El movimiento de las piernas rompe el agua, con entusiasmo se agitan logrando figuras inimaginables. Sus extremidades parecen desarticuladas. Siempre alegres y sonrientes, las atletas logran construir rutinas perfectamente sincronizadas.
Pero, más allá de las grandes habilidades acuáticas que requiere de –resistencia física y flexibilidad, gracia, arte y precisión en el uso del tiempo, así como un excepcional control de la apnea bajo el agua–, el look de estas "bailarinas acuáticas" juega un papel decisivo a la hora de la competencia.
A diferencia de otras disciplinas, el jurado evalúa la sincronización entre la vestimenta, maquillaje, peinado y rutina. Cada detalle es sumamente importante.
El diseño de los trajes de baño, en cuestión de colores, dibujos, materiales debe ir acorde a la temática que desplegarán en el agua. En muchas ocasiones las atletas están involucradas en el proceso de confección a través del dibujo o hasta mano de obra.
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— Tendencias (@InfobaeTrends) August 9, 2016
Una vez preparado el traje de baño, la rutina y la coreografía, comienza el otro ritual, el del maquillaje y peinado. Son aproximadamente 50 minutos, como mínimo, en los que brochas, paletas de colores, delineadores –todos a base de aceite para resistir bajo el agua–hacen su trabajo. La mayoría además dominan a la perfección la técnica beauty ya que se automaquillan con tonos intensos y pestañas postizas, extravagantes como en una obra de teatro.
Las atletas utilizan productos especiales, incluso hechos a medida para ellas. Pero además, se aplican elementos que permiten fijar el look haciéndolo a prueba de agua. De esta manera, Maria Grebol contó a Infobae la trastienda del ritual de belleza que llevan a cabo las competidoras antes de lanzarse a la pileta olímpica.
Rostro: debe ser delicado y femenino, lograr un aspecto de piel de porcelana, similar al de una bailariana, pero sobre todo durar toda la competencia. "La base debe ser cremosa con componente aceitoso para que la molécula no sea soluble al agua", destacó Maria Grebol.
El rubor no es en polvo sino en barra ya que tiene mayor duración y penetración en el cutis. El resultado es prolongado y más intenso. "La atleta puede estar sumergida agua y el maquillaje no sufre alteraciones", agregó Grebol
Ojos: se busca una look teatral y dramático para que pueda ser apreciado por el público y jurado. Generalmente se aplican tonos fuertes, sombras violetas, rojas, azules, pero en crema o en formato de pigmento.
Por otra parte, los correctores, para cubrir imperfecciones, deben ser oleosos. El delineador -también con base cremosa- resulta fundamental para lograr intensificar la mirada, pero siempre a prueba de agua.
Las pestañas postizas son el objeto fetiche de las nadadoras, ideales para agrandar la mirada y completar el look.
Boca: perfectamente delineada en tonos rojos, bordó y violetas intensos, preferentemente mates y resistentes. Siempre deben estar en perfecta armonía con la vestimenta y peinado.
Cabello: aquí radica el truco olímpico. Las nadadoras suelen recogerse el pelo con un rodete alto. Para conseguir que "ni un pelito" esté fuera de lugar utilizan tres elementos básicos: agua, gelatina incolora y café.
Paso a paso cómo realizan esta receta mágica: se hierve el agua, se diluye el polvo de la gelatina y luego se aplica con una brocha en toda la zona que se busca fijar. Como puede adoptar una tonalidad blanca, se incorpora café para apagar el tono.
Para lograr un peinado de excelencia, también se recurre a elementos decorativos que ayudan a mantener intacto el cabello, como hebillas, clips o redes.