Otra epidemia devastadora: cada año el tabaquismo mata a cerca de 8 millones de personas en el mundo

La adicción a la nicotina genera múltiples enfermedades y perjudica a terceros con el humo. En el Día Mundial sin Tabaco, expertos brindaron consejos para dejar este mal hábito y recuperar el bienestar general. Cómo influye su consumo en medio de la pandemia por COVID-19

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Alertar sobre el tabaco también es contribuir a la concientización sobre enfermedades cancerígenas relacionadas con el tabaquismo
Alertar sobre el tabaco también es contribuir a la concientización sobre enfermedades cancerígenas relacionadas con el tabaquismo

La cifra de 75.000 muertos por COVID-19 en Argentina llama la atención y hasta horroriza. Pero otro tsunami sanitario ocurre todos los años, cuando en nuestro país mueren más de 40.000 personas por tabaquismo y a nivel global cerca de 8 millones, una epidemia que no cesa en tiempos de pandemia y que hoy se recuerda al celebrar el Día Mundial sin Tabaco.

El tabaquismo es una adicción a la nicotina del tabaco. En la mayoría de los casos, se produce a través del consumo de cigarrillos y con menor frecuencia a través del consumo de habanos, cigarros, pipas y otros. Se considera fumador a quien ha fumado al menos 100 cigarrillos en su vida y actualmente fuma todos o algunos días.

Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que consumen tabaco tienen un mayor riesgo de desarrollar un caso severo y morir por COVID-19. Por esta razón, un gran parte de la población fumadora se decidió a dejar la adicción en el marco de la pandemia.

La Argentina todavía no ratificó el Convenio Marco contra el Tabaquismo (EFE/Jeffrey Arguedas/Archivo)
La Argentina todavía no ratificó el Convenio Marco contra el Tabaquismo (EFE/Jeffrey Arguedas/Archivo)

En 1987, la OMS instituyó el Día Mundial sin Tabaco todos los 31 de mayo para llamar la atención de los países hacia la epidemia del tabaquismo y sobre los efectos letales que la adicción al tabaco provoca en el cuerpo. En Argentina, el 84% de las muertes por cáncer de pulmón se deben al consumo de tabaco. Desde 1979, la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC) lleva adelante el proyecto “Chau Pucho”, que acompaña a consumidores de tabaco a abandonar el cigarrillo y apunta a fomentar, en la población joven, la no iniciación en esta práctica.

“Desde que se deja de fumar, cada día hay una mejora en el estado de salud de la persona, y diez años después la posibilidad de desarrollar cáncer de pulmón se reduce a la mitad”, explicó la doctora Cristina Gaitán, especialista en neumonología y presidente de la Unión Antitabáquica Argentina UATA, y aclaró que “fumar poco no reduce el alto riesgo que provoca la duración del estímulo tóxico”. A través del proyecto “Chau Pucho”, los especialistas de la organización brindan talleres de tratamiento grupal para dejar de fumar.

El cáncer de pulmón causa más muertes que cualquier otro tumor. A su vez, de todas las causas de muerte, esta enfermedad está en segundo lugar después de las patologías cardiovasculares. Cada año, más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco según los datos de la OMS. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno. Además, a nivel mundial, se calcula que 165.000 niños mueren antes de cumplir cinco años por infecciones de las vías respiratorias inferiores causadas por el humo de tabaco ajeno. Los que viven hasta la edad adulta siguen sufriendo las consecuencias para la salud de la exposición al humo de tabaco ajeno, ya que las infecciones frecuentes de las vías respiratorias inferiores en la primera infancia aumentan significativamente el riesgo de desarrollar EPOC en la edad adulta.

El cáncer de pulmón es uno de los más expandidos, a consecuencia del tabaquismo
El cáncer de pulmón es uno de los más expandidos, a consecuencia del tabaquismo

“El riesgo de desarrollar cáncer de pulmón no sólo está relacionado con la cantidad de cigarrillos diarios. El llamado ‘fumador social’, o sea quien fuma pocos cigarrillos por día, es también un sujeto de alto riesgo para el desarrollo de este tipo de tumores, así como de otros tipos de cáncer, como el de laringe o vías respiratorias altas, de vejiga, páncreas y mama, entre otros”, explicó el doctor Carlos Silva, jefe del servicio de oncología del Hospital Británico de Buenos Aires y del Hospital Universitario Austral. El oncólogo agregó que la exposición al humo de tabaco ajeno en espacios cerrados -como la vivienda o un espacio de trabajo- también aumenta el riesgo de desarrollar este tipo de tumores.

Síntomas para estar alerta

Desde que el mundo está bajo los efectos de una pandemia, el término síntoma se volvió parte de nuestro lenguaje cotidiano y puede resultar útil para nombrar eso que deberíamos hacer con cualquier malestar: prestar atención.

La exposición crónica al humo de cigarrillo con el tiempo puede cambiar las células de los pulmones (Getty Images)
La exposición crónica al humo de cigarrillo con el tiempo puede cambiar las células de los pulmones (Getty Images)

Si bien la presentación de la sintomatología depende del tipo y la extensión del tumor, algunas de las alertas a tener en cuenta respecto del cáncer de pulmón son:

- Tos persistente

- Dolor constante en el pecho, al respirar o toser

- Secreción con sangre o de color oscuro

- Ronquera o cambios en la voz

- Bultos en las cercanías de la clavícula

- Fatiga, pérdida de apetito

- Ruidos al respirar o sensación de falta de aire

- Dolores en los huesos

- Infecciones pulmonares frecuentes

La detección de un cáncer puede surgir cuando un paciente se realiza por control una radiografía o tomografía computada de tórax y se encuentra una imagen anormal, o bien mediante estudios puntuales ante la aparición de alguno de estos síntomas. La detección precoz -screening- puede ayudar a encontrarlo en un estadio temprano, cuando aún puede ser curado.

Fumar, un hábito dañino que también afecta las vértebras, páncreas, corazón y arterias
Fumar, un hábito dañino que también afecta las vértebras, páncreas, corazón y arterias

“El hábito de fumar es una enfermedad de la cual no podemos dejar de hablar”, afirma la doctora Valeria El Haj, directora Médica Nacional de OSPEDYC. “Los componentes del cigarrillo pueden producir una gran cantidad de desórdenes capaces de generar enfermedades cancerosas y mortales, generando también dependencia social y consecuencias para los fumadores pasivos”, afirmó la especialista, que destacó los peligros de fumar tabaco:

-Cáncer de pulmón: fumar tabaco es la principal causa de esta enfermedad y es el responsable de dos tercios de las muertes por cáncer de pulmón en todo el mundo. La exposición al humo de tabaco ajeno también aumenta el riesgo de cáncer de pulmón. Después de 10 años de dejar de fumar tabaco, el riesgo de cáncer de pulmón se reduce a aproximadamente la mitad.

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- Enfermedades respiratorias crónicas: el riesgo de desarrollar EPOC es particularmente alto entre las personas que fuman desde una edad temprana, ya que el humo del tabaco retrasa significativamente el desarrollo pulmonar. El tabaco también exacerba el asma, que restringe la actividad y contribuye a la discapacidad. El abandono temprano del hábito de fumar es el tratamiento más eficaz para retrasar la progresión de la EPOC y mejorar los síntomas del asma.

- Contaminación del aire: el humo del tabaco es una forma muy peligrosa de contaminación del aire de interiores: contiene más de 7.000 sustancias químicas, 69 de las cuales se sabe que causan cáncer. Aunque el humo puede ser invisible e inodoro, puede permanecer en el aire hasta cinco horas, poniendo a las personas expuestas en riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias crónicas y reducción de la función pulmonar.

Los fumadores pasivos también están en peligro (Getty)
Los fumadores pasivos también están en peligro (Getty)

Pandemia por COVID-19 y tabaquismo

Teniendo como premisa la pandemia mundial que impacta con fuerza en el país, el Grupo Antitabaquismo del Hospital Italiano (GRANTAHI) dialogó acerca de la importancia de dar visibilidad sobre los riesgos que corren los pacientes de COVID-19 ya sean fumadores, ex fumadores o fumadores pasivos.

“La OMS sostiene que los pacientes fumadores, ex fumadores y las personas expuestas al humo de tabaco ajeno tienen más chances de tener una compleja evolución, frente a un cuadro de COVID-19. Esto quiere decir, que pueden llegar a necesitar que se les provea oxígeno y por ende tener un proceso de internación más delicado”, sostiene el doctor Guillermo Espinosa, autor del libro Dejar de fumar, de Del hospital ediciones, y coordinador médico del GRANTAHI, y agrega: “Gracias a la difusión de información y actividades que estamos realizando desde los distintos grupos y entidades que abordamos la temática, hubo un gran cese de consumo durante la pandemia. Por eso, en el marco del Día Mundial sin Tabaco, es importante generar debate y llevar aún más información a los hogares”.

La pandemia generó cambios de hábitos y conductas en las personas. Hemos visto pacientes que habían dejado de fumar y, debido al encierro y el estrés provocado por el miedo y la incertidumbre, retomaron el hábito. En otros casos, debido a la información sobre las consecuencias de afrontar un cuadro de COVID-19 siendo fumador, muchos pacientes encontraron en nuestro equipo la ayuda necesaria para dejar el hábito”.

Los especialistas destacan la importancia de cesar esta práctica, tanto para personas que consumen unos pocos cigarrillos por día, como para aquellos fumadores intensos.

Un hombre fuma un cigarrillo (EFE/José Pazos/Archivo)
Un hombre fuma un cigarrillo (EFE/José Pazos/Archivo)

Y destacan seis beneficios claves de este proceso:

- Recuperación del olfato, del gusto y de la capacidad física.

- Mejoría de la circulación sanguínea.

- Disminución del riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular (ACV).

- Disminución del cansancio.

- Menor dolor de piernas.

- Mejoría en la autoestima y en la calidad de vida.

Para concluir, Espinosa sostiene: “Si quieren dejar de fumar, que lo intenten. La mejor forma de dejar de fumar, es haciéndolo. Hay libros, herramientas accesibles y profesionales que están entrenados en estas prácticas. Se pueden tener tropiezos, pero es importante intentarlo y buscar apoyo”.

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Por otra parte, con el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), en 2020, LALCEC ha registrado una caída del 80% en la cantidad de estudios realizados para el diagnóstico temprano de cáncer y hubo un marcado descenso en el número de sesiones de quimioterapia y terapia radiante. En este sentido, desde la Institución remarcan la importancia de continuar con los controles, ya que la enfermedad avanza más allá del contexto sanitario. Cuando se detecta en estadios tempranos, el cáncer de pulmón puede ser tratado quirúrgicamente con éxito de curación en cerca del 20% de los casos.

“El cáncer no se incrementa ni decae por la presencia o ausencia del COVID-10, la incidencia del cáncer es la misma. El problema es que al disminuir la asistencia al médico no se detecta precozmente y consultan más tardíamente con más complicaciones”, detalló el doctor Silva, oncólogo y coordinador del área psico-social de LALCEC. A partir de este mes los pacientes oncológicos se encuentran incluidos en el calendario de vacunación del Ministerio de Salud de la Nación para protegerse del coronavirus, dentro de la población objetivo a vacunar (POV) de entre 18 y 59 años con factores de riesgo.

Cada año mueren en el mundo 8 millones de personas por enfermedades asociadas al tabaquismo (iStock)
Cada año mueren en el mundo 8 millones de personas por enfermedades asociadas al tabaquismo (iStock)

Bomba de toxinas

El humo del tabaco es una mezcla tóxica de más de 7.000 sustancias químicas. Al menos 70 de estas sustancias causan cáncer en personas o animales y cada vez que se inhala el humo del tabaco los químicos ingresan al torrente sanguíneo, trasportándolos a todas las partes del cuerpo.

Las sustancias químicas inhaladas pueden dañar el ADN, el cual controla cómo el cuerpo produce nuevas células y dirige cada tipo de célula a realizar su función. El ADN dañado puede hacer que las células crezcan de manera diferente a lo normal, estas células inusuales pueden convertirse en cáncer.

Cuanto más tiempo y cigarros fuma una persona, mayor es el riesgo; incluso fumar pocos cigarros al día o fumar ocasionalmente, aumenta el riesgo de cáncer de pulmón. Los productos de tabaco sin humo, como el tabaco para mojar y mascar, también pueden causar distintos tipos de cáncer.

El doctor Hernán Barugel, médico oncólogo y director Asociado del área de Oncología en MSD Argentina, señala que el tabaquismo es el principal factor de riesgo, no solo para el desarrollo de cáncer, sino que lo es para muchas otras enfermedades de alta prevalencia como ser la enfermedad cardiovascular y el EPOC. Y añade: “Dejar de fumar es una las acciones de mayor impacto en la salud que puede hacer una persona, los beneficios comienzan a percibirse a las pocas semanas y pueden lograr reducir los riesgos de padecer enfermedades como cáncer de pulmón, laringe, vejiga, entre otros, así como de padecer infartos cardiacos y cerebrales”.

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Una pequeña parte de los cánceres de pulmón se presenta en personas sin factores de riesgo conocidos para esta enfermedad. Algunos de éstos pueden ser simplemente eventos aleatorios que no tienen una causa externa, pero otros pueden deberse a factores aún desconocidos. Por esta razón, es trascendental reconocer la perjudicial percepción que se tiene sobre el cáncer de pulmón, considerándola sólo una “enfermedad del fumador”. La creciente inaceptabilidad social del tabaquismo ha contribuido a la formación de un estigma del fumador, combinado con la falta de comprensión sobre la adicción e información poco difundida sobre otras causas de cáncer de pulmón. Esto ha provocado que las personas con cáncer de pulmón se sientan culpables de su enfermedad, tengan o no un historial de tabaquismo.

Lo más importante que se puede hacer para prevenir el cáncer relacionado con el tabaquismo es no fumar cigarrillos o dejar de hacerlo. También es importante evitar el humo de segunda mano (fumador pasivo).

La doctora en Psicología Mariana Czapski, coordinadora del Departamento de Alumnos y docente en la Carrera de Psicología en Fundación Barceló, remarca lo esencial que es para la prevención en la adicción al tabaco, reconocer cómo afecta su consumo en nuestro organismo.

Cuando el consumo de tabaco cesa, el cuerpo comienza un proceso de asimilación y expulsión de las sustancias ingeridas. Si bien la nicotina en sangre tarda 12 horas en desaparecer, la dependencia tanto física como psicológica, tiene un proceso más largo y en ocasiones extenuante para la persona que decide intentar cambiar sus hábitos. Existen diversas asociaciones, que pueden hacer que dejar de fumar parezca imposible. Entre ellos, unir el tabaco a situaciones de ocio como las reuniones sociales, “breaks” de actividades estresantes, e incluso momentos de relajación y estimulación. Por ende, al intentar suprimir dichas acciones, se suplantan por sentimientos de tristeza, pérdida, frustración, ansiedad e intranquilidad”, puntualizó la experta.

Agenda

LALCEC llevará a cabo dos encuentros, virtuales y gratuitos: a las 18.30 horas, con inscripción previa, habrá un conversatorio sobre el programa “Chau Pucho”, y a las 19.00 horas, a través de su cuenta de Instagram, un especialista de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) explicará las claves y despejará las dudas acerca de la prevención del cáncer de pulmón.

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