“Soy un Chapito”: sicarios de Iván Archivaldo Guzmán, el “rey de la cocaína” patrullan impunes la sierra de Sinaloa

Sinaloa ha pasado de ser un atractivo turístico a una entidad acechada por el narcotráfico

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(Foto: Captura de pantalla)
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En la sierra de Sinaloa, tierra que vio nacer a uno de los cárteles mexicanos más poderosos, suelen circular camionetas de lujo, ferraris, lamborghinis con música a todo volumen. Al volante, supuestos sicarios de los “Chapitos”.

Tras la caída de Joaquín, el “Chapo” Guzmán, fundador del Cártel de Sinaloa, en la entidad se terminó el recato. Muchos jóvenes, que aspiran a imitar la vida de criminal multimillonario, convertido en mito, conducen vehículos de alta gama, bajan las ventanillas y patrullan las calles impunes y armados.

La presencia del cártel en Sinaloa, el centro de operaciones de los narcotraficantes, es ahora más visible y común desde la llegada al poder de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el “Chapito”, quien controla el menudeo en Culicán.

Sicarios del Cártel de Sinaloa pasean impunes

Una de las primeras inquietudes provocadas por la sentencia a cadena perpetua de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, el “Chapo”, fue quién sería el sucesor. Se manejaron diversos nombres, desde los capos históricos, hasta “cachorros”, pero el relevo tenía una lógica familiar que no podía transgredirse. Por eso, la responsabilidad de dirigir una de las organizaciones criminales más poderosas de México, recayó en el “Chapito”.

Según el expediente 3:14-cr-00658-DMS, del 25 de julio de 2014, radicado en el sur de California, Guzmán Salazar con ayuda de Ismael Zambada García, se había hecho cargo de la facción dejada por su padre.

Ivan Archivaldo Guzmán, el "Chapito". (Foto: Archivo)
Ivan Archivaldo Guzmán, el "Chapito". (Foto: Archivo)

La acusación, que también incluía órdenes de aprehensión contra el “Mayo” Zambada, Ismael Zambada Sicairos el “Mayito Flaco”, e Ismael Zambada Imperial el “Mayito Gordo”, formaba parte de una investigación que inició en septiembre de 2013, y que concluyó con evidencias de que los acusados no sólo tenían una fuerte organización dedicada al tráfico de drogas, sino gente que le lavaba dinero en todo el mundo.

En las páginas del expediente se lee: “El líder es el Mayo Zambada, encargado de negociar el precio de la cocaína en Colombia, Perú y Bolivia, y después planeaba el trasiego de la droga, mientras que Iván Archivaldo era el coordinador para el trasiego de grandes cantidades de cocaína desde Colombia a México, y luego a Estados Unidos, donde es entregada”.

De acuerdo con investigaciones, el mayor de los “Chapitos” es amante de los vehículos de lujo, incluyendo los Mercedes , tipo SLR McLaren; Ferrari, modelo Murciélago, y Lamborghini.

Iván Archivaldo, lo mismo que sus hermanos, se mueven con fuertes dispositivos de seguridad e informados por punteros y sicarios.

La fuerza oculta del Cártel de Sinaloa

Cajas de comida repartidas por la empresa "El Chapo 701, perteneciente a Alejandrina Gisselle Guzmán, hija del Chapo, por la pandemia de COVID-19 (foto: Reuters/Fernando Carranza)
Cajas de comida repartidas por la empresa "El Chapo 701, perteneciente a Alejandrina Gisselle Guzmán, hija del Chapo, por la pandemia de COVID-19 (foto: Reuters/Fernando Carranza)

El Cártel de Sinaloa, que nació en la primera mitad del siglo XX en una sierra mexicana, es hoy una plataforma global del narcotráfico que interconecta núcleos de producción y consumo. Se calcula que los sinaloenses tienen 60,000 kilómetros cuadrados de sembradíos de marihuana y amapola en México.

Son los principales mayoristas de cocaína sudamericana en Estados Unidos y Europa. Controlan las rutas terrestres en Centroamérica. Trafican heroína en Medio Oriente. Con precursores químicos asiáticos cocinan en sus laboratorios toneladas de metanfetamina.

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