Más quietos y doloridos: la pandemia afectó la postura de los más chicos

La combinación de poca actividad física y el aumento del uso de pantallas provocaron dolores de espalda, de cintura y de cabeza en muchos niños. Cuáles pueden ser las consecuencias

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Ante la imposibilidad de salir a jugar o hacer deporte se incorporaron hábitos poco saludable de manera más asidua (Getty)
Ante la imposibilidad de salir a jugar o hacer deporte se incorporaron hábitos poco saludable de manera más asidua (Getty)

Mucho se habló desde el inicio de la pandemia por COVID-19 acerca de cómo la emergencia sanitaria afectó en diferentes aspectos a los más chicos. Desde ser los primeros en abandonar su actividad -debido a la suspensión de clases presenciales- y los últimos en recuperarla, pasando por las restricciones de salir siquiera a una plaza, hasta la pérdida de la socialización con sus pares y la interrupción de las prácticas deportivas de todo tipo.

Sin dudas, a las secuelas psicológicas se le irán sumando otras, que el tiempo se encargará de develar. Entre ellas, los efectos a nivel físico y postural, que empezaron a aflorar poco a poco, a medida que los chicos retomaron sus actividades.

“Durante todo 2020 hemos asistido a un deterioro de las condiciones físicas de nuestros hijos. Lamentablemente la pandemia nos aisló y nos ha puesto en una situación de falta de movilidad y de actividad obligadas por esta condición sanitaria, que terminó jugando en detrimento de la calidad postural y de la columna de nuestros hijos, y más de los que están en etapa de desarrollo”, señaló el quiropráctico (matrícula 9784) Marcelo Barroso Griffiths, y a ese escenario agregó que “además, todas las actividades 2.0, las actividades de internet, en computadora, con celulares fueron lo recurrente para mantener de alguna manera ocupados y entretenidos a los chicos”.

Todo eso, para él, llevó a que “ante la imposibilidad de poder salir a jugar o hacer deporte se incorporen estos hábitos como algo mucho más asiduo y paulatinamente se dio una marcada pérdida de la fuerza y la tonicidad lo que indefectiblemente termina afectando la postura”.

El médico traumatólogo infantil Leonardo Ávila (MN 99.931) es el encargado del sector de Ortopedia y Traumatología Infantil del Hospital Alemán, y ante la consulta de Infobae sumó el hecho no menor de que “muchos niños aumentaron de peso y como consecuencia de eso se agudizaron cuadros preexistentes de escoliosis, pie plano y desviaciones en los miembros inferiores, entre otras”.

Muchos niños aumentaron de peso y como consecuencia de eso se agudizaron cuadros preexistentes de escoliosis, pie plano y desviaciones en los miembros inferiores (Getty)
Muchos niños aumentaron de peso y como consecuencia de eso se agudizaron cuadros preexistentes de escoliosis, pie plano y desviaciones en los miembros inferiores (Getty)

“Hoy en día se empiezan a ver procesos de escoliosis, cifosis, lordosis, desvíos de columna, pero por sobre todas las cosas, estas situaciones juegan un papel importante a nivel funcional”, coincidió Barroso Griffiths, para quien “una alteración postural no sólo afecta desde lo estético sino que hay que ver lo que ésta genera funcionalmente, ya que termina modificando la actividad respiratoria, los volúmenes pulmonares se reducen, los chicos manejan menos volumen de oxígeno, se cansan más, y al perder perder tonicidad a causa del sedentarismo les falta fuerza para hacer ejercicios, pierden capacidad reactiva”.

Acerca de qué es lo primero que debe pensarse o hacerse ante un niño que se queja de dolor de espalda o cintura, Ávila consideró que “los padres son quienes conocen más que nadie a sus hijos y saben cuándo es un dolor que amerita consulta médica”. “Habría que evaluar si son dolores que aparecen después de no haber hecho deporte mucho tiempo, situación en la que siempre es aconsejable volver de manera gradual hasta que el cuerpo se adapte -analizó-. Hay dolores atípicos en los que conviene consultar a un especialista, como un dolor que aparece tras la actividad y permanece, o uno que impide el ejercicio, o es limitante de la movilidad. Siempre una dolencia que aumenta en intensidad y no mejora con un antiinflamatorio es una pauta de alarma para tener en cuenta”.

En opinión de la médica pediatra, especialista en Nutrición y Medicina del Deporte Patricia Jáuregui Leyes (MN 63508) “si aparece dolor al correr o dolor en la espalda son motivos de consulta a un traumatólogo pediatra”.

Y tras señalar que “los motivos de estas dolencias pueden ser muchos y pueden estar o no relacionados con haber permanecido con baja actividad física durante el 2020″, la secretaria del Comité de Medicina del Deporte Infanto Juvenil de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) precisó que “a los siete años hay dolores frecuentes tanto en la planta de los pies como en las piernas que tienen que ver con el eje de los miembros inferiores, también con el eje de las plantas de los pies” por lo que siempre es recomendación en esos casos hacer una consulta.

"Los motivos de estas dolencias pueden ser muchos y pueden estar o no relacionados con haber permanecido con baja actividad física durante el 2020″ (Getty)
"Los motivos de estas dolencias pueden ser muchos y pueden estar o no relacionados con haber permanecido con baja actividad física durante el 2020″ (Getty)

“Si el niño venía con alguna desviación, el no haber hecho actividad física puede hacer que aumente de peso y, por otro lado, la parte muscular perdió desarrollo y eso también influye, sobre todo en la adolescencia se pueden ver empeoramientos al momento del ‘estirón’”, agregó Ávila.

En este punto, Barroso Griffiths apuntó: “Hay que tener en cuenta que un chico en edad de desarrollo hasta los 18 años aproximadamente tiene posibilidades de hacer un desarrollo óseo concreto, y es hasta este tiempo que si el chico tiene una alteración postural hay chances de corregirlo. Cuanto antes se vuelva a la actividad física y se incorpore el movimiento como un estilo de vida más pronto podrán reducirse estas problemáticas que se incrementaron en el último tiempo

Para él, “un chico con alteraciones posturales va empezando lentamente a manifestar cuestiones que tienen que ver con desgano, mucho sueño, cansancio, todas señales que alertan que el chico se está empezando a aletargar”. “Es ilógico entender que pueda estar cansado cuando está todo el día quieto y no está haciendo tía física; básicamente eso es lo que está generando el cansancio”, destacó.

“Esta condición es lo primero que se empieza a manifestar; posteriormente cuando estamos muchas horas frente a la computadora o el teléfono es lógico ver la postura que estamos manteniendo frente a estos dispositivos: la columna se hace como una letra C para atrás, se mantienen posturas lateralizadas y se recargan distintos niveles de la columna generando dolores en brazos, cintura, cuello por las diferentes malas posturas que se van adquiriendo”, sumó.

Sobre el sedentarismo y la actividad física como solución

"Cuando uno permanece más de media hora sentado se activan todos los factores que tienen que ver con los mecanismos proinflamatorios" (Getty)
"Cuando uno permanece más de media hora sentado se activan todos los factores que tienen que ver con los mecanismos proinflamatorios" (Getty)

“En relación al sedentarismo, lo que venimos trabajando ya hace bastante tiempo en la Sociedad Argentina de Pediatría en consonancia con lo que se trabaja a nivel internacional es que cuando uno permanece más de media hora sentado se activan todos los factores que tienen que ver con los mecanismos proinflamatorios, entonces hay un enlentecimiento en la circulación sanguínea, un aumento del tono de las arterias y las venas, esto quiere decir que se estrechan, una disminución del volumen circulatorio y todo esto hace que predominen unas sustancias que circulan en el cuerpo que son pro inflamatorias, o sea que favorecen los estados inflamatorios”, comenzó a explicar Jáuregui Leyes.

Por eso, según precisó la especialista, “la indicación es hacer pausas activas aún cuando se está sentado en la oficina”. “No permanecer más de una hora, lo ideal es entre 20 minutos a media hora pararse aunque sea al lado de la silla en la que uno está trabajando y estirarse, mover la cabeza, mover los miembros y de alguna forma poner en actividad los grandes grupos musculares para disminuir los efectos de la posición sedente sentada”.

En relación con los niños, lo que los pediatras observaron es que “el tiempo que los chicos tuvieron que permanecer -los que tenían acceso a internet y pudieron conectarse y sostener clases por esa vía- mucho tiempo sentados, a lo que se le sumaba que la forma de entretenimiento durante el 2020 o relacionarse con los pares eran de nuevo los juegos online, a través de las redes y la pantalla eso hizo que estuvieran más tiempo en esta posición sedente o con poco nivel de actividad física”.

Para la experta, “durante el 2020, el espacio de juego activo en la escuela, el compartir actividades programadas según edad en una clase de Educación Física se perdió, entonces las posibilidades de juego activo y de movimiento disminuyeron mucho para los chicos”.

Y tras asegurar por definición de la Organización Mundial de la Salud, desde 2010 “los chicos en edad escolar, o sea los chicos a partir de los cinco años, tienen que mantener al menos una hora de actividad física de intensidad moderada a vigorosa al día y por lo menos tres veces por semana tienen que ejercitar sus grupos musculares y estimular la masa ósea a través de juegos que impliquen carga”, Jáuregui Leyes amplió: “Carga sobre sus articulaciones porque esto estimula la formación de hueso, lo cual en lo cotidiano se traduce en que un chico vaya a la plaza y se cuelgue del pasamanos, o dos chicos se pongan de un lado y de otro de una soga y tironeen, o que salten a la rayuela haciendo equilibrio sobre una sola pierna y después sobre las dos”.

"Durante el 2020, el espacio de juego activo en la escuela, el compartir actividades programadas según edad en una clase de Educación Física se perdió" (Getty)
"Durante el 2020, el espacio de juego activo en la escuela, el compartir actividades programadas según edad en una clase de Educación Física se perdió" (Getty)

En todas esas actividades, según explicó la especialista, “están trabajando con su propio peso y eso es trabajo de carga”. “Con el impacto del salto trabajan con su propio peso todo esto es un estímulo para lo que se considera la masa magra los músculos, los huesos y tiene un efecto positivo sobre la salud -explicó-. Y lo más importante es que tiene un efecto acumulativo, es decir, que los chicos que tienen actividad física de tipo vigorosa o intensa, que trabajan con el peso, con el traslado del peso a través de los saltos por ejemplo, van a tener al llegar a la adolescencia una mejor masa ósea. Y si esto se logra mantener, la práctica de actividad física durante la adolescencia, van a llegar a la edad adulta con menos riesgo de pérdida de masa ósea, lo cual es muy importante sobre todo en las mujeres”.

La mejor manera de cuidar la postura y la salud ósea es incorporar la actividad física como un estilo de vida; aunque estemos en pandemia o con pocas posibilidades de salir la idea es aunque sea en espacios reducidos mantener una actividad fisiológica y aeróbica que mejora las condiciones funcionales del cuerpo”, agregó Barroso Griffiths y recomendó: “A veces se cree que se necesitan grandes superficies y no es así. Simplemente con un elástico, por ejemplo, o con una pequeña colchoneta o una frazada en el suelo ya podemos hacer una infinidad de actividades físicas que pueden jugar un papel importante en la calidad de vida de nuestros hijos”.

Finalmente, si bien para Ávila hay algunas actividades más recomendables que otras para algunas desviaciones (por ejemplo desaconsejó el patín en problemas de rodillas), “gimnasia artística, natación, artes marciales, danza, fútbol, tenis, hockey, rugby, cualquier deporte o disciplina que puedan hacer ayuda a fortalecer los huesos y elongar los músculos”.

“Yo suelo decir a los padres que despegar el pie del piso siempre es bueno, sea lo que sea que el niño elija hacer -sostuvo el traumatólogo-. El consejo es siempre incentivar el movimiento, incluso en los adolescentes, que es la etapa más difícil para que sostengan una actividad y es la etapa de la vida en la que más deporte hay que hacer ya que es lo que va a marcar la salud osteoarticular para el resto de la vida”.

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