
Una flor silvestre sudamericana que se creía extinta ha sido redescubierta en las montañas de los Andes según indicó una investigación que acaba de publicarse en la revista PhytoKeys.
La especie se encontró por primera vez hace casi 40 años en un bosque ecuatoriano, pero solo fue descrito por científicos en el año 2000. A esta flor silvestre naranja le dieron el nombre científico ‘extinctus’ porque el bosque en el que se encontraba había sido destruido en gran parte, lo que los llevó a sospechar que la planta tropical ya se había extinguido.
Sin embargo, los científicos del Field Museum de Chicago han confirmado ahora el primer avistamiento de la especie Gasteranthus extintus luego de cuatro décadas. “Extinctus recibió su llamativo nombre a la luz de la extensa deforestación en el oeste de Ecuador -explicó Dawson White-, investigador postdoctoral en el Field Museum de Chicago y coautor principal del artículo. Pero si se sugiere que algo ha desaparecido, nadie va a salir a buscarlo nunca más. Aún hay muchas especies importantes que todavía están por ahí, aunque en general, estamos en una era de extinción”.

La planta redescubierta es una pequeña habitante del suelo del bosque con extravagantes flores de color naranja neón. El nombre de su género, Gasteranthus, en griego significa ‘flor del vientre’, porque las plantas tienen una gran bolsa en la parte inferior con una pequeña abertura en la parte superior donde los polinizadores pueden entrar y salir.
Gasteranthus extintus se encontró en los bosques de las montañas de los Andes, donde la tierra se achata hasta convertirse en un plano que alguna vez estuvo cubierto por un bosque nuboso. La región, llamada Cresta Centinela, es conocida entre los biólogos por ser el hogar de un conjunto único de plantas que desaparecieron cuando sus bosques fueron destruidos casi por completo en la década de 1980.
A pesar de los informes de que más del 97% de los bosques en la mitad occidental de Ecuador han sido destruidos o convertidos en tierras de cultivo, incluida la mayor parte de Cresta Centinela, los investigadores comenzaron a buscar el verano pasado, comenzando por examinar imágenes de satélite para identificar bosques primarios intactos.
“Era la primera vez que planeaba una expedición en la que ni siquiera estábamos seguros de entrar en un bosque -relató Pitman-. Pero tan pronto como llegamos al suelo, encontramos restos de bosque nuboso intacto, y detectamos Gasteranthus extintus el primer día, dentro de las primeras dos horas de búsqueda. No teníamos una foto con la que compararla, solo teníamos imágenes de especímenes de herbario secos, un dibujo lineal y una descripción escrita, pero estábamos bastante seguros de que habíamos encontrado en base a sus pequeños pelos puntiagudos y llamativos de las flores barrigonas”.

Los investigadores tomaron fotos y recolectaron algunas flores caídas, no queriendo dañar las plantas si eran las únicas que quedaban en la Tierra. Enviaron las fotos al experto en taxonomía John Clark, quien confirmó que las flores eran Gasteranthus extintus, que no estaba tan extinguida como se creía.
Si bien la flor sigue estando en peligro de extinción, la expedición encontró muchas razones para la esperanza, según indicaron los investigadores.
“Entramos a Centinela pensando que nos iba a romper el corazón y, en cambio, terminamos enamorándonos -continuó Pitman-. Encontrar Gasteranthus extintus fue genial, pero lo que nos emociona aún más es hallar un bosque espectacular en un lugar donde los científicos temían que todo hubiera desaparecido”.
El equipo ahora está trabajando con conservacionistas ecuatorianos para proteger algunas de las áreas restantes de bosque donde vive G. extintus y otra flora espectacular de Centinela.
“Redescubrir esta flor muestra que no es demasiado tarde para revertir incluso los peores escenarios de biodiversidad, y pone de manifiesto que hay valor en conservar incluso las áreas más pequeñas y degradadas -aportó White-. Es una prueba importante de que no es demasiado tarde para explorar e inventariar plantas y animales en los bosques muy degradados del oeste de Ecuador. Todavía se están encontrando nuevas especies, y aún podemos salvar muchas cosas que están al borde de la desaparición”, concluyó.
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