
Cuando cualquier peruano de más de 35 años escucha el apellido de Ferrando, inmediatamente piensa en Augusto. Ese gigante televisivo que por décadas se convirtió en el máximo referente de la televisión peruana con su ‘Trampolín a la Fama’.
Pero lo que pocos saben es que este personaje tuvo a un familiar que tuvo tanta fama como la tuvo él, solo que no en el Perú, sino más bien en Costa Rica. Se trata de Santiago Ferrando, y esta es su historia.
Comenzó en el deporte

Nacido el 20 de agosto de 1916 en Lima, Santiago Gilberto Ferrando Chirichigno, al igual que su famoso hermano, supo dejar una marca indeleble en el mundo de la locución deportiva y la animación.
Aunque la fama de Augusto eclipsó en cierta medida la de Santiago, aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo recuerdan su pasión por el deporte y su habilidad para transmitir emoción a través de las ondas radiales.
En 1954, el narrador tuvo la oportunidad de compartir micrófono en Radio Victoria, donde conducía un espacio de comentarios deportivos para la empresa Publicidad Ferrando.
Su talento para la locución y su profundo conocimiento del mundo del deporte lo convirtieron en un referente en la radio limeña. A pesar de su modestia y sencillez, Santiago era reconocido como un verdadero maestro de la palabra, capaz de capturar la atención de sus oyentes con cada relato.
Aventura tica

Sin embargo, fue en Costa Rica donde Santiago encontró su verdadero lugar en el mundo de la televisión. Después de trasladarse al país centroamericano, el mayor de los Ferrando se convirtió en una figura icónica en la pantalla chica, presentando programas como “El Club de los Niños del Tío Santiago” (los días sábados) y “Trampolín al Triunfo” (los domingos). Su carisma y profesionalismo lo convirtieron en uno de los rostros más queridos de la televisión costarricense, y su legado perdura hasta el día de hoy.
A este show televisivo llegaron algunas de las figuras más destacadas de la música latinoamericana. Desde el argentino Sandro hasta el ‘rey del mambo’ Dámaso Pérez Prado, Santiago logró reunir a un elenco de estrellas que cautivaron a la audiencia semana tras semana.

A pesar de su éxito profesional, nuestro compatriota siempre mantuvo los pies en la tierra y nunca olvidó sus raíces peruanas. Contrajo matrimonio con María Adilia Quesada y juntos formaron una familia, adoptando a un hijo al que criaron con amor y dedicación. Su generosidad y nobleza lo convirtieron en un ejemplo a seguir para muchos, tanto en Perú como en Costa Rica.
Y es que el mayo de los hombres Ferrando fue mucho más que un locutor deportivo; fue un embajador de la cultura peruana en Costa Rica y un ejemplo de profesionalismo y dedicación en su campo. Su historia es un recordatorio de que el verdadero éxito no se mide por la fama, sino por el impacto positivo que dejamos en la vida de los demás.
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