El régimen de Cuba empezó a reducir desde este viernes el peso del pan subsidiado que entrega con la cartilla de racionamiento por la “baja disponibilidad” de harina de trigo en el país, según informaron medios oficiales.
A partir de esta jornada, el pan pasará de los 80 gramos actuales a los 60. El Ejecutivo castrista subrayó que la medida busca que, a pesar de la falta de insumos, se pueda mantener la oferta mientras la isla se recupera de la “situación circunstancial” en la que se encuentra.
No es la primera vez que el país pasa por una crisis de desabastecimiento de harina de trigo -la cual debe importar- en los últimos años. A inicios de 2024, el régimen de Miguel Díaz-Canel reconoció que no lograría garantizar para marzo el pan subvencionado de la canasta básica por la misma razón.
De acuerdo con el Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal), la isla cuenta con una “baja disponibilidad” de materia prima para la elaboración del pan debido “al escaso financiamiento” provocado, según el régimen, por las sanciones económicas de Estados Unidos.
Según explicó el Minal, la reducción del gramaje del pan incluye una rebaja en el precio actual de un peso cubano (0,008 dólares al cambio oficial) a los 75 centavos.
La canasta básica es el paquete de alimentos subvencionados que se distribuyen a cada cubano por la cartilla de racionamiento.
Cuba requiere diariamente de 700 toneladas de harina de trigo para sostener la producción del pan destinado a la cuota de una pan por persona.
Según datos de la ONU, Cuba gasta unos 2.000 millones de dólares anuales en la importación del 80% de los alimentos que consume.
Cuba está afectada por una profunda crisis económica agravada desde hace cuatro años, por la baja recuperación del sector turístico, las consecuencias de la pandemia, el embargo de Estados Unidos y los errores en la política monetaria.
La dramática situación que atraviesa la isla llevó a inéditas protestas en diferentes ciudades del país, que rápidamente fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad.
Asimismo, la crisis económica ha provocado un éxodo récord de ciudadanos, que supera con creces las migraciones masivas similares, incluyendo el éxodo por el puerto de Mariel en 1980.
Pero incluso dentro de Cuba, los demógrafos se debaten acerca del alcance de la disminución de la población del país, con estimaciones recientes que van desde alrededor del 10% desde 2020, a casi el 20%, o casi 1 de cada 5 residentes, solo en los últimos dos años.
“Hay países donde ha ocurrido, pero han estado en condiciones bélicas”, dijo Juan Carlos Albizu-Campos, un economista y demógrafo radicado en Cuba y que es profesor del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo en el país.
Albizu-Campos, que trabajó en el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana durante 30 años, sorprendió a muchos cuando estimó en julio que la población de la isla había caído a 8,62 millones de habitantes, una disminución del 18% en 2022 y 2023, una situación que describió como una “estampida migratoria”.
Juan Carlos Alfonso Fraga, vicejefe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), sitúa la población en 10,1 millones de habitantes, por encima de la estimación de Albizu-Campos pero aún así mostrando una “disminución importante” del 10% desde 2020.
“Cuba es un país que envejece”, dijo. “Hoy día, en septiembre de 2024, tenemos más de un 25% de la población con 60 o más años”, añadió.
La diferencia entre las dos estimaciones se reduce a detalles técnicos que expertos dijeron a Reuters se pueden determinar mejor mediante un censo. Un recuento de población formal se ha retrasado hasta al menos 2025, según funcionarios del país.
Si bien la escala de la migración sigue sin determinarse, expertos en población coinciden en afirmar que la mayoría de los que se han marchado del país son jóvenes aptos para trabajar.
(Con información de EFE y Reuters)