugar de trabajo divertido, agradable e hipersocial".

Antes, Hollywood y la televisión eran los principales sitios que anunciaban a los jóvenes el glamur de la vida de oficina, señaló Duffy. Estaban "El diablo viste a la moda", "Mad Men", "Aprendices fuera de línea", "La chica de la tele" y "Red social".

Ahora, las redes sociales son cada vez más el lugar al que la gente acude para idealizar la vida en la oficina, sobre todo en TikTok, donde creadores de contenidos como "Corporate Natalie" se burlan de las travesuras profesionales que muchos jóvenes, cuyas carreras empezaron durante la pandemia, aún no han experimentado. Más de la mitad de los trabajadores afirman que su sentido de la identidad proviene de su trabajo, según los resultados de las encuestas de Gallup realizadas entre 1989 y 2014. No es de extrañar, por tanto, que los jóvenes quieran poner en sus perfiles de las redes sociales lo que es tan central para su sentido del yo. Y cuanto más de moda esté una oficina, más fácil les resultará a los trabajadores transmitir que sus carreras son más emocionantes que los aburridos cubículos descritos en "Enredos de oficina".

Al visitar algunas de estas nuevas oficinas envidiables, en las que los trabajadores se encorvan sobre largas mesas con auriculares antirruido, se aprecia una gran diferencia entre lo que reciben y lo que dicen querer. Tienen vinilos decorativos y colecciones de libros. Lo que realmente necesitan, dicen algunos, es privacidad.

Comida y estornudos

Una caminata de 10 minutos separa a Magic Spoon de la agencia de comunicación M&C Saatchi Sport & Entertainment, que tiene una oficina que también Roarke rediseñó en 2021. Los trabajadores se sientan en largas mesas comunales de madera frente al ladrillo expuesto y rodeados de una jungla de vegetación artificial. Encima de un libro de sobremesa de Keith Haring hay un racimo de uvas de imitación.

Maddy Franklin, de 27 años, directora sénior de arte, dice que hay elementos de la nueva oficina que le encantan, como el hecho de que permita la presencia de perros. Pero, debido al sistema de escritorios calientes, no tiene sitio para guardar sus objetos personales.

También es difícil encontrar un sitio con monitor. Cuando Franklin trabaja en un gran proyecto, para asegurarse un puesto codiciado, "intento llegar a la oficina un poco antes", dijo.

Robin Clark, de 58 años, que trabaja como directora de mercadotecnia en una organización sanitaria sin fines de lucro, añora los días anteriores a la transición de su oficina a una planta abierta. Cuando su empresa hizo un rediseño completo en 2018, los ejecutivos trataron de hacer que el espacio fuera acogedor, creando áreas de descanso con sofás en colores brillantes como naranja, verde azulado y lima. Pero la falta de barreras entre los escritorios significa que la jornada laboral de Clark tiene un telón de fondo incesante y ruidoso: manzanas que crujen al ser mordidas, compañeros que estornudan. Cuando empezó a trabajar desde casa durante la pandemia, se dio cuenta de que lo que quería era paz y tranquilidad.

Como ella dice: "Con las paredes de los cubículos, tienes al menos la percepción de que tienes algo de privacidad".

Otros trabajadores también sienten nostalgia por la era del cubículo. Por ejemplo, Jerry Gulla, de 56 años, director de ingeniería con sede en Winchester, Massachusetts, que empezó su carrera en 1989, cuando los cubículos eran la norma. Con el paso de los años, al trabajar en oficinas de planta abierta y con sistemas de mesas comunales, echó de menos poder personalizar su escritorio, él mismo, no con la ayuda de una empresa de diseño.

Oficinas de Magic Spoon, donde las salas de conferencias están pensadas para parecer cajas de cereales, en el barrio del SoHo de Manhattan. (Bryan Anselm/The New York Times).

Un oficinista en Montgomery, Alabama, el 16 de abril de 2020. Los muebles de oficina modulares, que se convirtieron en cubos que hacinaban a las personas, se introdujeron en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. (Bob Miller/The New York Times).

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