El domingo, tres semanas del World TeamTennis en el complejo turístico de Greenbrier en Virginia Occidental se redujeron a un solo punto.
En el último partido de la final, el New York Empire y el Chicago Smash tuvieron a su disposición un punto para lograr el campeonato en la modalidad de muerte súbita del dobles femenil, tras un empate 6-6.
Sloane Stephens, del Smash, puso en juego su primer servicio. Coco Vandeweghe, del Empire, respondió con una derecha audaz y su tiro superó por mucho a Stephens, para llegar muy cerca de la línea de fondo.
El juez de línea no determinó nada, porque no había ningún juez en la cancha.
En cambio, la decisión crucial llegó de forma electrónica y, aunque Stephens y el Smash pidieron ver una repetición virtual de la marca de la bola, eso solo confirmó el dictamen de la máquina.
La repetición mostró que el tiro de Vandeweghe había tocado la mitad más lejana de la línea de fondo. El Empire obtuvo una victoria 21-20 y la celebración —sin mantener la distancia social, sino con varios abrazos grupales— pudo comenzar de verdad.
World TeamTennis estaba usando Hawk-Eye Live, un sistema automatizado que no solo elimina a los jueces de línea, sino también una característica que ahora nos resulta familiar, un desafío en el que los jugadores pueden pedir que un sistema electrónico revise la decisión humana.
Con Hawk-Eye Live, el sistema electrónico toma todas las decisiones, aunque hay algunos rasgos conocidos, como las voces grabadas que gritan “fuera”, “falta” o “falta de pie”.
Cuando un tiro es particularmente cerrado, en automático el sistema usa una voz grabada que proyecta más urgencia. Como sucede con los sistemas GPS, se pueden usar voces (e idiomas) distintos y, durante World TeamTennis, se usaron voces de hombre y de mujer en los partidos.
“Para nosotros, era importante tener una voz que siguiera diciendo ‘fuera’ en vez de un pitido o algún otro sonido pues así nos aseguramos de que no cambió la sensación del deporte”, opinó James Japhet, director general de Hawk-Eye North America.
Sin embargo, no cabe la menor duda de que Hawk-Eye Live representa un gran desafío y este mismo mes tiene programado su debut en un torneo de Grand Slam. La Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA, por su sigla en inglés) planea ponerlo en uso en todas sus canchas menos en las dos más grandes del Abierto de Estados Unidos, programado para celebrarse del 31 de agosto al 13 de septiembre. En 2006, el Abierto de Estados Unidos fue el primer evento de Grand Slam en utilizar decisiones electrónicas en las líneas para su sistema de desafío. En 2018, se convirtió en el primer Grand Slam en volverlo disponible en todas sus canchas. Ahora, viene la siguiente fase, conforme Hawk-Eye pasa de servir de control de calidad y herramienta para transmisiones televisivas a ser la primera y la última palabra.
El sistema también se utilizará para el Western & Southern Open, el evento combinado de la WTA y la ATP que se trasladó de los suburbios de Cincinnati, el cual está programado para llevarse a cabo la semana anterior al Abierto de Estados Unidos en el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King de la USTA en la ciudad de Nueva York.
“Me da gusto ver que el Abierto de Estados Unidos use Hawk-Eye Live”, comentó Carlos Silva, director ejecutivo de World TeamTennis. “¿Es el sistema perfecto? Lo más probable es que no. ¿Es cercano a la perfección? Sí. ¿Es más perfecto que los humanos? Ciento por ciento”.
También tiene el potencial de dejar sin trabajo a varios jueces de línea humanos, una de las razones por las que el deporte en general ha adoptado con lentitud el sistema Hawk-Eye Live. Asimismo, hay preocupación de que pudiera dificultar más el desarrollo de jueces de silla de calidad pues la línea es el camino típico hacia la silla.
“Me imagino que no recibiré tantas tarjetas de Navidad”, mencionó Japhet. “Nuestro negocio no es sacar a la gente del deporte. Simplemente hubo un resultado colateral frente a este avance particular de la tecnología. Por lo tanto, creo que sin duda hemos recibido cuestionamientos, el deporte y nosotros, en torno a lo apropiado de la decisión”.
Los últimos tres años, World TeamTennis eligió abstenerse del uso de jueces de línea y usó Hawk-Eye Live. Desde 2017, el circuito varonil ha hecho lo mismo en sus Finales Next Gen ATP, un evento experimental para los mejores jugadores menores de 22 años. No obstante, sobre todas las cosas, el motivo detrás de la decisión del Abierto de Estados Unidos es la pandemia del coronavirus y la necesidad de mantener la seguridad y un distanciamiento social.
“Se ha pedido a cada una de las áreas funcionales del torneo que limite la cantidad de gente que debe haber in situ”, señaló Stacey Allaster, directora del torneo del Abierto de Estados Unidos.
Esto incluye a funcionarios y, con el uso de Hawk-Eye Live en quince de las diecisiete canchas, el Abierto de Estados Unidos puede reducir de manera considerable la cantidad de jueces de línea in situ: de unos 350 a bastante menos de 100. Solo los estadios Arthur Ashe Stadium y Louis Armstrong Stadium seguirán teniendo equipos completos de arbitraje de nueve jueces de línea que trabajan rotándose turnos de una hora. Las otras canchas únicamente tendrán un juez de silla, quien dirá el marcador después de que el sistema Hawk-Eye Live dé su sentencia y quien se concentrará más en monitorear el comportamiento de los jugadores y el ritmo del juego. Los jueces de silla no tendrán permiso de dar un fallo contrario al de las máquinas en las líneas, solo se quedarán a cargo si se descompone el sistema durante un punto y no dan su decisión. Si fallara el sistema de audio, una luz en la silla del juez indicaría cuando Hawk-Eye Live haya determinado que salió un tiro.
El sistema no está exento por completo de fallas técnicas. Durante esta temporada de World TeamTennis, Jessica Pegula del Orlando Storm y Bernarda Pera del Washington Kastles jugaron una muerte súbita en un partido de singles femenil. Pera iba arriba en el marcador 2-1, cuando realizó un tiro que no fue señalado fuera, pero que Pegula y sus compañeros de equipo estaban convencidos de que había salido por mucho.
Solicitaron ver la repetición y sospechosamente el sistema mencionó que la pelota había caído dentro de la cancha.
“Estábamos convencidos de que no estaba bien”, mencionó Pegula. “Fue evidente que Hawk-Eye había cometido un error. Si viste el sitio donde cayó la bola, no es para nada donde estaba la marca. Cambiamos de lado y estábamos discutiendo con ellos cuando el juez de silla recibió una llamada de quien sea que trabaje con Hawk-Eye y dijo: ‘De hecho, están en lo correcto, Hawk-Eye se equivocó. La pelota cayó afuera’”.
Pegula continuó: “Si no hubiéramos peleado la decisión, tal vez no habría ocurrido eso porque el juez de silla simplemente confía en lo que dice Hawk-Eye. Así que se han presentado discrepancias”.
Japhet comentó que los técnicos de Hawk-Eye que monitorean el sistema también han tenido acceso a una transmisión de televisión que usan como una herramienta adicional para esas ocasiones peculiares. Sin embargo, señaló que se había probado el sistema automatizado y había mostrado una precisión de hasta 2 milímetros.
El circuito de la ATP, que hasta ahora solo había autorizado el uso de Hawk-Eye Live en las Finales Next Gen, ha aprobado el uso temporal del sistema en todos los eventos de la ATP a causa de la pandemia. Hasta ahora, el circuito femenil solo ha aprobado su uso en el Western & Southern Open, el primer evento de la WTA en usar el sistema.
Japhet mencionó que espera un aumento significativo del uso del Hawk-Eye en los próximos dos años en parte por la pandemia y la precisión del sistema, pero también por la economía. Aunque es caro operar el sistema con sus dieciocho cámaras, seis de ellas a cargo de un funcionario de revisión que monitorea las faltas de pie, también es costoso albergar, alimentar, transportar y pagar sueldos diarios a cientos de jueces de línea.
“Creo que cuadraron los números para los torneos”, opinó Japhet. “Tienen un ahorro neto al usarlo”.
c.2020 The New York Times Company